Mostrando entradas con la etiqueta semana. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta semana. Mostrar todas las entradas

La Foto de la semana 07-09-2014: "¡Buen viaje!"

Pocas veces a lo largo del año nos damos cuenta de que el tiempo pasa tan rápido como cuando estamos de vacaciones. Los primeros días, tenemos la sensación de poder realizar cientos de actividades. Por fin podemos dedicarnos a la familia, amigos, a nuestras aficiones y actividades favoritas sin la presión del reloj marcando los minutos para ir al trabajo, sacar al perro, llevar los niños al colegio, la hora de cierre del supermercado... Pasada la primera semana, los minutos pasan de un modo distinto. Es como si cada sesenta segundos durara, en realidad, treinta. En pocos días se acelera esta dinámica hasta que el día antes de la vuelta a la normalidad nos parece que se esfumara en apenas unas horas. Y así, de este modo, ha amanecido el primer fin de semana de Septiembre donde "La Foto de la semana" inicia una nueva travesía. Esperamos que sea un viaje apasionante, lleno de historias, imágenes y minutos para compartir con todos vosotros. Hoy levamos anclas rumbo al horizonte de la imaginación. A todos los que decidáis acompañarnos... Bienvenidos y ¡Buen viaje!







 




Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.


La Foto de la semana 20-07-2014: "Si soplas, vuelo"



Pablo paseaba por el prado en un día de primavera. Observaba las plantas, las flores, percibía el aroma de la naturaleza. De pronto escuchó una vocecita que decía con suavidad:

- Soy una flor delicada, atractiva y si soplas, vuelo. 

Pablo miró a su alrededor y comprobó que estaba completamente solo. Sin embargo, la voz repitió una y otra vez las mismas palabras. Desesperado, pues no sabía de dónde procedía el sonido, decidió sentarse sobre la hierba y analizar la situación. Entonces descubrió una flor blanca, de aspecto frágil y esponjoso que parecía formada por miles de diminutas fibras de algodón. Aún incrédulo se dirigió a ella con cautela:

- ¿Eres tú, hermosa flor, la que hablas?
- ¿Y quién si no?, respondió airada. Soy una flor delicada, atractiva y si soplas, vuelo.
- Entonces ¿Quieres que sople? ¿Quieres volar?
- ¿Quieres tú verme volar?
- ¿Si lo hago desaparecerás?
- Volar, es ser libre. Dejaré de estar a tu alcance, de tener la forma actual. Recuerda, la materia no desaparece, tan sólo se transforma.

Pablo dudó unos segundos. Luego llenó sus pulmones de aire y sopló. La hermosa flor se deshizo en miles de diminutas pelusillas blancas que flotaron en todas direcciones. El muchacho hubiera jurado que antes de alejarse tanto entre ellas que fuera imposible seguirlas con la mirada, dibujaron una sonrisa en el aire. Después cada hebra del color de la nieve emprendió un vuelo en solitario. Hacia un nuevo destino.

Pablo permaneció sentado con la vista perdida en el infinito repitiendo para sus adentros: si soplas vuelo; volar es ser libre; la materia no desaparece, tan sólo se transforma.



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 22-06-2014: "La Torre de los Deseos Olvidados"

Desde la pequeña ventana que iluminaba la estancia podía ver un paisaje hermoso. Pasaba horas ensimismado fantaseando sobre lo que haría si pudiera recorrer los prados, caminar entre los árboles y perderse por los bosques. Había memorizado cada centímetro de  aquella vista, como si de un cuadro se tratara. Lo había visto de un verde resplandeciente en primavera, vestido de cálidos ocres en otoño y engalanado con el manto de la nieve en los meses de invierno. 
Pero Daniel nunca podría tumbarse sobre la hierba ni apreciar el aroma de los árboles en una cálida tarde de Agosto. No podría remover la tierra con sus dedos ni disfrutar de la indescriptible sensación de libertad que provoca la brisa removiendo los cabellos. Daniel permanecía prisionero en la Torre de los Deseos Olvidados y esa era la mayor maldición que podía recaer sobre cualquier ser. Humano o divino. 
Cuenta la leyenda que cuando alguien que nos ama profundamente desea que se cumpla para nosotros algo con tanta intensidad que daría su vida a cambio de que sucediera, en realidad nos está condenando a vivir encerrados en la Torre de los Deseos Olvidados. Eso es lo que involuntariamente consiguió Manuela, la madre del joven, desde el mismo día en que éste nació. Manuela era una hermosa campesina enamorada de un pobre granjero. Con humildad y paciencia vivían su amor fruto del cual nació Daniel. El dueño de las tierras que trabajaban, un viejo tan rico como nauseabundo, se encaprichó de la belleza de la joven y ante sus constantes rechazos, vio como solución a sus anhelos asesinar al esposo suponiendo que la joven viuda con el bebé en sus brazos, sola y desamparada caería rendida a sus pies. Sin embargo, Manuela, prefirió huir al bosque con su retoño y sobrevivir allí junto a los osos y las ardillas, antes que ceder a las presiones del viejo desalmado y asesino de su amor. Los veranos sucedieron a las primaveras y éstas llegaron para iluminar los inviernos que a su vez habían congelado los otoños. El pequeño tenía ya siete años y la joven madre vivía angustiada por el futuro de su vástago. Proyectó en él su vida entera. Sus sueños de venganza, de justicia, de una vida mejor, eran los únicos temas de conversación entre ambos. Era una obsesión enfermiza que mantenía al mismo tiempo a Manuela con vida, pero aislada de la realidad. Sumida tan sólo en el oscuro deseo que que su hijo consiguiera todo aquello que la vida y la maldad de algunas personas les habían negado a su esposo y ella. Tan grande era su fijación, que sin quererlo, sin pensarlo, sin ser consciente de en qué momento sucedió, condenó a su hijo a vivir en la Torre de los Deseos Olvidados, que es donde quedan encerrados para toda la eternidad aquellos seres que alienados por los sueños ajenos, viven sus vidas a través de otros ojos, acumulan experiencias que no son las suyas, se frustran por desgracias ajenas y saborean venganzas que ni tan siquiera saben a satisfacción. Y es que Manuela, como tantos otros, olvidó en su lucha por la supervivencia, que dos personas bajo las mismas circunstancias, en el mismo punto del espacio y el tiempo, buscan soluciones diferentes a un mismo problema. Y presa del amor emponzoñado por el amargo regusto de la venganza, destruyó a quien se había convertido en su razón para existir confinándolo a vivir eternamente mirando el futuro tal y como ella lo había dibujado, como si de un cuadro al óleo se tratara.



Fotografía: Edurne Iza Panorámica de Heidelberg, Alemania
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 15-06-2014: "El profesor"

Manuela se afanaba por decorar el escaparate con los adornos típicos de la Pascua. Le parecía una tradición entrañable y disfrutaba llenando de colorido su establecimiento. Concentrada en su tarea miró hacia el exterior a través del cristal delantero de la tienda. Entonces lo vio pasar. Con paso firme, hablando por el móvil con la cabeza baja, concentrado en la conversación. No cabía lugar a dudas. Las gafas, la típicas chaquetas de cuadros que tanto le gustaba vestir, las largas zancadas... Se trataba del profesor. Aquel hombre taciturno con aspecto corriente y cerebro privilegiado que había descubierto la cura del cáncer y cuya vida estaba en peligro ya que determinados laboratorios farmacéuticos querían especular con la fórmula, mientras que el profesor quería compartirla con el mundo de forma gratuita.
Manuela había sido alumna suya en la universidad y había seguido los pasos del profesor hasta que le perdió la pista en uno de los numerosos cambios de identidad a los que tuvo que someterse para escapar de las garras de la prensa y de la persecución de los laboratorios. Manuela sintió una necesidad incontenible de acercarse a él, de invitarle a un café y preguntarle a qué se dedicaba en este momento, si había algo que ella pudiera hacer para contribuir a hacer público tan maravilloso descubrimiento. Estaba dispuesta a correr cualquier riesgo. Abrió la puerta y corrió a su encuentro. ¡Profesor! ¡Profesor!, él se detuvo en el centro de la calzada y se giró buscando el origen de aquella voz que tan familiar le resultaba y entonces... un autobús urbano que pareció surgir de la nada, lo arrolló dejándolo tendido en el suelo, inerte. El conductor se dio a la fuga y Manuela se quedó arrodillada junto a su maestro comprobando que no había pulso, que había fallecido en el acto y que se había llevado consigo la esperanza de vida de millones de seres humanos.


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.


La Foto de la semana 25-05-2014: "El mundo es redondo"

Mi día empezó en blanco y negro. A la hora indicada, tomé el vuelo hacia mi nueva vida. En la maleta llevaba tan sólo lo necesario, el resto me seguiría en un camión de mudanzas. Apenas ocho kilos de ropa y zapatos perfectamente ordenados en un trolley de cabina. No pagué penalización por exceso de equipaje y sin embargo sentía sobre mis hombros la pesada carga de dirigirme a un destino lleno de incertidumbre. 

Dentro del avión las acciones rutinarias se sucedían una a la otra con perfecta armonía. Los mensajes de megafonía, el catering, los avisos de seguridad... Zumo de tomate con sal y pimienta por favor. Mi petición fue recibida con una amplia sonrisa, un gesto diligente y la entrega de un vaso con mi bebida favorita. Conecté el iPod en modo aleatorio y la selección automática del reproductor fue perfecta. Sonó el hit de aquel verano inolvidable, la melodía con la que tantas bromas hicimos en la universidad, la que le regalé a mi mejor amiga por su cumpleaños, la que no podía evitar bailar aunque fuera siguiendo el ritmo con los dedos de la mano, la que siempre cantaba a voz en cuello... Mi gesto gris se había tornado en sonrisa sin apenas darme cuenta. Terminé el zumo y miré por la ventanilla:




Descubrí la belleza del cielo, los picos nevados, las nubes al alcance de mi mano... Sonreí. Acababa de descubrir que el paisaje no termina allá donde nuestra vista ya no puede alcanzar; que la vida no es una gama de grises; que hay tantos colores como estados de ánimo; que las fronteras las marcan las personas; que la vida termina en muerte, pero lo que pase entre ambos momentos sí, está en nuestras manos; que por muy mala que sea la noche siempre sale el sol; que el invierno nos enseña lo hermoso que será el verano... En un corto vuelo de apenas dos horas, descubrí que el mundo es redondo.



Fotografías: CC Edurne Iza: sobrevolando los Pirineos
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 06-04-2014: "Historia en venta"

Heredó la casa de su padre y éste del suyo. Construyó un hogar y una familia. El amor y la armonía reinaron durante muchos años. Llegaron los niños. Crecieron sanos y fuertes y fueron felices en una casa humilde pero repleta de cariño. Los adolescentes se hicieron hombres y abandonaron la casa familiar. Crearon sus propias vidas. Los adultos se convirtieron en ancianos y las enfermedades llamaron a su puerta, acosaron su existencia en una batalla sin cuartel que terminó como todas las guerras, en muerte, desolación y silencio.
Hoy es sólo un amasijo de piedras semi derruidas, hierros oxidados y salvaje vegetación abriéndose paso para recuperar un espacio que tiempo atrás le perteneciera. 
¡Hagan sus pujas! aquí y ahora, se cotiza barata una historia que en realidad no tiene precio. La de una familia, las vidas de varias generaciones. Un ADN que desaparecerá para dejar paso a un centro comercial, una cadena hotelera o quizá un elegante edificio de apartamentos.
Así, con un cartel blanco y un número de teléfono es como se pone una historia en venta.



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 16-03-2014: "Anonimato perdido"

Hacía tan sólo unos días que había regresado de Hollywood. Como cada año la alfombra roja se había llenado de celebridades, de vestidos impresionantes y de cientos de fotógrafos y periodistas dispuestos a obtener la mejor toma de la ceremonia. A pesar de que todas las encuestas le apuntaban como claro ganador de la estatuilla al mejor actor, una vez más su nombre no terminó la tan repetida frase de "And the Oscar goes to..." La prensa siempre especula en este tipo de situaciones. Hubo quienes aseguraron que se había refugiado en su mansión europea y que estaba sumido en una profunda depresión, manteniendo su mente en blanco a base de barbitúricos y alcohol. Otros imprimían historias absurdas acerca de ataques de ira hacia la Academia y el ganador justificadas con la superficial excusa del carácter caprichoso de los artistas.
La realidad era mucho más sencilla que todo eso. Conocedor del mecanismo del certamen, tras el fallo del jurado quedó decepcionado pero no sorprendido. Su película era demasiado explícita, nada diplomática y políticamente muy incorrecta. Él se sabía perdedor mucho antes del inicio de la noche mágica del cine. Por lo tanto, cuando los focos se apagaron y enrollaron la alfombra, se retiró a un pueblecito de la costa a practicar su segunda pasión después del cine, el piragüismo. Tenía una casita escondida en las montañas y pasaba horas paleando por las tranquilas aguas que bañaban los alrededores. A menudo se llevaba un libro y se quedaba flotando durante horas en su canoa en el medio de la nada, disfrutando de la naturaleza y del relax del anonimato.
Aquella mañana soleada no se percató de la presencia de un paparazzi. Desde lo alto de un puente tomó varias instantáneas del actor en su piragua. A los pocos días, mientras se dirigía al pueblo para desyunar, le sorprendieron las portadas de varias revistas asegurando su estado mental inestable aparentemente confirmado por numerosos testigos que le habían visto ingerir alcohol y drogas y deambular por las calles de la localidad desorientado y sin rumbo fijo.
El camarero del bar le sirvió, como siempre, un café con leche con la leche muy caliente y un croissant recién hecho y con sorna y la familiaridad de atenderle cada día durante años le dijo, tenga le sirvo su coctel antidepresivo. Acuérdese de romper unos cuantos vasos e insultar al resto de clientes antes de marcharse.
Ambos sonrieron con sorna y el artista continuó disfrutando de su desayuno a la francesa y es que cuando "firmó el contrato" para convertirse en famoso sabía que de algún modo perdía su vida privada, su reputación y por supuesto, su anonimato.


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 09-03-2014: "Cap Roig. Destino: Yo"


Cada verano, en un paraje tan singular como atractivo, situado a mitad de camino entre las localidades gerundenses de Palafrugell y Mont-Ras, los jardines de Cap Roig albergan un festival de música que atrae a miles de visitantes. Muchos acuden a la llamada de artistas consagrados, otros enamorados del paisaje idílico de la zona y todos, una vez allí, sucumben a los encantos de tan paradisíaco enclave.
Cuando me encargaron formar parte de la organización del evento me sentí un tanto confundida. En mi larga experiencia profesional nunca había participado en un acontecimiento de este estilo. A primera vista me resultaba demasiado silvestre. Muy lejos del glamour urbanita de cemento y cristal del que tan orgullosa me sentía de formar parte indispensable. Así que de mala gana cogí mis maletas y me instalé en un hotelito que en su página web definían como "con encanto y vistas al mar". La primera noche no pude dormir. Desde la amplia cama de mi habitación no escuchaba el murmullo del tráfico, las voces de los viandantes nocturnos en fase etílica de exaltación de la amistad ni los camiones de recogida de basura limpiando las vergüenzas de los cientos de miles de elegantes ciudadanos. Así, con las primeras luces del alba, me vestí con unos tejanos viejos y una camiseta raída, me escondí tras mis gafas de sol de Prada y decidí acercarme a la cala que rodeaba el hotel. Me senté en una piedra echando de menos el CO2 de los escapes de los coches, los gritos de los conductores histéricos por avanzar diez metros y el aroma de café recién molido. Pensé que mi imaginación me jugaba una mala pasada cuando fue precisamente ese aroma tan agradable y matutino, el del café tostado, el que invadió mi pituitaria. En un acto reflejo me giré y allí estaba él. Un anciano con la piel tan curtida como las rocas en las que estaba sentada, con el color del cielo de una tormenta de invierno en sus ojos y portando dos tazas despostilladas con humeante café. Me acercó una de ellas y me dijo
- Buenos días, le he visto desde la ventana del hotel y por su aspecto, he pensado que  necesitaba un buen café. Mi nombre es Ismael.
- Buenos días Ismael, la verdad es que me ha leído usted el pensamiento, muchas gracias-dije mientras tomaba la taza entre mis manos- mi nombre es...
- Sí, la conozco, es la diva de la organización de eventos... otra pobre víctima- masculló el viejo con sorna y una sonrisa de medio lado que otorgaba a sus ojos de tormenta un aspecto aún más salvaje y enigmático-
- ¿Disculpe? -dije con enojo-
- No se ofenda, he visto ya muchos y muchas como usted. Llegan obnubilados con sus ropas de marca, sus perfumes caros y sus agendas frenéticas. No pueden dormir, añoran la urbe. Señorita, desde el primer momento que ha descendido usted a la cala, ha sido atrapada. Aún no se ha dado cuenta, pero el océano está susurrando canciones de amor en sus oídos. Las rocas se encargan de crear el eco que repita sus palabras por si no las entiende la primera vez. Las aves marinas vigilan para que usted esté a salvo, el cielo cambia de azul a malva y las plantas del jardín botánico se encargan de perfumar el ambiente. 
- ¡Tonterías! -dije enojada y con gesto casi grosero- Gracias por el café.
Me marché airada pensando que había ido a toparme con el viejo loco del pueblo. ¿Porqué me tienen que pasar estas cosas a mi? -pregunté para mis adentros-.
Al oscurecer me acosté con el miedo de que el insomnio de la noche anterior se repitiera. Sin embargo, a los pocos minutos comencé a escuchar el murmullo del mar acariciando las piedras de la cala. Un profundo perfume inundó mi habitación y no pude resistir la tentación de saltar de la cama y abrir la ventana de par en par. Me choqué con una luna inmensa que casi podía atrapar entre mis manos, reflejada en la inmensidad infinita y ondulada del océano. Cientos de estrellas traviesas jugaban a brillar y desaparecer en el techo de aquel mundo de cuento al que sin querer y como había pronosticado el anciano me había trasladado sin remedio. De pronto la infinita soledad de aquel paraje perdido se transformó en libertad para cuerpo y alma. Los sonidos salvajes de la naturaleza, en dulces arrullos de amor. Me sentí como si hubiera descubierto un mundo a todo color tras una cortina en blanco y negro. Como la primera mujer en pilotar un avión, en pisar la luna. Viajé a Neverland, al mundo de Oz, Brigadoon, Atlantis, Camelot, Wonderland, Narnia... sólo por abrir una ventana. De pronto, mi mundo de Dior, Chanel y Prada, de tráfico y ejecutivos agresivos parecía tan ordinario, tan vulgar... Una copia barata de la verdadera fantasía.
Pasaron las semanas y con ellas mi colaboración en la organización del festival. Fue el mejor evento de mi vida. En realidad fue el evento que cambió mi vida. Liberó mi alma de prejuicios y desde entonces conduzco el coche de mi futuro sin semáforos ni atascos... Rumbo a mí. Destino: Yo.




Fotografía: Edurne Iza 
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 12-01-2014: "El túnel de los secretos"


El señor Piedrafría tenía una sólida reputación. Haciendo honor a su apellido proyectaba una imagen de tipo duro con actitud gélida y distante. Sin embargo, Pietro Piedrafría, ocultaba un secreto. De existir metódico, Pietro pasaba ocho horas al día rellenando formularios y sellando documentos en una oficina bancaria. Sus compañeros desde hacía más de quince años, apenas lo conocían. A la luz de la sociedad, era un hombre invisible, inaudible e insensible. Nadie sabía que 365 días al año, Piedrafría al finalizar su jornada laboral, abandonaba el despacho sin que nadie lo echara en falta. Caminaba con paso regular hacia el mar e invertía el resto de la tarde hasta que la luz del sol desaparecía por completo del firmamento, en recorrer los antiguos túneles de vigilancia que rodeaban la ciudad, erigiéndose en testigos ancestrales del acoso que ésta sufriera en la antigüedad por buques pirata y osados conquistadores que, por fortuna, siempre fracasaron en su intento, y que hoy constituían uno de los mayores atractivos para los amantes de los paseos histórico-naturo-culturales. Algunos tramos pasaban bajo tierra, otros regalaban vistas escarpadas al carácter indómito del mar. Los túneles podían transportar a los paseantes a un tiempo pasado. A un tiempo imaginario. A un tiempo mejor.
Pietro siempre realizaba el mismo recorrido. Llegaba hasta una suave curva iluminada por dos ventanas horadadas en la piedra y protegidas por sendos barrotes horizontales. Justo en el punto medio entre ambas ventanas, se guardaba el mayor y más profundo secreto de nuestro protagonista. El motivo de su, en apariencia, indolora tristeza, de su vida sin palpitar estaba grabado en una piedra casi cuadrada, en la cara interna de la pared exterior del túnel. Enverdecido por el paso de los años y el salitre del mar, dibujado a cuchillo con más amor que destreza, podía distinguirse un corazón, que redondo y voluptuoso, acogía dos iniciales. P y L. Pietro y Luna. Luna, el gran amor de Piedrafría que dejó de existir presa de las fiebres en una fría y oscura noche de invierno. Noche sin luna. Vida sin Luna. En realidad, Pietro murió en el mismo instante en que su amada respiró por última vez. Su futuro quedó atrapado en aquel corazón grabado en el túnel de los secretos. Su presente, en el escritorio de la oficina bancaria donde a nadie le importaba si se sentaba o no.
Como cada noche, cuando la luna se miró presumida en el espejo del océano, disfrutó por unos minutos de la cita con su amada para iniciar después, encorvado por el peso de los recuerdos, el camino de regreso a su eterna rutina. A su condena intemporal.



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La foto de la Semana 29-12-2013: "Solitaria multitud"


En estos días festivos es habitual ver recorrer las calles de nuestras ciudades a cientos de personas, cargadas de paquetes de regalo, de obsequios navideños. Pero también, desde el confort y el calor del hogar y la familia, no puedo evitar escudriñar en los rostros de algunas de esas personas que me cruzo a diario y descubrir una profunda y dolorosa soledad. 
Es cierto, en las ciudades vivimos en comunidad, casi masificados en algunos momentos. Sin embargo, la soledad es uno de los ciudadanos más habituales. En realidad creo que existen varios estados diferentes. El ermitaño, que escoge la soledad como quien decide el color de sus zapatos, en cuyo caso, no creo que debamos definirla como tal si no como una situación de tranquilidad y paz interior. Luego está quien daría todo por estar acompañado, pero no encuentra a nadie con quien compartir su vida. Ironías del destino, cuanto más se esfuerzan estos individuos por hallar a la persona especial, más infructuosa resulta la búsqueda. 
No podemos olvidar a los que ignoran que están solos. Viven en familia, tienen actividades y amistades, son extrovertidos, siempre están rodeados de personas y sin embargo, sólo llegan a descubrir lo solos que están cuando necesitan un hombro en el que llorar, un consejo o una palmadita en la espalda. 
Por último tenemos a quienes estando físicamente no acompañados, jamás se sienten solos. Entran, salen, tienen  hobbies, amigos... pero viven solos y felices.

Se acerca el final del año y  tenemos la costumbre de reflexionar y hacer balance. Pienso que nuestra civilización nos ensena a luchar, mejorar, progresar, estudiar, ganar enamorarnos, crecer... pero no nos ensena a perder, a estar solos o morir. No nos ensena que a veces un paso atrás sirve para dar un salto adelante. No nos explica que en ocasiones, estar a solas con nuestros propios pensamientos nos da la clarividencia de tomar la decisión adecuada. Nadie repite lo suficiente que la muerte es lo único seguro que tenemos al nacer y que por tanto cada minuto de vida es un regalo. Que equivocarse es parte del proceso vital. Que sólo somos quienes somos por lo bueno y malo que hemos vivido. Que no vale arrepentirse, sólo mirar adelante. Que no sirve auto compadecerse, sólo continuar luchando. Que el último soplo de vida y el pensamiento final que recorra nuestro cerebro será uno de los instantes más íntimos de todo ser humano y en ese instante, que también llegará para mi algún día en algún lugar, sólo deseo desaparecer pensando que no me dejé nada en el tintero. 

Dedicado a los que sufren y disfrutan. A los que aman y odian. Aciertan y se equivocan.
Dedicado a ti y a mí. 
A todos los que están dispuestos a exprimir 2014 en modo 365/7/24/60.


¡Feliz Año Nuevo!


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 08-12-2013: "Sigue tensando"


-¡Sigue tensando! ¡Sigue tensando!
Y obediente el muchacho forzó las cuerdas que rechinaban entre las pastecas hasta que su padre realizó un gesto con la mano indicando que ya era suficiente. 
Con un enorme bocadillo cada uno, se sentaron a descansar sintiendo el salitre en sus rostros. Era invierno y hacía frío, pero estando junto a su padre, disfrutando de un domingo en alta mar y con el suculento almuerzo entre sus manos, la temperatura más gélida se tornaba tibia y agradable.
Cuando hubieron terminado de comer, el hombre decidió compartir con su retoño un poco de filosofía de la vida.
- Las cuerdas son como las personas. Si las dejas sueltas, libres, sin ninguna atadura, no sirven para nada. Se quedan enroscadas en un rincón acumulando polvo. Si las estiras en exceso, son capaces de aguantar esa tensión durante unos minutos, pero luego sus hebras ceden y saltan en mil pedazos, dejando la situación mucho peor que al principio. Sin embargo, si les aplicas la fuerza exacta para que se tensen en la medida adecuada, y luego les dejas descansar, entonces te darán lo mejor de sí mismas. Trabajarán durante años y cumplirán su cometido sin rechistar. Igual que las personas.
- Pero padre, las personas no pasan por una pasteca ni se estiran... No entiendo.
- Según cómo lo mires hijo. Los obreros que van a la fábrica a las cinco de la mañana ¿crees que lo hacen por gusto? No, por un salario. Los oficinistas que soportan el despotismo de su jefe ¿lo hacen por gusto?. No, por dar una vida mejor a sus familias. ¿Los pescadores que retan a la mar cada día? ¿Los agricultores que luchan contra las malas cosechas?.
- Ya lo entiendo padre. ¿Y que sucedería si todas las cuerdas del universo se revelaran al unísono?
- Que el equilibrio de la naturaleza se rompería y el mundo tal y como lo conocemos desaparecería.
- ¿Y cómo sería ese nuevo mundo?
- Uno sin seres humanos hijo mío.

El padre abrazó a su hijo y en silencio continuaron disfrutando del mar, las cuerdas y la vida misma.



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.


La Foto de la semana 27-10-2013: "La caída de la hoja"


Sólo debemos darnos un paseo por cualquiera de nuestros bosques para comprobar que la mayoría de caminos están recubiertos de una acolchada capa de hojas secas. Verdes, amarillos, ocres... Nos sumergen en un océano de color, que bien podría haber estado pintado por el mismísimo Monet.

El fenómeno de la caída de la hoja, afecta a los árboles caducifolios. En otoño, las horas de luz disminuyen, la radiación solar pierde fuerza y las temperaturas nocturnas bajan. Todo ello dificulta que las raíces puedan absorber agua y nutrientes. Llega un punto, en que mantener el follaje es excesivamente costoso y la naturaleza elabora una estrategia defensiva para compensar la escasez de alimento. Se genera una película aislante entre la rama y la hoja, de modo que ésta no puede recibir savia ni clorofila. Las hojas perecen literalmente de hambre. Van amarilleando y perdiendo fuerza, hasta que el ligero peso de las gotas de lluvia o el vaivén de la brisa hacen que caigan, convirtiéndose en decoración estacional de nuestros bosques, pueblos y ciudades.

Los árboles pasan el invierno en un estado de baja actividad y por tanto mínimo consumo y aguardan silenciosos la luz y tibias temperaturas de la primavera para comenzar a trabajar a toda velocidad en generar el proceso inverso y poblar de nuevo sus ramas de vida y color.


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.


La Foto de la semana 06-10-2013: "A paso de tortuga"


¡Qué injustos somos con las tortugas! Siempre decimos que son lentas y torpes. En su defensa, sin embargo, son las ganadoras de la fábula de la liebre y la tortuga... ¿Curioso verdad?.
Lo cierto es que, por ejemplo, para las tortugas marinas, el primer reto con el que la naturaleza les pone a prueba es precisamente una carrera. Una muy especial, no contra la astuta liebre, no. Una carrera por su propia supervivencia.  
Las tortugas hembra camuflan sus nidos en la playa a una distancia suficiente de la orilla como para que no queden expuestos a mareas y tormentas. Cuando los bebé tortuga nacen, se quedan bajo la arena hasta que la temperatura exterior baja, ya que por instinto saben que tendrán más posibilidades de sobrevivir si realizan el recorrido desde el nido hasta el agua de noche, cuando un menor número de depredadores acechan su camino. Una vez en la superficie, las crías se orientan gracias al brillo y los reflejos del mar, aunque por desgracia en ocasiones, las luces de poblaciones cercanas pueden hacerles errar en la elección de su ruta y perecerán de inanición o cansancio o en las fauces de algún oportunista. Si toman el camino correcto, deben lanzarse a la carrera para alcanzar el agua antes de ser descubiertos por cangrejos o aves nocturnas. Sería estupendo decir que aquellas afortunadas que alcanzaron la orilla han superado todos los peligros, pero nada más lejos de la realidad. Es entonces cuando comienza una etapa más larga y dura que la anterior. Las tortugas miden en ese momento unos cinco centímetros. Son aún débiles para nadar con rapidez o luchar contra las corrientes y quedan expuestas a peces y aves marinas deseosas de probar tan tierno bocado. Así que hasta que cumplen el primer año de vida, suelen optar por ocultarse en bancos de sargazos que flotan a la deriva a corta distancia de la costa. Allí se encuentran protegidas mientras se alimentan con facilidad de otras criaturas más pequeñas.

Hoy, a paso de tortuga, ha entrado un nuevo miembro en mi lista de súper héroes... 

Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 29-09-2103: "Emos, Mods, Fresas y otras tribus urbanas"


Nunca pensé que nuestra sociedad pudiera estar fragmentada hasta el extremo de presentar no sólo grupos sociales, lo que toda la vida hemos llamado ricos y pobres, si no toda una forma de vida tras cada una de las etiquetas que clasifican a estos individuos que se definen miembros de una u otra tribu por tan diversos motivos como la indumentaria, el estilo de música o el estatus económico de sus familias. 

Por ejemplo, los Pokemones son jóvenes con complejo de Peter Pan, obsesionados por el mundo y la estética de la animación Manga. Los Emos, no sólo se sienten atraídos por la música del mismo nombre, si no que desarrollan una estética entorno a la melancolía y la infelicidad. Se trata de parecer amargado y depresivo resaltando problemas emocionales, existentes o no. Los Mods, herederos del movimiento modernista británico de finales de los cincuenta, se caracterizan por su interés en la música la moda y los Scooters. 
Luego vendrían los Fresas, también llamados Pijos, básicamente corresponde al histórico modelo de "hijo de papá" que sin haber hecho absolutamente nada en la vida, disfrutan, gracias al poder adquisitivo de sus padres de la mejor educación, ropa de marca, coches deportivos... Y se enfrentan a problemas tan graves como no tener un Armani para el cumple de Chuchi (los nombres ridículos parecen formar parte del estereotipo) o que Pipi no les ha invitado a la cena en su villa de Formentera. Utilizan coletillas como "o sea" y rozan la vagancia, el ridículo y la aberración. Podemos complicar aún más las estructuras de las tribus si analizamos casos como el de la japonesa Otakus que a su vez dispone de infinidad de sub tribus en función de su vestimenta o su música preferida o incluso del tipo de animación favorita.

El tema daría para escribir muchas páginas y realizar otras tantas reflexiones pero os animo a que echéis un vistazo a este link http://www.detribusurbanas.com.


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.


La Foto de la semana 28-07-2013: "Cuenta atrás"


Son muchos los que estos días mantienen sus miradas fijas en calendarios y relojes. Anhelando que llegue el momento de comenzar las tan ansiadas vacaciones. Hay quien se trasladan al mar o a la montaña, quien escoge disfrutar de la tranquilidad que se respira en estos días en las grandes ciudades. Los que aprovechan para visitar amigos y familia, para descubrir exóticos paraísos o simplemente para experimentar el inmenso placer de vivir al margen de las agujas del reloj. Sin la presión de "mañana tengo que madrugar".
En realidad, estar de vacaciones es más un estado mental que un plan de viaje. El objetivo último debe ser recargar las baterías y preparar cuerpo y mente para el nuevo reto que nos espera al final del descanso.

Así que desde Fotografía Edurne Iza, sólo nos queda desearos, sea cual sea vuestra hoja de ruta un muy feliz verano y recordaros que, como siempre, ¡Volvemos en Septiembre!.


Fotografía: Edurne Iza
Relato: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 21-07-2013: "La leyenda de la botella y el mensaje"


Cuenta la leyenda, que un soplador de vidrio que vivía en una pequeña isla justo donde el mar se junta con el cielo, fabricó una botella capaz de transportar mensajes de un extremo al otro del mundo. Era una botella de color verde y su creador tomó la precaución de colocar en su parte superior una etiqueta con las instrucciones para su correcta utilización. Aquellos que desearan disfrutar de tan singular método de comunicación debían únicamente cumplir tres requisitos: introducir el mensaje enroscado en su interior, cerrarla herméticamente y lanzarla al océano tan lejos como sus fuerzas les permitieran. Así durante siglos, la botella viajó por los siete mares y los cinco continentes. Transportó mensajes de amor, despedida, esperanza, desesperación, ayudó a arrepentirse a quienes eran demasiado orgullosos para pedir perdón, anunció guerras, armisticios, el último deseo de un anciano y el único anhelo de un enfermo... Sobrevivió a mil tormentas, y a otras tantas calmas chichas. Nunca perdió el color de sus letras ni se despegó su etiqueta. La historia afirma que era indestructible en el agua porque estaba fabricada de papel de algas y escrita con tinta de calamar y que las criaturas de las profundidades se encargaban de mantenerla siempre como el primer día que su creador la dejó marchar al vaivén de las olas. Hace algunos años, una tarde de otoño, apareció en una playa de un remoto pueblecito y fue encontrada por un anciano ermitaño que había perdido toda esperanza. De vivir, de ser amado, incluso había desestimado la opción de morir y estaba convencido de que el castigo por sus errores de juventud, sería vivir eternamente confinado en la prisión de sus recuerdos. El viejo tomó la botella y tras inspeccionarla con detenimiento se la llevó a casa. Allí, ignorando por completo las instrucciones de la etiqueta, decidió lavarla y colocarla en su cocina para guardar lentejas. Llegó el invierno y el hombre tomaba la botella una vez por semana para coger un punado de legumbres y cocinarlas. Luego, volvía a colocarla en la estantería siempre con la etiqueta hacia el interior. Un domingo a finales del invierno, dispuesto como siempre a coger sus lentejas se dio cuenta de que la botella ya no era verde y su etiqueta estaba medio despegada y a punto de caer. La tomó en sus manos y la miró con desinterés y cuando quiso terminar de arrancar el papel para tirarlo a la basura le pareció que aquel trozo de vidrio inerte emitía un grito desgarrador.
- ¡No por favor! ¡No me mates!
- ¿Cómo?-preguntó el hombre atónito ante la posibilidad de que la botella estuviera hablando con él-
- Si arrancas mi etiqueta matarás el motivo de mi existencia. Yo fui fabricada para recorrer los mares transmitiendo mensajes, no para guardar comida en una cocina. ¿No te has dado cuenta de que desde que me recogiste cada día he muerto un poquito? Por favor devuélveme al mar y permite que siga cumpliendo la labor para la que fui creada.
- ¿Por qué habría de hacerlo? No me importa lo que te suceda.
- Porque será el único modo de que puedas recobrar la paz en tu corazón. Porque harás algo bueno para las generaciones venideras y porque podrás escribir ese mensaje que nunca te atreviste a enviar.
El viejo colocó de nuevo la botella en el estante y se sentó en una silla. Permaneció allí, pensando toda la noche y con los primeros rayos del alba, tomó un trozo de papel y con pulso tembloroso escribió "Pido perdón a todos aquellos a los que herí con mis mentiras y con mi indiferencia. A los que ignoré cuando sufrían y aparté la mano cuando pedían ayuda. Ojalá pudiera vivir de nuevo porque sería un hombre mejor. Si lees este mensaje hazlo por mí. Enmienda mis errores. Se la buena persona que yo nunca supe ser."
La etiqueta estaba amarilla y reseca y permanecía adherida al cristal únicamente por un extremo. El hombre llegó a la playa, se acercó a la orilla y con las escasas fuerzas que quedaban en sus brazos, lanzó la botella entre las olas. Se sumergió unos segundos y cuando salió de nuevo a la superficie, emitió verdes destellos y su etiqueta estaba perfectamente colocada. El viejo regresó a casa pensativo y aquella noche, durmió profundamente, tanto, que no volvió a despertar. Murió plácidamente en su cama con la certeza de que el receptor de su mensaje sería capaz de corregir sus errores. Ya no tenía secretos que guardar.



Fotografía: Edurne Iza
Relato: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la Semana 07-07-2013: " 1897 Año de luz, ciencia y literatura"

El período que va desde 1897 a 1913, con la difusión de la corriente alterna, fue decisivo para el despegue de la industria eléctrica. Durante esos años la  demanda se incrementó de manera exponencial, provocando que fuera imprescindible reorganizar la generación para satisfacer necesidades a gran escala. Así en 1897 se inauguraba el flamante edificio en Barcelona de la Central Catalana de Electricidad, que fue constituida con el capital aportado a partes iguales por las compañías gasistas barcelonesas: la Catalana de Gas y la Compañía Lebon. El desarrollo y diseño técnico de la central termoeléctrica de la Catalana fue desarrollado en Nuremberg por la firma Schuckert.

1897 fue un año fértil para la literatura. Bajo el efecto de la nueva iluminación nacieron obras maestras que han llegado hasta nuestros días con la misma frescura con que nacieron y que sin duda  han recibido ya el galardón de la intemporalidad. Siguen sirviendo de inspiración a creadores cinematográficos que no se cansan de versionar a "Drácula", "El hombre invisible" o "Cyrano de Bergerac".


Fue también 1897 el año en que Félix Hoffman consiguió sintetizar el ácido acetilsalicílico, dando a luz a la Aspirina y en el que Guillermo Marconi  inventó la telegrafía sin hilos. Sería el 20 de Julio de ese mismo año cuando naciera Amelia Earhart, que se convertiría años después en la primera mujer aviadora en cruzar el Atlántico.


Podemos pues afirmar, sin temor a equivocarnos, que 1897 fue un año de luz, ciencia y literatura.




Fotografía: Edurne Iza
Relato: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella. 

La Foto de la semana 30-06-2013: "Shopping"


Hoy  hemos ido de compras. Hemos recorrido la mayor parte de las tiendas del centro. Hemos subido y bajado escaleras. Se ha probado cientos de pantalones, de chaquetas, bañadores, zapatos... En cada uno de los establecimientos me hacía un gesto con el dedo para que permaneciera en la puerta sin acceder al interior. Pensaba que me resistiría... Qué iluso, si estaba deseando poder tumbar mis huesos doloridos y descansar. No me hubiera movido de allí por nada del mundo.
No termino de comprender el concepto humano de shopping. Parece ser que les relaja, que experimentan una extraña sensación de felicidad y sin embargo, yo lo encuentro aburrido y extenuante. Además durante ese periplo por los centros comerciales, pierden todos esos papelitos de colores que tantos esfuerzos les cuesta conseguir... Dinero creo que le llaman. Quizá no atino a descifrar el jeroglífico del shopping porque yo no utilizo zapatos, ni trajes o corbatas... O porque mi mayor felicidad consiste en disfrutar de un buen hueso y un rato de juegos con mi familia de dos patas. Para mi, lujo es sentirme querido. La comida es una necesidad y lealtad, la mejor definición de amistad.






Fotografía: Edurne Iza
Relato: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella. 
 

La Foto de la semana 26-05-2013: "Aerofobia"

Edurne Iza, Aerofobia
Tengo un amigo que me contó que un amigo suyo tiene miedo a volar. Aerofobia, como le llaman los expertos. El caso es que hace unos meses, tuve la oportunidad de conocer al amigo de mi amigo y resultó que era justo lo contrario de lo que yo había imaginado. Pensaba que, frente a mí en aquella cafetería, aparecería un ser de aspecto frágil y con comportamiento de sabiondo de serie televisiva, al más puro estilo Sheldon Cooper. Sin embargo, imperdonable para alguien como yo, había sido víctima de todos los estereotipos existentes al respecto y me quedé gratamente sorprendida al estrechar la mano de Ismael, un joven atractivo y seguro de si mismo que no dudó en extenderme su tarjeta de visita, donde la combinación de las palabras senior, executive y manager no dejaban lugar a la especulación, y estrujar los huesecillos de mi mano con solemnidad y mirada penetrante. Dada mi profesión, mi amigo y amigo de Ismael, me había solicitado como un favor personal, que echara una mano al pobre e inseguro ejecutivo en su trance con los aviones.
Ahora que lo pienso, debéis disculparme ¿Dónde están mis modales?. El motivo por el que mi amigo me pidió ayuda, es porque soy psicóloga y pensó que sería capaz de charlar con Ismael, escudriñar en su pasado a base de preguntas "indiscretas" y descubrir el origen de su fobia a los aviones, lo que nos dejaría a mitad de camino de resolver el problema.
Lo que mi amigo no calculó es que en muchas ocasiones, los seres humanos nos sentimos inseguros e intentamos ocultarnos tras esa mirada fría de superioridad y gesto de perdonavidas con la que los padres regañan a los niños o los niños tratan a sus juguetes. No es algo que reconozcamos de forma natural, yo de hecho, al confesarlo, me convierto en una excepción. Solemos dejarnos influenciar por los libros de texto, las estadísticas y las teorías de comportamiento humano y tendemos tan pronto obtenemos una brizna de información sobre alguien, a catalogarlo, etiquetarlo, diagnosticarlo y hasta decidir el mejor modo de tratarlo, sin tan siquiera haberle dado los buenos días. Por lo que mi amigo me había explicado, yo había imaginado a Ismael como alguien que había pasado gran parte de su vida entre libros y teorías científicas, lo que le habría convertido en un ser con serios problemas para las relaciones humanas y con una clara tendencia a desarrollar todo tipo de fobias y manías. Así que cuando aquel extraordinario ejemplar del género masculino con su tarjeta de "Senior Executive" sus modales refinados y su mirada carente de miedos se sentó ante mí sólo encontré el recurso de la risa tonta y la pregunta incómoda y obvia.

¿Nuestro amigo en común me ha dicho que tienes miedo a volar? ¿Has tenido alguna mala experiencia en alguna travesía aerea?-Ismael respondió con una sonora carcajada y al ver mi gesto desencajado se aclaró la voz y repuso-
- La verdad es que perdí el miedo a volar hace mucho tiempo, a base de razonar, de analizar estadísticas de accidentes aereos y si te soy absolutamente sincero... A base de volar, que pienso que es la mejor terapia, enfrentar tus miedos hasta que desaparecen.

Ismael acababa de arrastrar por el suelo mi segundo, tercer y cuarto paso. Intentaba buscar algo adecuado que decir, cuando él continuó,

- Simplemente, nuestro amigo común me había hablado muchas veces de ti y tras darle un par de vueltas, se me ocurrió que un buen modo de obtener una cita contigo, sin necesidad de ponernos bajo la presión de llamarle cita, era despertar tu curiosidad y permitirte crear un estereotipo en tu cabeza para luego despedazarlo en unos minutos ¿Porque eso es lo que te ha sucedido verdad?.
- ¿Serviría de algo decir no?

Fue una tarde maravillosa, vestida con conversaciones inteligentes y desnuda de estereotipos. Esa tarde decidí que nunca jamás obtendría información previa de mis pacientes, al menos hasta pasada la primera visita.




Foto: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta foto libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 19-05-2013: "¿2D?"

Edurne Iza, ¿2D?

Paseando por la ciudad de Barcelona, llegué a La Fuente de Montjuic. Era de noche y estaba iluminada. Los chorros de agua cambiaban de dirección dibujando formas imposibles al compás de la música de fondo. Me alejé unos cuantos metros para tomar una fotografía de tan maravillosa escena, con la esperanza de que mi cámara pudiera no sólo captar la imagen, si no también las sensaciones que yo experimentaba en aquel momento. La perfecta armonía entre sonido y movimiento, la frescura de millones de minúsculas gotas de agua salpicando mi rostro, las expresiones de la gente que asombrada disfrutaba como yo de aquel instante. Cuando levanté el dedo del disparador, la magia se había producido. De algún modo, la simetría de la imagen y las espirales de luz en que se había convertido la fuente fueron capaces de captar la emoción de aquel momento. Quizá fuera casualidad, pero hasta el bebé del centro de la foto, que acompañaba a su padre en un cochecito, dejó de llorar cuando el espectáculo comenzó. En ocasiones una imagen nos muestra mucho más que dos simples dimensiones.



Foto: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta foto libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.