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La Foto de la semana 07-09-2014: "¡Buen viaje!"

Pocas veces a lo largo del año nos damos cuenta de que el tiempo pasa tan rápido como cuando estamos de vacaciones. Los primeros días, tenemos la sensación de poder realizar cientos de actividades. Por fin podemos dedicarnos a la familia, amigos, a nuestras aficiones y actividades favoritas sin la presión del reloj marcando los minutos para ir al trabajo, sacar al perro, llevar los niños al colegio, la hora de cierre del supermercado... Pasada la primera semana, los minutos pasan de un modo distinto. Es como si cada sesenta segundos durara, en realidad, treinta. En pocos días se acelera esta dinámica hasta que el día antes de la vuelta a la normalidad nos parece que se esfumara en apenas unas horas. Y así, de este modo, ha amanecido el primer fin de semana de Septiembre donde "La Foto de la semana" inicia una nueva travesía. Esperamos que sea un viaje apasionante, lleno de historias, imágenes y minutos para compartir con todos vosotros. Hoy levamos anclas rumbo al horizonte de la imaginación. A todos los que decidáis acompañarnos... Bienvenidos y ¡Buen viaje!







 




Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.


La Foto de la semana 27-07-2014: "Salto a las vacaciones"






A estas alturas del mes de Julio, con el cansancio acumulado del largo año a nuestras espaldas, es tiempo de pensar en vacaciones, en descanso. A menudo nos resulta difícil desconectar del ritmo frenético de trabajo, estudios y obligaciones varias, por eso desde Fotografía Edurne Iza os recomendamos avanzar hacia esos días de asueto libres de cualquier presión, cerrar los ojos, respirar hondo y saltar en cuerpo, corazón y alma a disfrutar hasta el último segundo de las tan ansiadas y a su vez breves vacaciones.

¡Hasta el 7 de Septiembre!                                                                                                                                                                                                                                                                                                                

Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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La Foto de la semana 20-07-2014: "Si soplas, vuelo"



Pablo paseaba por el prado en un día de primavera. Observaba las plantas, las flores, percibía el aroma de la naturaleza. De pronto escuchó una vocecita que decía con suavidad:

- Soy una flor delicada, atractiva y si soplas, vuelo. 

Pablo miró a su alrededor y comprobó que estaba completamente solo. Sin embargo, la voz repitió una y otra vez las mismas palabras. Desesperado, pues no sabía de dónde procedía el sonido, decidió sentarse sobre la hierba y analizar la situación. Entonces descubrió una flor blanca, de aspecto frágil y esponjoso que parecía formada por miles de diminutas fibras de algodón. Aún incrédulo se dirigió a ella con cautela:

- ¿Eres tú, hermosa flor, la que hablas?
- ¿Y quién si no?, respondió airada. Soy una flor delicada, atractiva y si soplas, vuelo.
- Entonces ¿Quieres que sople? ¿Quieres volar?
- ¿Quieres tú verme volar?
- ¿Si lo hago desaparecerás?
- Volar, es ser libre. Dejaré de estar a tu alcance, de tener la forma actual. Recuerda, la materia no desaparece, tan sólo se transforma.

Pablo dudó unos segundos. Luego llenó sus pulmones de aire y sopló. La hermosa flor se deshizo en miles de diminutas pelusillas blancas que flotaron en todas direcciones. El muchacho hubiera jurado que antes de alejarse tanto entre ellas que fuera imposible seguirlas con la mirada, dibujaron una sonrisa en el aire. Después cada hebra del color de la nieve emprendió un vuelo en solitario. Hacia un nuevo destino.

Pablo permaneció sentado con la vista perdida en el infinito repitiendo para sus adentros: si soplas vuelo; volar es ser libre; la materia no desaparece, tan sólo se transforma.



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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La Foto de la semana 13-07-2014: "La Vendedora de Espárragos"

Una figura en la calle es todo cuanto ha quedado de la vendedora de espárragos, pero al menos, es un hermoso modo de mantenerla viva en el recuerdo de las generaciones que lejos quedan ya de lo que fuera su vida. Como su madre y la suya entes que ella, Mariela cultivaba sus tierras. Las cuidaba con esmero y obtenía suculentas cosechas de espárragos, que eran su especialidad. Cuando llegaba la temporada, los recolectaba, limpiaba, seleccionaba por tamaños y calidades y acudía a la plaza del pueblo para vender los frutos de su trabajo. Cuando tuvo la edad suficiente, la menor de sus hijas, Violeta, le acompañaba en todos sus quehaceres, sirviéndole al mismo tiempo de gran ayuda e inestimable compañía. Así pasaban los días, del campo a la plaza y de la plaza a casa. Las manos curtidas y los huesos doloridos, pero la satisfacción del trabajo realizado y los fondos suficientes para afrontar un nuevo invierno, alimentos, ropas, semillas y abono para la nueva cosecha y las reparaciones propias de una casa de campo. 
Sin embargo, aquel año fue diferente. La primavera fue lluviosa y más fría de lo normal. La cosecha fue escasa. Incansables acudían a su cita diaria para vender apenas unos puñados de espárragos. Era domingo, estaba nublado y el cielo amenazaba con partirse en dos y dejar caer toda su furia sobre la pequeña aldea. Ajenas a las adversidades climatológicas, prepararon su mesa y colocaron ordenadamente los productos por talla y categoría, como hacían siempre. Las nubes se tornaron negras y la luz desapareció del cielo en apenas unos segundos. Sólo tuvieron tiempo de mirarse la una a la otra con gesto interrogante. Una imprevisible ola de frío cubrió la plaza dejando todo congelado a su paso. Cuando unas horas después los rayos del sol se atrevieron a asomar de nuevo, todo cuanto había quedado eran dos estatuas de hielo y unos cuantos espárragos congelados sobre la mesa, exactamente en el mismo lugar donde hoy descansa la figura de La Vendedora de Espárragos.


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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La Foto de la semana 06-07-2014: "Las torres del amor"

Cuenta la leyenda que hace tantos amaneceres como granos de arena en una playa, dos hombres nacieron a la misma hora en dos extremos opuestos de la ciudad. Uno creció en la opulencia, disfrutó de la mejor educación, aprendió música, pintura y diferentes idiomas que le permitieron viajar y conocer el mundo. El otro, humilde de nacimiento comenzó a trabajar en el primer instante en que pudo mantenerse en pie por sí solo. Al principio llevando y trayendo materiales a la carpintería de su padre, barriendo el serrín y los restos del trabajo. Conforme su cuerpo creció y se convirtió en un fornido joven, también sus tareas fueron tornándose recias y pesadas. 
Las vidas de ambos hombres nunca debían haberse cruzado. A pesar de que sus hogares distaban apenas unos cientos de metros, sus mundos eran por completo opuestos. Sin embargo, el destino es caprichoso y el amor aún lo es más. Y fueron ambos, amor y destino quienes dieron un giro inesperado a sus vidas. Uno conoció a Ermelinda en un solo de piano en el Palacio del Norte. El otro, al hacerle entrega de una caja de música de madera de ébano encargada por el padre de la muchacha para agasajarla en su vigésimo cumpleaños. Ambos quedaron prendidos de su belleza. Uno de sus modales elegantes y sus gestos angelicales. El otro, de la pureza de su mirada. De unos ojos melancólicos que vivían encerrados en la jaula de la opulencia. 
El primero, invitaba a la joven cada semana a palacio. El segundo comenzó a recibir sus visitas inesperadas en la carpintería. Primero fue un espejo,  luego un armario, más tarde una cómoda... Siempre encontraba Ermelinda un buen motivo para sumergirse en la magia del aroma de la madera, las virutas que revoloteaban por el taller, las herramientas chirriantes desafiando la robustez de los materiales. Cuando la muchacha recibió la propuesta de matrimonio durante un concierto a cuatro manos, la rechazó y declaró su amor por el joven carpintero, para horror y estupefacción de todos los presentes.
Cuando el honor, la hombría y el amor se mezclan en un arrebato de orgullo, la única salida posible es un duelo a  muerte. Cuando el frío de la Parca acecha, no hay ricos ni pobres. Sólo queda el valor de defender aquello por lo que se está dispuesto a morir. 
Amanecer de verano, una loma a las afueras de la ciudad, dos espadas de filos relucientes. Ropas cubiertas de trabajo a un lado, al otro, puños blancos de bordados delicados. Cuenta atrás, pasos, silencio, corazones agitados, giro de talones. El rechinar del metal luchando uno contra el otro, duró apenas unos segundos. Se escuchó un grito ahogado entre la multitud y dos cuerpos inertes y ensangrentados cayeron sobre la hierba verde y fresca que quedó teñida de rojo en apenas unos segundos. La técnica igualó a la fuerza y sólo hubo vencidos.
Ermelinda vivió sola. Tocando el piano día y noche y adorando su pequeña caja de ébano. Cuando heredó la fortuna de su padre, invirtió hasta el último céntimo en construir dos torres idénticas que representaban a aquellos dos jóvenes de corazón puro que el destinó arrebató de su vida. Cuando ambas torres estuvieron terminadas, Ermelinda trenzó una cuerda con finas fibras de madera e hilos de seda. Ató sus dos extremos, uno a cada torre y comenzó a caminar haciendo equilibrios de un lado al otro. Cuando llegó al punto central entre ambas torres, realizó una elaborada reverencia hacia una de ellas, lanzó una mirada llena de amor hacia la otra y se dejó caer al vacío. 



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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La foto de la semana 29-06-2014 "Una nota de ésta es capaz de calmar al mundo"


Por la sencillez de su construcción, puede que la flauta sea uno de los instrumentos de viento más antiguos, pues con diversas formas se encuentra en todas las culturas. Consta de un tubo, generalmente de madera o metal (pero también de hueso, marfil, cristal, porcelana y actualmente plásticos o resinas, etc.) con una serie de orificios y una boquilla, en el borde del cual (bisel) se produce el sonido: el aire puede llegar directamente de los labios del ejecutante (como en la flauta traversa o travesera, el bansuri de la India o el shakuhachi japonés), o introduciéndose antes en un canal enfocado al bisel (como en la flauta dulce). En algunas culturas también existen flautas que se tocan a través de la nariz.
Abriendo o cerrando los orificios del cuerpo (tubo) del instrumento se cambia la longitud del aire vibrante dentro del tubo, definiendo así la altura del sonido. Los orificios se tapan en algunos casos directamente con la yema de los dedos, en otras con llaves. En su sentido más elemental, para producir una escala ascendente se descubren secuencialmente los agujeros del instrumento, desde el más alejado de la boquilla (o elemento productor del sonido) hasta el más cercano; para obtener sonidos de octavas superiores pueden utilizarse armónicos, en algunos casos con la ayuda de digitaciones cruzadas (en éstas la organización de los dedos de tapar/destapar agujeros puede parecer estar dispuesta de manera arbitraria).
A pesar de que puede estar construida en madera o metal, la flauta se cataloga dentro de la familia de viento de madera, ya que el esquema de producción de sonido se mantiene inalterado; en los instrumentos de viento de madera, se produce el sonido mediante la vibración de una o varias cañas o secciones del instrumento (en el caso de la flauta, el bisel de la embocadura, o en la "boca" de las flautas dulces), mientras que en los instrumentos de viento de metal, son los labios los que vibran para producir sonidos, tipo trompeta.
Para tocarla hay dos maneras de embocarla: de frente, en casi la mayoría de las flautas, y de lado, soplando por un orificio situado en el lateral, en la flauta travesera o traversa.
El sonido de la flauta traversa era asociado con dioses. «Una nota de ésta es capaz de calmar al mundo», fue una de las frases más escuchadas durante la Edad Media.


Fotografía: Edurne Iza
Fuente:http://es.wikipedia.org/wiki/Flauta
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La Foto de la semana 22-06-2014: "La Torre de los Deseos Olvidados"

Desde la pequeña ventana que iluminaba la estancia podía ver un paisaje hermoso. Pasaba horas ensimismado fantaseando sobre lo que haría si pudiera recorrer los prados, caminar entre los árboles y perderse por los bosques. Había memorizado cada centímetro de  aquella vista, como si de un cuadro se tratara. Lo había visto de un verde resplandeciente en primavera, vestido de cálidos ocres en otoño y engalanado con el manto de la nieve en los meses de invierno. 
Pero Daniel nunca podría tumbarse sobre la hierba ni apreciar el aroma de los árboles en una cálida tarde de Agosto. No podría remover la tierra con sus dedos ni disfrutar de la indescriptible sensación de libertad que provoca la brisa removiendo los cabellos. Daniel permanecía prisionero en la Torre de los Deseos Olvidados y esa era la mayor maldición que podía recaer sobre cualquier ser. Humano o divino. 
Cuenta la leyenda que cuando alguien que nos ama profundamente desea que se cumpla para nosotros algo con tanta intensidad que daría su vida a cambio de que sucediera, en realidad nos está condenando a vivir encerrados en la Torre de los Deseos Olvidados. Eso es lo que involuntariamente consiguió Manuela, la madre del joven, desde el mismo día en que éste nació. Manuela era una hermosa campesina enamorada de un pobre granjero. Con humildad y paciencia vivían su amor fruto del cual nació Daniel. El dueño de las tierras que trabajaban, un viejo tan rico como nauseabundo, se encaprichó de la belleza de la joven y ante sus constantes rechazos, vio como solución a sus anhelos asesinar al esposo suponiendo que la joven viuda con el bebé en sus brazos, sola y desamparada caería rendida a sus pies. Sin embargo, Manuela, prefirió huir al bosque con su retoño y sobrevivir allí junto a los osos y las ardillas, antes que ceder a las presiones del viejo desalmado y asesino de su amor. Los veranos sucedieron a las primaveras y éstas llegaron para iluminar los inviernos que a su vez habían congelado los otoños. El pequeño tenía ya siete años y la joven madre vivía angustiada por el futuro de su vástago. Proyectó en él su vida entera. Sus sueños de venganza, de justicia, de una vida mejor, eran los únicos temas de conversación entre ambos. Era una obsesión enfermiza que mantenía al mismo tiempo a Manuela con vida, pero aislada de la realidad. Sumida tan sólo en el oscuro deseo que que su hijo consiguiera todo aquello que la vida y la maldad de algunas personas les habían negado a su esposo y ella. Tan grande era su fijación, que sin quererlo, sin pensarlo, sin ser consciente de en qué momento sucedió, condenó a su hijo a vivir en la Torre de los Deseos Olvidados, que es donde quedan encerrados para toda la eternidad aquellos seres que alienados por los sueños ajenos, viven sus vidas a través de otros ojos, acumulan experiencias que no son las suyas, se frustran por desgracias ajenas y saborean venganzas que ni tan siquiera saben a satisfacción. Y es que Manuela, como tantos otros, olvidó en su lucha por la supervivencia, que dos personas bajo las mismas circunstancias, en el mismo punto del espacio y el tiempo, buscan soluciones diferentes a un mismo problema. Y presa del amor emponzoñado por el amargo regusto de la venganza, destruyó a quien se había convertido en su razón para existir confinándolo a vivir eternamente mirando el futuro tal y como ella lo había dibujado, como si de un cuadro al óleo se tratara.



Fotografía: Edurne Iza Panorámica de Heidelberg, Alemania
Texto: Onintza Otamendi Iza
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La Foto de la semana 15-06-2014: "El profesor"

Manuela se afanaba por decorar el escaparate con los adornos típicos de la Pascua. Le parecía una tradición entrañable y disfrutaba llenando de colorido su establecimiento. Concentrada en su tarea miró hacia el exterior a través del cristal delantero de la tienda. Entonces lo vio pasar. Con paso firme, hablando por el móvil con la cabeza baja, concentrado en la conversación. No cabía lugar a dudas. Las gafas, la típicas chaquetas de cuadros que tanto le gustaba vestir, las largas zancadas... Se trataba del profesor. Aquel hombre taciturno con aspecto corriente y cerebro privilegiado que había descubierto la cura del cáncer y cuya vida estaba en peligro ya que determinados laboratorios farmacéuticos querían especular con la fórmula, mientras que el profesor quería compartirla con el mundo de forma gratuita.
Manuela había sido alumna suya en la universidad y había seguido los pasos del profesor hasta que le perdió la pista en uno de los numerosos cambios de identidad a los que tuvo que someterse para escapar de las garras de la prensa y de la persecución de los laboratorios. Manuela sintió una necesidad incontenible de acercarse a él, de invitarle a un café y preguntarle a qué se dedicaba en este momento, si había algo que ella pudiera hacer para contribuir a hacer público tan maravilloso descubrimiento. Estaba dispuesta a correr cualquier riesgo. Abrió la puerta y corrió a su encuentro. ¡Profesor! ¡Profesor!, él se detuvo en el centro de la calzada y se giró buscando el origen de aquella voz que tan familiar le resultaba y entonces... un autobús urbano que pareció surgir de la nada, lo arrolló dejándolo tendido en el suelo, inerte. El conductor se dio a la fuga y Manuela se quedó arrodillada junto a su maestro comprobando que no había pulso, que había fallecido en el acto y que se había llevado consigo la esperanza de vida de millones de seres humanos.


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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La Foto de la semana 08-06-2014: "Contrapposto"

 
Contrapposto o chiasmo es un término italiano que designa la oposición armónica de las distintas partes del cuerpo de la figura humana, lo que proporciona cierto movimiento y contribuye a romper la ley de la frontalidad.
Se usa en la escultura para dar sensación de movimiento. Una de las piernas está fija en el suelo y la otra se adelanta, los brazos hacen lo propio, mientras la cabeza mira hacia un lado simulando un paso.
Fue el escultor Policleto quien lo puso en práctica en obras como el Doríforo, influyendo mucho en las escultura del Renacimiento (por ejemplo, en el David de Miguel Ángel). Básicamente consiste en representar a la figura humana con una pierna ligeramente flexionada, con lo que la cadera del lado opuesto aparece más elevada, al igual que el hombro de ese mismo lado está a menor altura que el contrario, lo que da lugar a que la figura describa una ligera curva y contracurva (una S) en su recorrido vertical. El escultor griego del siglo IV a. C. Praxíteles practicó un contrapposto muy particular y elegante que fue denominado “curva praxiteliana”.
En pintura también se puede encontrar, siendo uno de los ejemplos más célebres la Leda y el cisne de Leonardo.
Fotografía: Edurne Iza
Fuente:http://es.wikipedia.org/wiki/Contrapposto
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La Foto de la semana 01-06-2014: "El errante caminante"

Descalzo, con pobres y raídos ropajes, una vieja capa y un sombrero por toda protección, caminaba errante Bartolomé. Era un hombre joven, curtido por el sufrimiento, de cuerpo musculoso y huesos fortalecidos por la dureza de una vida plagada de escollos. Agricultor de profesión, cultivaba sus tierras de sol a sol con la esperanza de conseguir algún día una vida mejor: una esposa, hijos, un hogar que defender y en el que refugiarse. Una mañana lluviosa los tesoreros del rey irrumpieron en casa de Bartolomé. Le mostraron unos documentos que no consiguió comprender y asaltaron su cabeza con palabras que nunca había escuchado. Tras unos minutos lo sacaron a patadas de su cabaña y le dijeron que se marchara, todo aquello por lo que había luchado era ahora propiedad del soberano. ¡Lárgate cucaracha!, fue lo último que escuchó mientras caía rodando por la ladera. Aquella noche durmió en el bosque. Protegido por los árboles y arrullado por el suave canto de las aves nocturnas. Por la mañana se sentía algo menos desgraciado. Pensó que aún era joven y fuerte y podía continuar peleando por su futuro. Decidió pasar el día descansando y recuperando fuerzas y comenzar al día siguiente la aventura de su nueva vida. No se daría por vencido. En busca de bayas y frutos silvestres caminó sin rumbo durante horas. Se adentró en una zona del bosque totalmente desconocida para él. Los árboles eran altos y frondosos y apenas dejaban pasar la luz del sol. Intentó regresar pero ya anochecía y no consiguió encontrar el camino de vuelta. Se sentía observado, algo le inquietaba pero no podía explicar el qué. Decidió borrar aquellos oscuros pensamientos y descansar en una hendidura de la roca que le protegería del frío. Bartolomé desconocía que había llegado al territorio del señor de los sueños. Un ser despiadado que robaba los sueños de cuantos se atrevieran a acercarse a su reino. Durante la noche colocó sus manos de uñas negras y afiladas a ambos lados de la cabeza de Bartolomé y mientras él dormía, ajeno a su destino, robó todas las bellas imágenes que le mantenían con vida. Le arrebató la casa, la esposa, los hijos, el perro, se apropió del único y más preciado bien del campesino. Le robó sus sueños. Al amanecer, Bartolomé despertó vacío. No sabía que le había sucedido durante esa fatídica noche, pero sentía en lo más hondo de su ser, que ya no tenía una razón para luchar, no tenía sueños, dentro de su alma, la nada. Así el hombre pasó el resto de su existencia errando por los caminos sin rumbo ni destino. Hoy, en cada plaza de cada pueblo y ciudad podemos ver una estatua que simboliza al errante caminante, para que cada hombre, mujer y niño recuerde que no importa cuan dura sea nuestra vida y empinado nuestro camino, todo irá bien mientras mantengamos a salvo nuestros sueños.




Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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La Foto de la semana 25-05-2014: "El mundo es redondo"

Mi día empezó en blanco y negro. A la hora indicada, tomé el vuelo hacia mi nueva vida. En la maleta llevaba tan sólo lo necesario, el resto me seguiría en un camión de mudanzas. Apenas ocho kilos de ropa y zapatos perfectamente ordenados en un trolley de cabina. No pagué penalización por exceso de equipaje y sin embargo sentía sobre mis hombros la pesada carga de dirigirme a un destino lleno de incertidumbre. 

Dentro del avión las acciones rutinarias se sucedían una a la otra con perfecta armonía. Los mensajes de megafonía, el catering, los avisos de seguridad... Zumo de tomate con sal y pimienta por favor. Mi petición fue recibida con una amplia sonrisa, un gesto diligente y la entrega de un vaso con mi bebida favorita. Conecté el iPod en modo aleatorio y la selección automática del reproductor fue perfecta. Sonó el hit de aquel verano inolvidable, la melodía con la que tantas bromas hicimos en la universidad, la que le regalé a mi mejor amiga por su cumpleaños, la que no podía evitar bailar aunque fuera siguiendo el ritmo con los dedos de la mano, la que siempre cantaba a voz en cuello... Mi gesto gris se había tornado en sonrisa sin apenas darme cuenta. Terminé el zumo y miré por la ventanilla:




Descubrí la belleza del cielo, los picos nevados, las nubes al alcance de mi mano... Sonreí. Acababa de descubrir que el paisaje no termina allá donde nuestra vista ya no puede alcanzar; que la vida no es una gama de grises; que hay tantos colores como estados de ánimo; que las fronteras las marcan las personas; que la vida termina en muerte, pero lo que pase entre ambos momentos sí, está en nuestras manos; que por muy mala que sea la noche siempre sale el sol; que el invierno nos enseña lo hermoso que será el verano... En un corto vuelo de apenas dos horas, descubrí que el mundo es redondo.



Fotografías: CC Edurne Iza: sobrevolando los Pirineos
Texto: Onintza Otamendi Iza
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La Foto de la Semana 18-05-2014: "Artillería"

  

El origen etimológico del término «artillería» es bastante confuso y se han planteado diversas teorías destinadas a dar una explicación para el mismo. Podría provenir del latín artillus que significa ingenio. Otra explicación posible es aquella que atribuye la palabra al nombre de un fraile llamado Juan Tillery: con el paso del tiempo el «arte de Tillery» se habría transformado en la palabra «artillería». Una segunda hipótesis sostiene que, específicamente, el término «artillero» era utilizado para designar a aquella persona que «artillaba» o «armaba» un castillo o fortaleza, basándose en una antigua ordenanza del rey Eduardo II de Inglaterra, la cual ordenaba que un sólo artillero (o maestre de artillería, conforme al término utilizado en la época) se encargara de la construcción de balistas, arcos, flechas, lanzas y otras armas para abastecer al ejército. Aún hasta el año 1329, el término seguía siendo utilizado de forma genérica y abarcativa, incluyendo no sólo a la estricta maquinaria de guerra, sino también a todo tipo de artefactos civiles y armamento diverso.
La invención de la pólvora (conjuntamente con la de otro artefacto estrechamente ligado al anterior: el cañón) constituíria el próximo hito que revolucionaría el sentido de la artillería y acabaría por definir la actual concepción. En Europa, hay varias referencias en el siglo XIV al uso de piezas artilleras primitivas por los árabes en el sitio de Baza, y se sabe que el ejército de Alfonso XI la utilizó en 1312 en el sitio de Algeciras[cita requerida]. O en una obra sobre los oficios del rey escrita en Inglaterra. En todos los casos se describen una especie de potes de hierro que disparan bolas de piedra y flechas de gran tamaño. En la Batalla de Crécy en 1346 entre Inglaterra y Francia, se tiene constancia del uso de un cañón que empleaba bolas de piedra como munición.
En el siglo XVI, se sabe que se fabricaban cañones de bronce fundido y de hierro, estos últimos con una técnica parecida a la elaboración de toneles, juntando láminas de hierro al rojo y luego colocando aros de refuerzo alrededor y una tapa gruesa en la parte posterior. Las piezas eran relativamente peligrosas y tenían la tendencia a explotar matando a sus servidores al ser sometidas a mucho esfuerzo. Para disparar una pieza, había que meter primero por la boca de la misma un taco con una esponja húmeda para apagar posibles restos que quedaran del disparo anterior, a continuación introducir la pólvora, apretándola con un taco, luego la bala y se comprimía el conjunto. En la parte posterior del arma había un orificio denominado oído por el que se introducía una pequeña cantidad de pólvora a la que se aplicaba una mecha para provocar el disparo. Con el retroceso, el cañón saltaba varios metros hacia atrás y los sirvientes debían empujarlo de nuevo a su posición. El alcance máximo eficaz era entre uno y dos kilómetros.
En estos momentos las piezas de artillería son de dos tipos: por un lado, el cañón, pieza larga en relación a su calibre, pensado para disparar sobre un blanco que está a la vista de los artilleros en una trayectoria casi plana en lo que se denomina tiro directo o tiro tenso y, por otro, el mortero, con un cuerpo metálico corto y ancho, que permite inclinaciones entre 45° y 90° para bombardear objetivos dentro de posiciones fortificadas o desde detrás de muros o elevaciones de terreno con municiones explosivas. Las piezas son generalmente de fundición de bronce o latón. La mayoría de la artillería se destina a atacar o defender ciudades y fortificaciones por su escasa movilidad, aparte de montarse en navíos.
Existían en los siglos XV y XVI varios tipos de cañón, como la bombarda, con un tubo atado a un bastidor de madera montado en una cureña sencilla que se apuntaba metiendo o sacando tacos de madera de un rudimentario dispositivo elevador, o el falconete, un cañón ligero, normalmente montado en una especie de horquilla de hierro fija a un muro o a la borda de un navío, con una barra que salía por su parte posterior para apuntar la pieza con una mano mientras con la otra se daba fuego al oído del arma para disparar. Una innovación importante fueron los muñones, piezas integradas en la boca de fuego que salían como un cilindro a cada lado que encajaba en la cureña y permitía cambiar el ángulo de elevación, eliminándose así el tosco sistema de atar las piezas a un bastidor.
Aligerando las bombardas surge en el siglo XVI la culebrina, cañón que llegaba a tener 30 veces la longitud del calibre, montada sobre una cureña con dos grandes ruedas para facilitar el transporte por los caminos y que permite disponer de una primitiva artillería de campaña para el campo de batalla. En dicho siglo, Carlos I de España intenta por vez primera en Europa, homogeneizar los calibres y piezas de sus ejércitos para terminar con los problemas de intendencia que suponía fabricar piezas totalmente distintas y establece siete modelos (seis cañones y un mortero) de calibre entre 40 y 3 libras (entonces los calibres se medían por el peso del proyectil). La mayoría de los ejércitos europeos intentan seguir por el mismo camino, aunque continuarán existiendo piezas no reglamentarias en uso durante muchos años. Desde el siglo XVII, la denominación cañón sustituye a las antiguas de bombarda, culebrina, etc. para designar a ese tipo de piezas.


Fotografía Edurne Iza. Exposición de cañones en el castillo de Hohenzollern, Alemania.
Artículo: Artillería. Fuente http://es.wikipedia.org/wiki/Artilleria

La Foto de la semana 11-05-2014: "No hay problema que no solucione... Maya"

Toda una generación creció al ritmo de la pegadiza canción y atrapada por el encanto de las aventuras de la traviesa abeja Maya y su inseparable amigo Willy. Durante años fueron nuestros compañeros de juegos y aún hoy se repone la serie en televisión y los DVD causan furor entre los hijos de quienes entonces disfrutábamos con tan dulce personaje. Sin embargo, el promedio de vida de una abeja obrera es de cuarenta y cinco días y en el caso de los zánganos, de tres meses. Estos períodos de vida varían en función de la época de más o menos actividad de las abejas. En tiempos de recolecta y dado el elevado número de vuelos que realizan las obreras en busca de polen, sus alas se deterioran a gran velocidad y su esperanza de vida ronda los quince días. En el momento en que las abejas pican, pierden su aguijón, que al tener forma de anzuelo queda prisionero en su víctima y sin su aguijón, mueren a los pocos minutos. Ahora que se un poco más sobre la azarosa vida de tan trabajadores insectos veo si cabe con mejores ojos los entrañables dibujos animados, sin embargo me alegro infinitamente de no haber sabido de la dureza de la vida de las abejas hasta muchos años después. Sinceramente nuestra infancia ya quedó suficientemente marcada con perder a la madre de Bambi, a David el gnomo y con las lloreras provocadas por Heidi, Marco, El Patito Feo, Oliver Twist... 



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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La Foto de la semana 04-05-2014: "Ser madre. La historia de un sacrificio invisible"



Las nieves hacía semanas que habían desaparecido. Los árboles habían renacido y las diferentes tonalidades de verde invadían bosques y praderas. En el castillo todo estaba a punto para la gran celebración. Primavera era una princesa hermosa y dulce que preparaba su boda con el príncipe Horizonte. Ambos jóvenes se querían desde niños y todo el que les conocía sabía que su destino era estar juntos. El padre de Primavera había fallecido hacía algunos años y la mayor ilusión de la muchacha era que su madre, Prado, estuviera a su lado en el gran día. La ceremonia comenzaría en unas horas y el castillo rebosaba alegría y optimismo. Horizonte debía llegar en unos minutos y sería recibido por la madre de la novia para acompañarlo hasta la sala de celebraciones. Prado comenzó a inquietarse cuando el joven príncipe se retrasaba de la hora acordada. Estaba inquieta, como si presintiera que una nube gris estaba a punto de ensombrecer la felicidad de sus vidas. El reloj movía sus agujas más rápido de lo que Prado hubiera deseado cuando irrumpió en su alcoba una mujer vestida de negro, con un sombrero de ala ancha que le cubría medio rostro y una mirada opaca e impenetrable como la guarida de una fiera. 
La misteriosa visitante resultó ser Vacío, la bruja de las tinieblas. Era la bruja más temida del reino, conocida por destruir los instantes felices en la existencia de las gentes que ajenas a su maldad sólo se preocupaban de vivir. Pronto, Prado comprendió que el retraso de Horizonte no podía estar si no relacionado con alguna argucia de la bruja y sacando fuerza a pesar del terror que invadía su alma le preguntó:
- ¿Qué le has hecho? ¿Dónde está Horizonte?
Con una carcajada escalofriante la bruja se frotó las manos dejando ver unas uñas largas, retorcidas y ennegrecidas por la suciedad, para explicar con despiadada parsimonia que el príncipe había tenido un desafortunado accidente cuando se aproximaba a caballo al castillo.
Prado desesperada se abalanzó sobre la bruja al tiempo que gritaba ¡Desgraciada! ¿Qué le has hecho?.
Vacío disfrutaba observando la angustia de Prado que viendo arruinado el que suponía debía ser el día más feliz de la vida de su hija se desmoronó en un llanto profundo y silencioso. Entonces la bruja susurró con malignidad 
- Aún no está todo perdido
- ¿Qué insinúas? ¿Hay algún modo de salvar a Horizonte?
- En realidad... Si
- Dímelo, haré lo que sea
- ¿Lo que sea?. En ese caso, puedo salvar al estúpido jovenzuelo y hacer que llegue a tiempo a la boda con su amada, siempre y cuando tú te conviertas en mi sirvienta. Vivirás en mi cueva, cocinarás y limpiarás para mí eternamente. Pero como en realidad no soy tan cruel como puede parecer, te concederé una gracia. Desde una pared de roca mágica podrás observar la felicidad de tu hija. Podrás verla sin ser vista. Tendrás el privilegio de ver cómo te odia para luego borrarte de su vida sin más.
- Pero si no aparezco en la ceremonia Primavera se morirá de dolor... No puedo hacerle eso.
- Tranquila, está todo pensado. Escribirás una carta de despedida en la que le convencerás de que hay motivos ocultos que te obligan a abandonar el castillo. Sufrirá... sí, pero te olvidará pronto y será feliz. ¿No es eso lo que quieres?. Tic-tac, tic-tac... los minutos pasan...
- Está bien. Acepto.
Prado se sacrificó para que Horizonte viviera y llegara a tiempo a la boda. Escribió la carta y sin que la bruja pudiera percatarse pidió a su ama que vistiera uno de sus trajes para que confundida entre la multitud de invitados, Primavera creyera ver a su madre disfrutando con ella de un día tan feliz. De ese modo, no suspendería la boda y encontraría la carta una vez que la bruja le hubiera arrastrado a su mundo de oscuridad y penuria.

Tal y como Vacío vaticinó, Primavera fue feliz y Prado con los ojos secos de tanto llorar, pudo observar, prisionera detrás de la pared mágica, cada día de la vida de su pequeña. Fue un sacrificio invisible, como la mayoría de los que hacen las madres por sus hijos. Sin embargo, Vacío se equivocó en algo que se convirtió en la razón de vivir para Prado. Desde su encierro, pudo comprobar cómo su hija lejos de olvidarle, guardaba en un arcón de madera fotos y juguetes de infancia, cómo recordaba a su madre con amor infinito y como a su primera hija le llamó Prado en honor a quien le diera la vida y la defendiera con la suya propia.

Dedicado a todas las madres, que hacen sacrificios invisibles y se vuelven invisibles por amor a sus hijos.



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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La Foto de la semana 27-04-2017: "¿Quién dijo pudor?"

Atónita y ojiplática me quedé al encontrar el inodoro de la imagen en plena vía pública. Hasta hace poco mirábamos con gesto acusador a quienes sin poder aguantar las necesidades fisiológicas bajaban sus cremalleras y descargaban lastre apuntando hacia algún árbol. Pues peor se pone la cosa, o mejor, según se mire. Parece ser que en breve encontraremos al vecino del quinto o a la del tercero, con las verguenzas al aire y aliviando necesidades mayores en el parque del pueblo. Mal lo que se dice mal no me parece. Al fin y al cabo es natural, al estar al aire libre se evita la concentración de malos olores y total, si los perros lo hacen ¿por qué no los humanos?. Pero ya puestos creo que les ha faltado un poco de detalle y han perdido una oportunidad única de hacer negocio. Me falta una máquina dispensadora de revistas y periódicos y otra de papel higiénico ¿quién va a resistirse a echar una ojeada a las noticias del día en un momento tan especial y relajante?. Reconozcámoslo, es un clásico. También les falta una cubierta en caso de lluvia. Qué pasa ¿qué solo podremos defecar en la calle cuando haga sol?. Si esta imagen se hubiera tomado en el centro o el norte de Europa, el inodoro tendría protección contra la lluvia, un sistema de limpieza tras cada usuario, hasta pantallas interactivas para seleccionar audio y vídeo durante "el acto" incluyendo un dispositivo para soltar los cincuenta céntimos de turno de cada visitante. Es lo malo de este país, todo lo hacemos a medias. Hasta para cagar la cagamos. 


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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Sant Jordi 2014


Feliç diada de Sant Jordi 2014 per a tothom!



Fotografía: Edurne Iza
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La Foto de la semana 20-04-2014: "Feoh"


Fe y Feoh son los nombres de la runa (nórdico antiguo inglés antiguo feoh) que representa el sonido f en los alfabetos rúnicos futhark joven y futhorc respectivamente. Significa "riqueza (móvil)", y tiene la misma raíz que la palabra inglesa fee que originalmente significaba "oveja" o "ganado", al igual que los términos del: neerlandés Veealemán Viehlatín pecum y sánscrito pashu.
Esta runa ya aparece en el futhark antiguo y aunque su nombre en protonórdico no ha quedado registrado se ha reconstruido lingüísticamente como fehu, con los significados originales de "dinero, ganado, riqueza".
La letra equivalente en el alfabeto gótico, se llama faihu. La gran similitud que hay entre todos los poemas rúnicos y el nombre de la misma letra en el alfabeto gótico, es infrecuente y da al nombre reconstruido para el futhark antiguo un alto grado de fiabilidad.
La forma de la runa está probablemente basada en la v etrusca, F, que es como la griega digamma Ϝ y la latina F y en última instancia la letra fenicia waw w.


Fuentes: http://es.wikipedia.org/wiki/Fehu
Fotografía: Edurne Iza
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La Foto de la semana 13-04-2014: "Amapola roja, el soldado caído"



En algún momento de la Segunda Guerra Mundial, la amapola roja, que crece de manera espontánea en primavera entremezclada con cultivos de cereales, se convirtió en símbolo de los soldados caídos. Quizá por su fragilidad o por su color, que asemeja el de la sangre derramada. Lo cierto es que es una flor inspiradora de sentimientos. Salpica los campos con intensidad y fragilidad a partes iguales. Sin embargo lo más fascinante, casi sacado de un cuento de hadas es que... una vez cortada muere casi en el acto. Por eso, debe disfrutarse en su hábitat, en plena naturaleza, toda su magia y belleza se desvanecen en el momento en que su tallo se corta. 
El ser humano tiende a capturar todo aquello que encuentra bello, para poder disfrutarlo y observarlo. Encierra animales exóticos en jaulas para su exhibición pública y sólo hay que mirarles a los ojos para saber que están muriendo lentamente. Recorta las alas de majestuosas aves para poder observarlas cautivas en diminutas jaulas... Y aún les exige que deleiten sus oídos con armoniosos cantos. Sin embargo la amapola, tan delicada e indefensa como parece, ha encontrado su defensa perfecta contra el ser humano... sólo puede ser disfrutada en vida, arraigada a la tierra. Es rebelde e indómita. Así que hoy no puedo más que reivindicar que todos deberíamos ser un poco amapola.


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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La Foto de la semana 06-04-2014: "Historia en venta"

Heredó la casa de su padre y éste del suyo. Construyó un hogar y una familia. El amor y la armonía reinaron durante muchos años. Llegaron los niños. Crecieron sanos y fuertes y fueron felices en una casa humilde pero repleta de cariño. Los adolescentes se hicieron hombres y abandonaron la casa familiar. Crearon sus propias vidas. Los adultos se convirtieron en ancianos y las enfermedades llamaron a su puerta, acosaron su existencia en una batalla sin cuartel que terminó como todas las guerras, en muerte, desolación y silencio.
Hoy es sólo un amasijo de piedras semi derruidas, hierros oxidados y salvaje vegetación abriéndose paso para recuperar un espacio que tiempo atrás le perteneciera. 
¡Hagan sus pujas! aquí y ahora, se cotiza barata una historia que en realidad no tiene precio. La de una familia, las vidas de varias generaciones. Un ADN que desaparecerá para dejar paso a un centro comercial, una cadena hotelera o quizá un elegante edificio de apartamentos.
Así, con un cartel blanco y un número de teléfono es como se pone una historia en venta.



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

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La Foto de la semana 16-03-2014: "Anonimato perdido"

Hacía tan sólo unos días que había regresado de Hollywood. Como cada año la alfombra roja se había llenado de celebridades, de vestidos impresionantes y de cientos de fotógrafos y periodistas dispuestos a obtener la mejor toma de la ceremonia. A pesar de que todas las encuestas le apuntaban como claro ganador de la estatuilla al mejor actor, una vez más su nombre no terminó la tan repetida frase de "And the Oscar goes to..." La prensa siempre especula en este tipo de situaciones. Hubo quienes aseguraron que se había refugiado en su mansión europea y que estaba sumido en una profunda depresión, manteniendo su mente en blanco a base de barbitúricos y alcohol. Otros imprimían historias absurdas acerca de ataques de ira hacia la Academia y el ganador justificadas con la superficial excusa del carácter caprichoso de los artistas.
La realidad era mucho más sencilla que todo eso. Conocedor del mecanismo del certamen, tras el fallo del jurado quedó decepcionado pero no sorprendido. Su película era demasiado explícita, nada diplomática y políticamente muy incorrecta. Él se sabía perdedor mucho antes del inicio de la noche mágica del cine. Por lo tanto, cuando los focos se apagaron y enrollaron la alfombra, se retiró a un pueblecito de la costa a practicar su segunda pasión después del cine, el piragüismo. Tenía una casita escondida en las montañas y pasaba horas paleando por las tranquilas aguas que bañaban los alrededores. A menudo se llevaba un libro y se quedaba flotando durante horas en su canoa en el medio de la nada, disfrutando de la naturaleza y del relax del anonimato.
Aquella mañana soleada no se percató de la presencia de un paparazzi. Desde lo alto de un puente tomó varias instantáneas del actor en su piragua. A los pocos días, mientras se dirigía al pueblo para desyunar, le sorprendieron las portadas de varias revistas asegurando su estado mental inestable aparentemente confirmado por numerosos testigos que le habían visto ingerir alcohol y drogas y deambular por las calles de la localidad desorientado y sin rumbo fijo.
El camarero del bar le sirvió, como siempre, un café con leche con la leche muy caliente y un croissant recién hecho y con sorna y la familiaridad de atenderle cada día durante años le dijo, tenga le sirvo su coctel antidepresivo. Acuérdese de romper unos cuantos vasos e insultar al resto de clientes antes de marcharse.
Ambos sonrieron con sorna y el artista continuó disfrutando de su desayuno a la francesa y es que cuando "firmó el contrato" para convertirse en famoso sabía que de algún modo perdía su vida privada, su reputación y por supuesto, su anonimato.


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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