Merry Christmas & Happy New Year for everybody
Matilde era desgraciada. Su vida había sido, desde siempre, una consecución de despropósitos. Su corazón no bombeaba sangre, sólo lágrimas. Cada mañana al abrir los ojos, Matilde lloraba. Al principio lloraba a causa de sus problemas económicos, porque se sentía sola, no tenía trabajo, porque apenas podía alimentarse. Su situación mejoró cuando respondió al anuncio del supermercado de la esquina y la contrataron como cajera. Sin embargo, cada mañana al abrir los ojos, Matilde lloraba. Consiguió mudarse a un barrio mejor, a su mesa cada noche servía una cena caliente, pudo comprarse algo de ropa. Pero cada mañana al abrir los ojos, Matilde lloraba. Ya no recordaba por qué, pero continuaba llorando de manera rutinaria igual que se lavaba los dientes. Era el día de Navidad y Matilde, no tenía que trabajar. Sonó el despertador conectado con la emisora de radio local y tocaban su canción favorita. Ese día Matilde se olvidó de llorar. Lo mismo sucedió la siguiente mañana y la otra. Hasta que un día se despertó y una enorme sonrisa iluminó su rostro. Se sentía feliz y ni siquiera recordaba los millones de lágrimas derramadas.
A menudo utilizamos de forma casi inconsciente la palabra felicidad. Deseamos felices fiestas, decimos que tenemos una vida feliz, que somos felices. Que esto o aquello nos hace felices.
Sin embargo la felicidad es mucho más etérea. Sólo tiene sentido en un determinado espacio e instante temporal. Es efímera, abstracta, intangible e incontable.
Hay quien hace de ella el propósito de su vida. Hay quien desperdicia su vida buscándola y muere en el intento. En realidad, la felicidad es un sentimiento tan profundo y satisfactorio que apenas unos segundos nos compensan una larga serie de penurias. Por ello, me atrevería a definir la felicidad como un instante fugaz de satisfacción infinita.
Así, para el nuevo año, desde Fotografía Edurne Iza, os deseamos dos mil quince diminutos e intensos instantes de felicidad. Doce meses de vida plena. Trescientos sesenta y cinco amaneceres con vuestra canción favorita en la radio. Que si una pena os inunda de tristeza, a la mañana siguiente os olvidéis de llorar. Que vuestro corazón no bombee lágrimas si no sonrisas y buenas vibraciones. Que en este nuevo año os convirtáis en recolectores de instantes felices.
Así, para el nuevo año, desde Fotografía Edurne Iza, os deseamos dos mil quince diminutos e intensos instantes de felicidad. Doce meses de vida plena. Trescientos sesenta y cinco amaneceres con vuestra canción favorita en la radio. Que si una pena os inunda de tristeza, a la mañana siguiente os olvidéis de llorar. Que vuestro corazón no bombee lágrimas si no sonrisas y buenas vibraciones. Que en este nuevo año os convirtáis en recolectores de instantes felices.
Foto: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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