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La Foto de la semana 05-01-2014: "Madera de sueños"

Era invierno. El día después de una gran tormenta de viento, lluvia, truenos y relámpagos. El sol había decidido asomar tímidamente en un cielo que se debatía por aparecer azul pero no conseguía más que un tono gris plomizo. Decidí pasear. No tenía nada mejor que hacer. La tempestad había dejado muestras de su paso por toda la playa. Ante mí, un enorme tocón, que sin duda, en algún momento, en algún lugar, había dado vida a un gran árbol. No pude evitar la tentación de subirme sobre el trozo de madera reseca y balancearme haciendo presión con ambos pies, cuando me pareció escuchar una vocecilla ahogada:

- ¡Piedad!, ¡Piedad!

Miré a mi alrededor atónita. Intentando comprender de dónde procedía el sonido. Al no encontrar su procedencia, decidí continuar con mi entretenimiento y volví a juguetear con el tronco. De nuevo escuché los gritos, esta vez aún más angustiosos.

- ¡Por favor, por caridad, acaba con mi sufrimiento!

Un tanto asustada, me bajé de la madera y comencé a inspeccionar con detenimiento el objeto. Di la vuelta completa y cuando estaba husmeando por la zona de las raíces vi que una de ellas no estaba seca del todo, de hecho ¡Se movía! Me froté los ojos intentando convencerme de que no me había vuelto loca y entonces descubrí que la pequeña raíz tenía cara. Dos vivarachos ojillos y una boca redonda que se movía diciendo "ayuda, ayuda".
Incrédula decidí responder, con la esperanza de comprobar que todo había sido un efecto óptico, unas gotas de imaginación y el ulular del viento que me habían jugado una mala pasada. 

- ¿Hola?
- ¿Vas a quedarte ahí parada o piensas echarme una mano?
- Pero eres un tronco seco ¡los árboles no hablan!
- ¡Ay! humana de poca fe. Soy un árbol, sí. Pero no uno cualquiera. Procedo del bosque encantado. Más allá de donde alcanza tu vista. Mi desgracia comenzó el día que un hombre llegó al bosque. Su codicia por vender la madera de mis hermanos, le llevó a talar a la mayoría de nosotros. La Madre Naturaleza se enfadó tanto al enterarse que desató una tormenta nunca vista con anterioridad, pero antes, me encargó una misión muy especial. Me nombró responsable de crear un nuevo bosque encantado. Yo debería escoger el lugar y el momento. Así que con su fuerza prodigiosa generó un tornado, me arrancó de cuajo y me lanzó al mar. Floté durante días, semanas tal vez. Las ballenas y los delfines me ayudaron a alcanzar esta orilla. Aquí he permanecido varios días, a la espera de una señal que me indicara cómo continuar con mi misión. Ahora creo que se cómo.

Completamente imbuida en la surrealista conversación, contesté:

- ¿Ah sí? Y ¿cómo piensas hacerlo?
- ¡Tú me ayudarás!
- ¿Yo? ¡Ni lo sueñes! Además, ¿Cómo diablos podría yo ayudarte? ¡Qué tontería!
- Muchos han pasado por aquí. La mayoría me han ignorado. Unos pocos han reparado en mi presencia, pero tras echar un ligero vistazo ni siquiera han escuchado mis gritos. Sin embargo, tú, me has visto, me has oído y llevas diez minutos hablando conmigo ¿No te parece suficiente prueba de que tú eres la elegida?
- Bien. Suponiendo que así sea ¿Qué debería hacer?
- ¡Ayudarme a encontrar un lugar para replantar el bosque encantado!

Sin poder creerme lo que estaba haciendo, miré a mí alrededor. Arena infinita a izquierda y derecha. A la espalda colinas llenas de urbanizaciones y casas lujosas con jardines emperifollados y criadas con delantales de puntillas. Al frente… El mar.

- ¡Ya lo tengo! Situaremos el bosque en el medio del mar.
- ¿Y esa es la mejor idea que se te ha ocurrido? ¡Pues vaya ayudante que me he ido a buscar!  -Con gesto dramático la raíz miró al cielo y exclamó- ¡Madre Naturaleza, ilumíname!

En ese momento un rayo tan luminoso como vertical, partió el horizonte y atravesó el mar allá donde el agua se unía con las nubes. Y la raíz, continuando con su teatral comportamiento, se onduló en una reverencia casi imposible al tiempo que decía con suavidad:

- Gracias. Así se hará. –luego con tono condescendiente, continuó- Está bien humana. Parece que tu idea no es tan mala después de todo. ¡Sube, tenemos una misión que cumplir!

Por increíble que parezca, arrastré el tronco hasta la orilla y cuando conseguí que flotara, me subí sobre él. Aprovechamos la resaca para introducirnos mar adentro. Utilicé manos y pies  para avanzar animada por los gritos incesantes de mí, ya por entonces, nueva amiga. Perdí la noción del tiempo. Sólo sé que la playa se veía ahora como una fina línea en el horizonte. Estaba en mitad del océano subida en un trozo de árbol seco, guiada por una raíz parlante. Sin embargo, no tenía miedo. Sentía una sensación de plenitud para la que sólo encontré un  nombre. Libertad.

- Hemos llegado. Aquí es donde el bosque encantado debe renacer ¿Y ahora? –dije con la lejana esperanza de recibir una respuesta-
- Ahora esperemos una señal.

Pasaron horas. El sol buceó en el océano. Las estrellas comenzaron su bailoteo intermitente alrededor de la luna y yo me quedé dormida, mecida por el vaivén de las aguas y observando la inmensidad.

- ¡Despierta! ¡Despierta!

Sobresaltada pegué un salto y cuando ya esperaba sumergirme en las aguas saladas que me rodeaban, aterricé en un prado de hierba verde y mullida que amortiguó mi caída. Junto a mí un árbol infinito de tronco robusto y cientos de ramas frondosas que acariciaban las nubes. Prados vestidos de flores de mil colores, incontables especies arbóreas, animalillos de todos los colores y tamaños. Era como despertar en el paraíso. Se respiraba alegría, vida, salud. Miré con detenimiento y la pequeña raíz asomaba tímidamente junto al gran árbol. Sin decir nada, me regaló la sonrisa más sincera que jamás haya visto y se hundió para siempre en la tierra.

Me hubiera quedado allí sin más pero en el fondo de mi ser sabía que mi aventura llegaba a su fin. Una libélula revoloteó frente a mis ojos y me pareció que me invitaba a recostarme entre las raíces retorcidas del gran árbol. Obedecí.

- ¡Señora! ¡Señora! ¿Se encuentra bien?
- Sí, pero ¿dónde estoy?
- ¡Me ha dado usted un susto de muerte! Estaba paseando a mi perro y la he encontrado aquí tirada en la arena con la cabeza en este tronco seco. Creo que debió tropezar y se ha dado un mal golpe. A saber cuánto tiempo lleva inconsciente. Deberíamos llamar a una ambulancia.
- Muchas gracias, me encuentro perfectamente. Estaba cansada y decidí recostarme un rato. He tenido un sueño precioso. Extraño, pero maravilloso. He soñado que… Era libre.



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La foto de la Semana 29-12-2013: "Solitaria multitud"


En estos días festivos es habitual ver recorrer las calles de nuestras ciudades a cientos de personas, cargadas de paquetes de regalo, de obsequios navideños. Pero también, desde el confort y el calor del hogar y la familia, no puedo evitar escudriñar en los rostros de algunas de esas personas que me cruzo a diario y descubrir una profunda y dolorosa soledad. 
Es cierto, en las ciudades vivimos en comunidad, casi masificados en algunos momentos. Sin embargo, la soledad es uno de los ciudadanos más habituales. En realidad creo que existen varios estados diferentes. El ermitaño, que escoge la soledad como quien decide el color de sus zapatos, en cuyo caso, no creo que debamos definirla como tal si no como una situación de tranquilidad y paz interior. Luego está quien daría todo por estar acompañado, pero no encuentra a nadie con quien compartir su vida. Ironías del destino, cuanto más se esfuerzan estos individuos por hallar a la persona especial, más infructuosa resulta la búsqueda. 
No podemos olvidar a los que ignoran que están solos. Viven en familia, tienen actividades y amistades, son extrovertidos, siempre están rodeados de personas y sin embargo, sólo llegan a descubrir lo solos que están cuando necesitan un hombro en el que llorar, un consejo o una palmadita en la espalda. 
Por último tenemos a quienes estando físicamente no acompañados, jamás se sienten solos. Entran, salen, tienen  hobbies, amigos... pero viven solos y felices.

Se acerca el final del año y  tenemos la costumbre de reflexionar y hacer balance. Pienso que nuestra civilización nos ensena a luchar, mejorar, progresar, estudiar, ganar enamorarnos, crecer... pero no nos ensena a perder, a estar solos o morir. No nos ensena que a veces un paso atrás sirve para dar un salto adelante. No nos explica que en ocasiones, estar a solas con nuestros propios pensamientos nos da la clarividencia de tomar la decisión adecuada. Nadie repite lo suficiente que la muerte es lo único seguro que tenemos al nacer y que por tanto cada minuto de vida es un regalo. Que equivocarse es parte del proceso vital. Que sólo somos quienes somos por lo bueno y malo que hemos vivido. Que no vale arrepentirse, sólo mirar adelante. Que no sirve auto compadecerse, sólo continuar luchando. Que el último soplo de vida y el pensamiento final que recorra nuestro cerebro será uno de los instantes más íntimos de todo ser humano y en ese instante, que también llegará para mi algún día en algún lugar, sólo deseo desaparecer pensando que no me dejé nada en el tintero. 

Dedicado a los que sufren y disfrutan. A los que aman y odian. Aciertan y se equivocan.
Dedicado a ti y a mí. 
A todos los que están dispuestos a exprimir 2014 en modo 365/7/24/60.


¡Feliz Año Nuevo!


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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La Foto de la semana 15-12-2013: "Paseo solitario"

En las últimas semanas estoy disfrutando con una serie de televisión que me habían recomendado muchas veces y que sin embargo, no había encontrado el momento de ver. Se trata de Los Soprano. Mafia de los siglos XX-XXI al más puro estilo clásico italiano. Es magistral cómo juegan con los sentimientos del público haciendo al espectador tomar aprecio a un personaje que en realidad tiene todos los ingredientes para ser despreciable. Pero que nos muestra en cada capítulo esa ética especial del clásico gánster que a pesar de matar, descuartizar y lo que se tercie, tiene su corazoncito que se cuida muy bien de mostrar en público para no perder su estatus de hombre duro e implacable.
Sin duda, una de las genialidades de la serie es su banda sonora. Las piezas musicales escogidas para cada episodio son magníficas y nos recuerdan clásicos del cine y melodías que nunca pasarán de moda. Os recomiendo visitar este link para haceros una mejor idea http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:M%C3%BAsica_de_Los_Soprano.
En esta mañana de domingo invernal, soleada pero fría como el hielo, he decidido salir a dar un paseo. Mientras pensaba en esto y en aquello me he topado con un árbol casi infinito, trepando en solitario hacia las nubes. Me he parado a observarlo. Fuerte y orgulloso, pero infinitamente solo. Sin apenas darme cuenta he pensado en aquellos cowboys que recorrían el desierto con la única compañía de su caballo y un rifle para protegerse. Sin pretenderlo he vuelto a pensar en mi amigo Tony Soprano y en el capítulo de la cuarta temporada titulado Pie O My que culmina con el clásico de Dean Martin que llevo canturreando las dos últimas horas y que os dejo a continuación. Espero que os transporte, al menos por un par de minutos, al centro de vuestros propios pensamientos. Este, Oeste, Norte o Sur, allá donde sólo cada uno de nosotros tiene permitido el acceso.



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

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La Foto de la semana 08-12-2013: "Sigue tensando"


-¡Sigue tensando! ¡Sigue tensando!
Y obediente el muchacho forzó las cuerdas que rechinaban entre las pastecas hasta que su padre realizó un gesto con la mano indicando que ya era suficiente. 
Con un enorme bocadillo cada uno, se sentaron a descansar sintiendo el salitre en sus rostros. Era invierno y hacía frío, pero estando junto a su padre, disfrutando de un domingo en alta mar y con el suculento almuerzo entre sus manos, la temperatura más gélida se tornaba tibia y agradable.
Cuando hubieron terminado de comer, el hombre decidió compartir con su retoño un poco de filosofía de la vida.
- Las cuerdas son como las personas. Si las dejas sueltas, libres, sin ninguna atadura, no sirven para nada. Se quedan enroscadas en un rincón acumulando polvo. Si las estiras en exceso, son capaces de aguantar esa tensión durante unos minutos, pero luego sus hebras ceden y saltan en mil pedazos, dejando la situación mucho peor que al principio. Sin embargo, si les aplicas la fuerza exacta para que se tensen en la medida adecuada, y luego les dejas descansar, entonces te darán lo mejor de sí mismas. Trabajarán durante años y cumplirán su cometido sin rechistar. Igual que las personas.
- Pero padre, las personas no pasan por una pasteca ni se estiran... No entiendo.
- Según cómo lo mires hijo. Los obreros que van a la fábrica a las cinco de la mañana ¿crees que lo hacen por gusto? No, por un salario. Los oficinistas que soportan el despotismo de su jefe ¿lo hacen por gusto?. No, por dar una vida mejor a sus familias. ¿Los pescadores que retan a la mar cada día? ¿Los agricultores que luchan contra las malas cosechas?.
- Ya lo entiendo padre. ¿Y que sucedería si todas las cuerdas del universo se revelaran al unísono?
- Que el equilibrio de la naturaleza se rompería y el mundo tal y como lo conocemos desaparecería.
- ¿Y cómo sería ese nuevo mundo?
- Uno sin seres humanos hijo mío.

El padre abrazó a su hijo y en silencio continuaron disfrutando del mar, las cuerdas y la vida misma.



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

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La Foto de la semana 01-12-2013: "Mirada al futuro"



Dicen que en invierno, cuando la nieve cubre los campos y el hielo las cortezas de los árboles, si asomas la mirada por uno de los huecos que los troncos forman en su recorrido hacia las nubes, puedes ver tu futuro.
En ocasiones la incerteza nos acecha. No somos capaces de discernir cuál será la decisión correcta. Si es que alguna lo es. Y como seres humanos que somos, necesitamos pensar que en algún lugar, a nuestro alcance, existe un modo de ayudarnos a decidir.
Yo insisto y asomo el hocico por esos mágicos huecos de los árboles en busca de inspiración, pero lo cierto es que, como en tantos otros momentos de la vida, las decisiones las tomamos en solitario. Acertamos o no, nos hacen desgraciados o felices, cambian nuestra vida o la mantienen inamovible... Sólo cada uno de nosotros tiene su respuesta. 
Por eso cuando utilizo la magia de los árboles en busca de ayuda, en realidad cierro los ojos y busco en mi interior, porque ahí, en lo más profundo, se encuentra la solución.




Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

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La Foto de la semana 24-11-2013: "De nombre Sábado, de apellido Noviembre"

De nombre Sábado, de apellido Noviembre. Así registraron a la pequeña, de apenas unos días de nacida, que fue encontrada en los bosques de Gélida. Dada la originalidad de su salvador, de más está decir en qué día y mes fue hallada. La niña fue adoptada por un anciano matrimonio que vivía en lo más profundo del bosque y fue criada con sencillez y austeridad, pero con todo el amor y la ternura que aquellos viejos solitarios habían ahorrado durante toda su vida, con la esperanza de poder entregar en herencia al hijo que la Madre Naturaleza les negó y que, sin embargo, el azar puso entre sus brazos. A la edad de once años, en una noche fría como la muerte, Sábado quedó huérfana por segunda vez en el preciso instante en que sobresaltada por una pesadilla, acudió al dormitorio de sus padres adoptivos en busca de consuelo y al no recibir respuesta se percató de que abrazados y en paz, habían emprendido el camino hacia el mundo inalcanzable. Aquel, en que todos queremos creer pero del que nadie ha regresado.
La niña, curtida por la dura vida del bosque, continuó su rutina con la máxima normalidad que pudo. El invierno se aproximaba y la pequeña se esforzaba por acumular leña para sobrevivir a las temperaturas extremas que le esperaban.
Con más destreza que fuerza, propinaba habilidosos tajos a los troncos y elaboraba simétricos montones de maderos. De pronto, de entre los leños, apareció un diminuto personaje, vestido de verde, con la nariz roja y respingona y una sonrisa de oreja a oreja. Apenas medía veinte centímetros pero tenía una voz potente que sobresaltó a la muchacha.

- ¡Eh tú, Sábado!
- ¿Es a mi?
- Hay alguien más que se llame Sábado por aquí?
- Supongo que no, pero... ¿Cómo sabes mi nombre? ¿Quién eres?
- Soy un gnomo y he venido a cambiar tu vida

Ante tan lapidarias palabras Sábado se quedó atónita y decidió invitar a su nuevo amigo a cenar. Compartió con él un plato de gachas y un buen trozo de pan de maíz y al calor de la chimenea escuchó con atención lo que tenía que contarle. Le habló de flores, de un país cálido y rico en alimentos, de hadas y duendes, de pócimas y conjuros, de corceles alados. La niña creyó. Necesitaba desesperadamente un toque de magia que hiciera cambiar su oscura vida. Al amanecer el gnomo le sorprendió con un suculento desayuno. Además había preparado un hatillo con las pertenencias de la pequeña. 

- ¡Vamos! a desayunar que debemos emprender camino cuanto antes.
- Pero... 
- No hay peros que valgan, hip-hop, hip-hop

Sin saber muy bien por qué pero sin encontrar ningún buen motivo para negarse, Sábado siguió al hombrecillo que caminaba con decisión hacia lo más remoto del bosque. Más allá de donde la niña había jamás osado a adentrarse. Pasaron horas, de camino tortuoso, con los pies cubiertos de nieve y las manos insensibles por el frío. Cuando el cielo comenzó a oscurecer el gnomo se detuvo, se sentó en mitad del camino y dijo:

- ¡Aquí! ¡Hemos llegado!
- ¡Pero si aquí no hay nada! -protestó la pequeña-
- ¿Llamas nada a esto?

Y con un giro de sus manos apareció ante ellos una portezuela dibujada en la nieve. Con dificultad, levantaron la trampilla de madera y se deslizaron hacia el interior del túnel. Caminaron unos minutos a oscuras y entonces... sucedió. Ante los obnubilados ojos de Sábado se abrió un mundo de color y primavera. De gentes amables y sonrientes que convivían con naturalidad. El gnomo la condujo hasta una pequeña cabaña de madera, sencilla pero mucho más confortable que lo que estaba acostumbrada. El hombrecillo abrió la puerta y haciendo una reverencia le dijo, "Bienvenida a casa". Ante la confusión de la niña, decidió que era el momento de explicarle la verdad. 
- Fue durante una tormenta, hace once años, tu madre necesitaba un ingrediente para completar la pócima, un ingrediente imposible de encontrar en estas tierras y que sólo puede obtenerse en Gélida, la nieve. Le dije que era peligroso, que el bebé estaba en camino, pero ella deseaba con tanta fuerza cambiar el curso del destino que se aventuró a cruzar el túnel en busca de la nieve que necesitaba para su receta. Nunca regresó. Crucé cientos de veces, recorrí los bosques sin descanso, pero nunca hallé rastro de ella, ni de la criatura, hasta hace dos días, cuando te encontré y supe que eras tú, porque tienes su rostro, su coraje y llevas escrito en los ojos que quieres una vida mejor.

- Pero entonces... ¿Tú quien eres?
- Yo soy tu padre y no, no siempre fui un gnomo. De hecho, la pócima en la que tu madre trabajaba era para devolverme la forma de hombre que un hechizo me arrebató. Magia destructiva ejercida por el Gran Brujo, que enamorado perdidamente de su belleza no pudo soportar nuestra felicidad y víctima de los celos aplicó sobre mi. Ella deseaba que fuéramos felices y por ello arriesgó todo y cruzó a Gélida. Ya nunca podré recuperarla pero al menos ahora te tengo a ti, mi pequeña. 
- Ahora comprendo todo -repuso Sábado abriendo un pequeño colgante que llevaba oculto bajos su ropas andrajosas-

Del camafeo extrajo un papelito amarilleado por el tiempo y de los pliegues de su abrigo un copo de nieve que aún no se había derretido. Tomó un cuenco, recogió una flor de aquí, un poco de agua de allá y agitó la mezcla con fuerza mientras releía el papel verificando la receta. Se la dio a beber al gnomo pero, sin querer, derramó unas gotas sobre el suelo. La estancia se cubrió de humo. Sábado comenzó a toser violentamente y pasados unos segundos cuando el aire se hubo aclarado... Ante sí visualizó la imagen más bella que nunca hubiera podido soñar, el gnomo se había transformado en un hombre apuesto y fuerte y a su lado, de las gotas derramadas en el suelo, surgió una hermosa mujer que lloraba y reía de felicidad.

Los tres se abrazaron en un instante eterno de infinita felicidad. Once años de penurias habían terminado con un hechizo roto y una familia feliz. Y así vivieron por siempre en el país de la eterna primavera.

Y colorín colorado...


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

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La Foto de la semana 17-11-2013: "La idea de Plumín"


Hacía ya varias semanas que el otoño había llegado. Viento, lluvia. Una sensación desapacible invadía el cuerpo de todos los que caminaban por la calle. Los días se habían vuelto ya más cortos y las noches más largas invadiendo los espíritus de un sentimiento pre invernal.
El señor Plumín, ilustre propietario del diario local más vendido de los últimos cincuenta años, caminaba con paso firme en dirección a la rotativa. Como cada mañana desde hacía varios meses, una tremenda preocupación rondaba su cabeza. Las ventas estaban cayendo en picado y si no ideaba algún plan efectivo, pronto tendría que anunciar la quiebra de su negocio.
De pronto una violenta ráfaga de viento colocó a sus pies un ejemplar de su principal competidor. Justo abierto por una página que mostraba ofertas navideñas de un centro comercial cercano. El cerebro de Plumín comenzó a trabajar, a enlazar ideas, conceptos, fechas... Y de pronto ¡La solución!.
Aprovechando la proximidad de la campaña de Navidad, organizaría un sorteo entre los compradores de su diario, en el que podrían participar mediante la adquisición del cupón que se entregaría junto con cada ejemplar del diario, cada día hasta el 24 de Diciembre, fecha en la que se celebraría la rifa. El premio consistiría en colaborar en el desarrollo de una versión online, incluida la versión para dispositivos electrónicos portátiles. La publicación de Plumín se encontraba ubicada en una población famosa por contener la comunidad de universitarios más grande de la zona. Por tanto decidió reforzar su campaña con anuncios en cada facultad y breves cuñas en las emisoras de radio locales.
La idea de Plumín fue un éxito rotundo y a los pocos meses, el talento de un grupo de estudiantes elevó su diario a niveles de ventas que no alcanzaba hacía más de diez años y sirvió a los jóvenes para conseguir el premio al mejor proyecto de final de estudios y a una beca en el extranjero para perfeccionar sus conocimientos.
Fue una gran entrada de año para Plumín, quien desde entonces asocia el viento a la llegada de inspiración y buenas nuevas.



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

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La Foto de la semana 10-11-2013: "Avatar"

Ambientada en el año 2154, los acontecimientos que narra se desarrollan en Pandora, una luna del planeta Polifemo habitada por una raza humanoide llamada na'vi, con la que los humanos se encuentran en conflicto debido a que uno de sus clanes está asentado alrededor de un gigantesco árbol que cubre una inmensa veta de un mineral muy cotizado y que supondría la solución a los problemas energéticos de la Tierra: el unobtainium. Jake Sully, un marine que quedó parapléjico, es seleccionado para participar en el programa Avatar, un proyecto que transporta la mente de los científicos a unos cuerpos artificiales de na'vi para que la comunicación con los nativos resulte así más sencilla. A pesar del fin científico del proyecto, el coronel Quaritch, quien dirige la defensa de la base humana en Pandora, convence a Jake para que le proporcione información sobre los nativos en caso de que fuera necesario recurrir a la fuerza para que se marchen. En un principio, Jake cumple profesionalmente su misión, pero se enamora de una de las nativas, Neytiri, y se da cuenta de que éstos jamás renunciarán a su tierra, haciendo inevitable un conflicto armado; él deberá decidir de qué lado está.

El presupuesto oficial de Avatar fue de 237 millones de dólares,1 aunque algunas estimaciones lo sitúan entre los 280 y los 310 millones, más otros 150 millones dedicados al marketing.4 5 6

La película se estrenó el 18 de diciembre de 2009 en gran parte de Europa y en Estados Unidos, así como en México, Paraguay, Venezuela y Uruguay, aunque en algunos países se proyectó en fechas distintas, tanto anteriores como posteriores, al estreno internacional. Algunos de ellos fueron Perú, Bélgica, Francia, Indonesia, Jamaica y Egipto, donde pudo ser vista desde el 16 de diciembre, mientras que en Argentina, China e Italia fue estrenada el 1, 2 y 15 de enero, respectivamente.7 8 En Cuba fue estrenada el 6 de febrero de 2010.

El día de su estreno Avatar logró una recaudación de aproximadamente 27 millones de dólares,9 aumentando esta cifra hasta los 241 millones tras su primer fin de semana en taquilla.10 Diecisiete días después de que se estrenara, se convirtió en la película que más rápido ha alcanzado la cifra de mil millones de dólares en recaudación11 y, transcurridas tres semanas, se situó como la película con mayor recaudación de todos los tiempos, superando así a Titanic (1997), también de James Cameron.12 Avatar consiguió superar esa marca en menos de seis semanas, convirtiéndose en la película más taquillera de la historia del cine hasta la fecha, logrando además ser la primera película en sobrepasar la barrera de los 2.000 millones de dólares en recaudación.13

Avatar fue nominada al Premio Oscar 2010 en la categoría de Mejor película. Y ganó el Premio Oscar 2010 en las categorías de Mejores efectos visuales, Mejor dirección de arte, y Mejor fotografía. La película se reestrenó en Estados Unidos el 27 de agosto de 2010 en salas 3D y IMAX 3D, con algunas escenas inéditas.

Fuente: Wikipedia "La enciclopedia libre"

La Foto de la semana 27-10-2013: "La caída de la hoja"


Sólo debemos darnos un paseo por cualquiera de nuestros bosques para comprobar que la mayoría de caminos están recubiertos de una acolchada capa de hojas secas. Verdes, amarillos, ocres... Nos sumergen en un océano de color, que bien podría haber estado pintado por el mismísimo Monet.

El fenómeno de la caída de la hoja, afecta a los árboles caducifolios. En otoño, las horas de luz disminuyen, la radiación solar pierde fuerza y las temperaturas nocturnas bajan. Todo ello dificulta que las raíces puedan absorber agua y nutrientes. Llega un punto, en que mantener el follaje es excesivamente costoso y la naturaleza elabora una estrategia defensiva para compensar la escasez de alimento. Se genera una película aislante entre la rama y la hoja, de modo que ésta no puede recibir savia ni clorofila. Las hojas perecen literalmente de hambre. Van amarilleando y perdiendo fuerza, hasta que el ligero peso de las gotas de lluvia o el vaivén de la brisa hacen que caigan, convirtiéndose en decoración estacional de nuestros bosques, pueblos y ciudades.

Los árboles pasan el invierno en un estado de baja actividad y por tanto mínimo consumo y aguardan silenciosos la luz y tibias temperaturas de la primavera para comenzar a trabajar a toda velocidad en generar el proceso inverso y poblar de nuevo sus ramas de vida y color.


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

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La Foto de la semana 20-10-2013: "El corazón mágico"


Anelisa era una chica muy hermosa. La más bella de cuantas jóvenes casaderas habitaban en el reino. La muchacha vivía feliz y ajena a los planes de Edgar, su padre. Edgar había sido uno de los nobles de mejor posición y nombre de cuantos habitaban aquellas tierras, pero su afición a la bebida y a las apuestas le habían llevado al borde de la miseria. Tan sólo conservaba el título que preservaba su buen nombre y el de su pequeña. Por eso, le urgía organizar una boda conveniente lo antes posible para evitar su quiebra económica. Era consciente de que su hija estaba enamorada de un plebeyo. El hijo del herrero. 
Aprovechaban cualquier instante para estar juntos, pasear de la mano y dedicarse dulces miradas. Una tarde, se acercaron a la playa y grabaron un corazón en un árbol que miraba melancólico hacia la inmensidad del océano. Era un dibujo sencillo, tan sólo un  contorno negro. Satisfechos y cómplices sellaron el momento con un beso. 

Pasaron un par de semanas en que cada tarde los enamorados se encontraban furtivamente junto al árbol. Observaron con asombro que poco a poco, el corazón se iba tornando de un color rojo que cada tarde era un poco más intenso. Era su secreto de amor y disfrutaban de aquella mágica transformación mientras planeaban cómo y cuándo compartirían su felicidad con sus familias. Imaginaban su casa, su futuro juntos... Soñaban con una vida que aún no sabían que nunca llegaría.

Era sábado y el padre de Anelisa llevaba muchos días callado y ausente. Por fin rompió su silencio y durante el desayuno, anunció a su desconcertada hija que al día siguiente contraería matrimonio con el Conde de FiloAgudo. La joven tuvo que sentarse para no desmayarse. A sus ojos, el conde debía tener más de cien años y era conocido por su afición a los cuchillos. Vivía rodeado de ellos, colocados en las paredes, afilados y amenazantes. 

Anelisa suplicó, lloró y rogó a su padre que anulara la boda, le prometió trabajar para garantizar una buena vida para ambos... Nada le hizo cambiar de opinión. Se trataba de un acuerdo muy suculento que aseguraría su bienestar hasta el fin de sus días y no pensaba dejar escapar esa oportunidad. Terminarás por cogerle cariño, ya lo verás.

En un último intento por ablandar la voluntad de su progenitor, Anelisa confesó su amor por el herrero e intentando urdir un plan para escapar con él solicitó el último deseo de despedirse de su amado y ser ella la que le explicara la situación en persona. Edgar olfateó el peligro y encerró a su hija en su habitación junto a su ama. "Encárgate de que esté hermosa para la ceremonia de mañana." Cerró la puerta con violencia y giró dos vueltas la llave en el interior de la cerradura.

La muchacha no podía creer que no hubiera opciones. Tenía que haber una salida. Intentó convencer a su ama de que le dejara escapar y tras horas de llanto y desesperación, tan sólo consiguió que la vieja doncella aceptara entregar una nota de despedida de su puño y letra al herrero. 

A la mañana siguiente todo estaba listo para la ceremonia. Camino a la iglesia, el ama se escabulló entre la muchedumbre que aclamaba la belleza de la novia y cuchicheaba acerca del espanto que la joven sufriría junto a FiloAgudo durante la noche de bodas. El casamiento apenas duró unos minutos, no hubo celebración ni convite posterior. Edgar tenía prisa por disfrutar de su recompensa, que según el acuerdo no recibiría hasta después de la noche de bodas y FiloAgudo por quedarse a solas con su nueva esposa. 

El herrero destrozado por la desgarradora carta de despedida, corrió a refugiarse a su escondite secreto, junto al árbol testigo de su amor. Pensando tan sólo en cómo rescatar a su amada de las garras de FiloAgudo. 

Anelisa entraba en ese momento en el que iba a ser su nuevo hogar. Los cuchillos, espadas, floretes, hachas... eran la exclusiva decoración de las paredes. La muchacha se giró con agilidad tomó una de las dagas expuestas y se atravesó el corazón al tiempo que pronunciaba el nombre de su amado.

A la orilla del mar, el corazón grabado en el árbol, más rojo que nunca, dibujó dos hilos de sangre que descendían por el tronco. 

En ese instante, él supo que era demasiado tarde. 



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

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La Foto de la semana 13-10-2013: "El árbol y yo"


El cielo amenazaba con derramar más lluvia sobre la ya caída los días anteriores. Paseaba despacio, con el paso lento del que arrastra una carga pesada. Los expertos dicen que tan sólo utilizamos un diez por ciento de nuestro cerebro y por el contrario, el mío, parecía rebosar información, como un disco duro a punto de explotar.   
Una alarma sonaba en mi interior, demasiadas batallas libradas en el mismo campo, balas perdidas, brazos cortados, piernas amputadas, luces rojas, sirenas… ¡Peligro!. Sin embargo, todos a mi alrededor sonreían con dulzura y me prodigaban esas odiosas miradas benevolentes, dando por hecho que los fuertes siempre ganan. Que yo era fuerte y por tanto nada suponía un problema para mí, para acto seguido pasar a hablarme de sus vidas miserables y cargadas de vicisitudes que por su debilidad como seres humanos no conseguían gestionar. “Si yo fuera tan fuerte como tu…” terminaban diciendo. Si supieran cuánto había llegado a aborrecer esa frase. Un tremendo improperio estaba a punto de salir por mi boca cuando reparé en un árbol  justo delante de mí. En realidad eran dos árboles. El real y su reflejo en una balsa de agua.

Tan cotidiana visión me hizo reflexionar. El primero, alto, erguido, robusto, preparado para soportar cualquier inclemencia, retando impasible a cielo y mar. El segundo, tan frágil como cualquier proyección de uno mismo, dispuesto a romperse por unas gotas de lluvia o un paso despistado en mitad del charco. No sé cuánto tiempo permanecí absorto en mis propios pensamientos. Mirando el árbol, el charco y el mar. Luego el charco, el mar y el árbol. En realidad, me estaba viendo a mí mismo… Y mi reflejo.

El cielo se abrió por la mitad bajo el filo de un rayo y en pocos segundos comenzó a descargar millones de furiosas gotas de agua. El charco se convirtió en un amasijo de diminutas explosiones acuosas y entonces comprendí que estábamos solos. El árbol y yo. 




Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

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La Foto de la semana 06-10-2013: "A paso de tortuga"


¡Qué injustos somos con las tortugas! Siempre decimos que son lentas y torpes. En su defensa, sin embargo, son las ganadoras de la fábula de la liebre y la tortuga... ¿Curioso verdad?.
Lo cierto es que, por ejemplo, para las tortugas marinas, el primer reto con el que la naturaleza les pone a prueba es precisamente una carrera. Una muy especial, no contra la astuta liebre, no. Una carrera por su propia supervivencia.  
Las tortugas hembra camuflan sus nidos en la playa a una distancia suficiente de la orilla como para que no queden expuestos a mareas y tormentas. Cuando los bebé tortuga nacen, se quedan bajo la arena hasta que la temperatura exterior baja, ya que por instinto saben que tendrán más posibilidades de sobrevivir si realizan el recorrido desde el nido hasta el agua de noche, cuando un menor número de depredadores acechan su camino. Una vez en la superficie, las crías se orientan gracias al brillo y los reflejos del mar, aunque por desgracia en ocasiones, las luces de poblaciones cercanas pueden hacerles errar en la elección de su ruta y perecerán de inanición o cansancio o en las fauces de algún oportunista. Si toman el camino correcto, deben lanzarse a la carrera para alcanzar el agua antes de ser descubiertos por cangrejos o aves nocturnas. Sería estupendo decir que aquellas afortunadas que alcanzaron la orilla han superado todos los peligros, pero nada más lejos de la realidad. Es entonces cuando comienza una etapa más larga y dura que la anterior. Las tortugas miden en ese momento unos cinco centímetros. Son aún débiles para nadar con rapidez o luchar contra las corrientes y quedan expuestas a peces y aves marinas deseosas de probar tan tierno bocado. Así que hasta que cumplen el primer año de vida, suelen optar por ocultarse en bancos de sargazos que flotan a la deriva a corta distancia de la costa. Allí se encuentran protegidas mientras se alimentan con facilidad de otras criaturas más pequeñas.

Hoy, a paso de tortuga, ha entrado un nuevo miembro en mi lista de súper héroes... 

Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

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La Foto de la semana 29-09-2103: "Emos, Mods, Fresas y otras tribus urbanas"


Nunca pensé que nuestra sociedad pudiera estar fragmentada hasta el extremo de presentar no sólo grupos sociales, lo que toda la vida hemos llamado ricos y pobres, si no toda una forma de vida tras cada una de las etiquetas que clasifican a estos individuos que se definen miembros de una u otra tribu por tan diversos motivos como la indumentaria, el estilo de música o el estatus económico de sus familias. 

Por ejemplo, los Pokemones son jóvenes con complejo de Peter Pan, obsesionados por el mundo y la estética de la animación Manga. Los Emos, no sólo se sienten atraídos por la música del mismo nombre, si no que desarrollan una estética entorno a la melancolía y la infelicidad. Se trata de parecer amargado y depresivo resaltando problemas emocionales, existentes o no. Los Mods, herederos del movimiento modernista británico de finales de los cincuenta, se caracterizan por su interés en la música la moda y los Scooters. 
Luego vendrían los Fresas, también llamados Pijos, básicamente corresponde al histórico modelo de "hijo de papá" que sin haber hecho absolutamente nada en la vida, disfrutan, gracias al poder adquisitivo de sus padres de la mejor educación, ropa de marca, coches deportivos... Y se enfrentan a problemas tan graves como no tener un Armani para el cumple de Chuchi (los nombres ridículos parecen formar parte del estereotipo) o que Pipi no les ha invitado a la cena en su villa de Formentera. Utilizan coletillas como "o sea" y rozan la vagancia, el ridículo y la aberración. Podemos complicar aún más las estructuras de las tribus si analizamos casos como el de la japonesa Otakus que a su vez dispone de infinidad de sub tribus en función de su vestimenta o su música preferida o incluso del tipo de animación favorita.

El tema daría para escribir muchas páginas y realizar otras tantas reflexiones pero os animo a que echéis un vistazo a este link http://www.detribusurbanas.com.


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

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La Foto de la semana 15-09-2013: "Proa a la mar"


Cuando la mar se enfada, no hay barco grande, ni marino experto. Cuando las aguas rugen y las olas se levantan como muros infranqueables, tan sólo puedes poner proa a la mar y esperar. Habían pasado muchos años desde que su padre pronunciara esas palabras y sin embargo en el recuerdo de Juan, permanecían tan frescas como el olor a salitre. Al evocar aquellos días en su cerebro, abandonaba el cuerpo alto y fornido de adulto y volvía a convertirse en aquel frágil muchacho mal alimentado que seguía a su padre como a un Dios. No hubiera habido instrucción, o sugerencia de aquel hombre que él no secundara aunque ello le hubiera costado la vida. Sin embargo, fue la vida el precio que tuvo que pagar por poner a salvo su barca y sus hombres, casi arribando a puerto, una ola traicionera barrió la cubierta con tanta fuerza que ni siquiera los musculosos brazos de aquel experto marino resistieron. Del mismo modo que desaparece la espuma tras chocar con una roca, se desvaneció. Infructuosos fueron los esfuerzos de sus marineros. Inútiles las lágrimas de su viuda y su hijo. Cuando la mar hace prisioneros nunca los devuelve. Juan creció cerca del mar. Se convirtió en un hombre robusto, el vivo retrato de su padre, solían decirle. Juan no fue marino, pero de su progenitor aprendió que la mar está en todas partes y no se le puede dar la espalda. De él aprendió que la mar no es sólo ese infinito de agua salada que embruja a los seres humanos, es la vida en sí misma y por eso Juan vive, aún hoy, poniendo siempre proa a la mar.

Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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La Foto de la semana 28-07-2013: "Cuenta atrás"


Son muchos los que estos días mantienen sus miradas fijas en calendarios y relojes. Anhelando que llegue el momento de comenzar las tan ansiadas vacaciones. Hay quien se trasladan al mar o a la montaña, quien escoge disfrutar de la tranquilidad que se respira en estos días en las grandes ciudades. Los que aprovechan para visitar amigos y familia, para descubrir exóticos paraísos o simplemente para experimentar el inmenso placer de vivir al margen de las agujas del reloj. Sin la presión de "mañana tengo que madrugar".
En realidad, estar de vacaciones es más un estado mental que un plan de viaje. El objetivo último debe ser recargar las baterías y preparar cuerpo y mente para el nuevo reto que nos espera al final del descanso.

Así que desde Fotografía Edurne Iza, sólo nos queda desearos, sea cual sea vuestra hoja de ruta un muy feliz verano y recordaros que, como siempre, ¡Volvemos en Septiembre!.


Fotografía: Edurne Iza
Relato: Onintza Otamendi Iza
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La Foto de la semana 21-07-2013: "La leyenda de la botella y el mensaje"


Cuenta la leyenda, que un soplador de vidrio que vivía en una pequeña isla justo donde el mar se junta con el cielo, fabricó una botella capaz de transportar mensajes de un extremo al otro del mundo. Era una botella de color verde y su creador tomó la precaución de colocar en su parte superior una etiqueta con las instrucciones para su correcta utilización. Aquellos que desearan disfrutar de tan singular método de comunicación debían únicamente cumplir tres requisitos: introducir el mensaje enroscado en su interior, cerrarla herméticamente y lanzarla al océano tan lejos como sus fuerzas les permitieran. Así durante siglos, la botella viajó por los siete mares y los cinco continentes. Transportó mensajes de amor, despedida, esperanza, desesperación, ayudó a arrepentirse a quienes eran demasiado orgullosos para pedir perdón, anunció guerras, armisticios, el último deseo de un anciano y el único anhelo de un enfermo... Sobrevivió a mil tormentas, y a otras tantas calmas chichas. Nunca perdió el color de sus letras ni se despegó su etiqueta. La historia afirma que era indestructible en el agua porque estaba fabricada de papel de algas y escrita con tinta de calamar y que las criaturas de las profundidades se encargaban de mantenerla siempre como el primer día que su creador la dejó marchar al vaivén de las olas. Hace algunos años, una tarde de otoño, apareció en una playa de un remoto pueblecito y fue encontrada por un anciano ermitaño que había perdido toda esperanza. De vivir, de ser amado, incluso había desestimado la opción de morir y estaba convencido de que el castigo por sus errores de juventud, sería vivir eternamente confinado en la prisión de sus recuerdos. El viejo tomó la botella y tras inspeccionarla con detenimiento se la llevó a casa. Allí, ignorando por completo las instrucciones de la etiqueta, decidió lavarla y colocarla en su cocina para guardar lentejas. Llegó el invierno y el hombre tomaba la botella una vez por semana para coger un punado de legumbres y cocinarlas. Luego, volvía a colocarla en la estantería siempre con la etiqueta hacia el interior. Un domingo a finales del invierno, dispuesto como siempre a coger sus lentejas se dio cuenta de que la botella ya no era verde y su etiqueta estaba medio despegada y a punto de caer. La tomó en sus manos y la miró con desinterés y cuando quiso terminar de arrancar el papel para tirarlo a la basura le pareció que aquel trozo de vidrio inerte emitía un grito desgarrador.
- ¡No por favor! ¡No me mates!
- ¿Cómo?-preguntó el hombre atónito ante la posibilidad de que la botella estuviera hablando con él-
- Si arrancas mi etiqueta matarás el motivo de mi existencia. Yo fui fabricada para recorrer los mares transmitiendo mensajes, no para guardar comida en una cocina. ¿No te has dado cuenta de que desde que me recogiste cada día he muerto un poquito? Por favor devuélveme al mar y permite que siga cumpliendo la labor para la que fui creada.
- ¿Por qué habría de hacerlo? No me importa lo que te suceda.
- Porque será el único modo de que puedas recobrar la paz en tu corazón. Porque harás algo bueno para las generaciones venideras y porque podrás escribir ese mensaje que nunca te atreviste a enviar.
El viejo colocó de nuevo la botella en el estante y se sentó en una silla. Permaneció allí, pensando toda la noche y con los primeros rayos del alba, tomó un trozo de papel y con pulso tembloroso escribió "Pido perdón a todos aquellos a los que herí con mis mentiras y con mi indiferencia. A los que ignoré cuando sufrían y aparté la mano cuando pedían ayuda. Ojalá pudiera vivir de nuevo porque sería un hombre mejor. Si lees este mensaje hazlo por mí. Enmienda mis errores. Se la buena persona que yo nunca supe ser."
La etiqueta estaba amarilla y reseca y permanecía adherida al cristal únicamente por un extremo. El hombre llegó a la playa, se acercó a la orilla y con las escasas fuerzas que quedaban en sus brazos, lanzó la botella entre las olas. Se sumergió unos segundos y cuando salió de nuevo a la superficie, emitió verdes destellos y su etiqueta estaba perfectamente colocada. El viejo regresó a casa pensativo y aquella noche, durmió profundamente, tanto, que no volvió a despertar. Murió plácidamente en su cama con la certeza de que el receptor de su mensaje sería capaz de corregir sus errores. Ya no tenía secretos que guardar.



Fotografía: Edurne Iza
Relato: Onintza Otamendi Iza
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La Foto de la semana 14-07-2013: "Camino al otro lado"

Su misión había concluido. Había interceptado al mensajero y recuperado los documentos. Estaba más cerca que nunca de regresar a su mundo, a su hogar. Con nerviosismo miró de nuevo el reloj de su muñeca, recorrió el lugar con al mirada... No cabía duda, era el lugar indicado y la hora correcta. Pero entonces, ¿por qué no se abría la puerta? ¿Habría fallado algo al otro lado?. No había contemplado la posibilidad de quedarse atrapado en este universo y sin embargo e aquel instante comprendió que tan sólo con que el doctor Germen sufriera un accidente,  una enfermedad imprevista, amnesia... Él no volvería jamás al lugar que le vio nacer. Donde su familia y sus amigos le esperaban convencidos de que se encontraba en uno de tantos viajes de negocios relacionados con la gran empresa Suiza en la que trabajaba. Era más seguro para ellos no saber que su adorado Frank era en realidad un agente especial  del servicio de inteligencia. Especializado en viajes interdimensionales. Se desplazaba no sólo en el tiempo si no a dimensiones diferentes, mundos paralelos donde acechaban peligros indescriptibles. Esta vez le habían asignado recuperar unos documentos que un doble agente había filtrado a un grupo de científicos de la otra dimensión hacía unas semanas. En ellos, se desglosaban las fórmulas que permitían redistribuir la materia de forma que pudiera viajar libremente en el espacio y el tiempo. Dicho de otro modo, el secreto de los viajes temporales. Frank había completado su parte recuperando la fórmula, había acudido al lugar del intercambio y sin embargo algo no iba bien. Frente a él se había dibujado con claridad el camino a seguir, pero esta vez no había puerta. Al final del sendero debería de haberse creado un portal que le permitiera regresar. Recorrió angustiado la calle, primero hacia arriba y luego en sentido contrario. Observó un acceso al edificio que quedaba a su derecha, estaba semi tapiado. Tocó los ladrillos, intentando accionar algún mecanismo que desplegara la entrada pero nada sucedió. Escuchó pasos, cada vez más cercanos, sonaban a botas de soldados, venían a por él. Desesperado recorrió el camino blanco de nuevo con la esperanza de que alguno de sus actos activara la entrada. 
-¡Alto! ¡Ni un paso más o abriremos fuego!
Una veintena de hombres armados y uniformados le tenían rodeados. Sabía que no le matarían, necesitaban investigarle. Le harían prisionero y le someterían a todo tipo de experimentos hasta dar con la clave. Levantó las manos mostrando que no llevaba ningún arma. Había decidido tranquilizar a los soldados y cuando estuvieran convencidos de que iba a entregarse echar a correr hacia ellos para forzarles a disparar y evitar el desastre. Contó mentalmente hasta tres y comenzó a caminar.
-¡Alto! ¡No dudaremos en disparar!
Escuchó el inconfundible sonido de los gatillos al ser accionados y en ese preciso instante el portal se abrió ante sí y al tiempo que escuchaba el sonido de los disparos cruzó al otro lado. Una bala le alcanzó en la pierna y así dolorido y sangrando abrió los ojos y vio el rostro agitado del doctor Germen. A lo lejos le escuchó decir 

- Esta vez ha faltado poco, pero za estás a salvo

Y después la oscuridad le arrastró hacia el mundo de la inconsciencia. 



Fotografía: Edurne Iza
Relato: Onintza Otamendi Iza
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La Foto de la Semana 07-07-2013: " 1897 Año de luz, ciencia y literatura"

El período que va desde 1897 a 1913, con la difusión de la corriente alterna, fue decisivo para el despegue de la industria eléctrica. Durante esos años la  demanda se incrementó de manera exponencial, provocando que fuera imprescindible reorganizar la generación para satisfacer necesidades a gran escala. Así en 1897 se inauguraba el flamante edificio en Barcelona de la Central Catalana de Electricidad, que fue constituida con el capital aportado a partes iguales por las compañías gasistas barcelonesas: la Catalana de Gas y la Compañía Lebon. El desarrollo y diseño técnico de la central termoeléctrica de la Catalana fue desarrollado en Nuremberg por la firma Schuckert.

1897 fue un año fértil para la literatura. Bajo el efecto de la nueva iluminación nacieron obras maestras que han llegado hasta nuestros días con la misma frescura con que nacieron y que sin duda  han recibido ya el galardón de la intemporalidad. Siguen sirviendo de inspiración a creadores cinematográficos que no se cansan de versionar a "Drácula", "El hombre invisible" o "Cyrano de Bergerac".


Fue también 1897 el año en que Félix Hoffman consiguió sintetizar el ácido acetilsalicílico, dando a luz a la Aspirina y en el que Guillermo Marconi  inventó la telegrafía sin hilos. Sería el 20 de Julio de ese mismo año cuando naciera Amelia Earhart, que se convertiría años después en la primera mujer aviadora en cruzar el Atlántico.


Podemos pues afirmar, sin temor a equivocarnos, que 1897 fue un año de luz, ciencia y literatura.




Fotografía: Edurne Iza
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