La Foto del día 13-07-2011 "Biodiversidad Hollywoodiense"

Edurne Iza, Biodiversidad Hollywoodiense

En su pequeño fragmento de paraíso, era feliz. Heredó de sus padres y éstos de sus abuelos, un amplio terreno ubicado en una colina espectacular, mirando al Mediterráneo. Concibió en su jardín del Edén, un mundo independiente del resto del mundo. Las normas eran básicas. Respeta la naturaleza y ella te proporcionará lo necesario para vivir. Cultivaba hortalizas, cuidaba del ganado. Tenía un corral con gallinas. Recogía moluscos y pescaba de tanto en tanto. Plantó una parcela con árboles frutales. Vivía en una casa de piedra, rehabilitada desde las ruinas de una antigua fortificación de defensa del litoral. Se acercaba una vez cada mes al pueblo para comprar otros productos de primera necesidad. Libros, ropa, artículos de limpieza, higiene personal y también caprichos. Helados o alguna botellita de buen Rioja. Disfrutaba de suministro eléctrico, agua, teléfono y gas que hacían su vida mucho más confortable, sobretodo en invierno y sucumbió ante lo que denominaba el mejor invento de la civilización moderna, Internet. Esto le permitió estudiar a distancia, inscribiéndose en una universidad virtual. Biología, ¿qué otra disciplina hubiera podido ser?. Decidió crear un auténtico jardín de la biodiversidad. Estudió los líquenes, se encargó de repoblar su territorio, con las especies autóctonas más tradicionales. Algunas casi extinguidas, al menos en la zona. Sembró árboles que habían sucumbido hacía décadas a la avaricia del bum inmobiliario. Consiguió equilibrar el ecosistema hasta el punto de recuperar flores silvestres que los más ancianos del lugar ni siquiera recordaban. Los pájaros, mariposas, e infinidad de especies anfibias y terrestres, muchas de ellas microscópicas, se convirtieron de forma espontánea en sus más apacibles vecinos.
A las gentes de los pueblos cercanos les gustaba su filosofía de vida. Acercarse paseando hasta los límites de su propiedad, era como asomarse a una ventana de perfección y equilibrio. De armonía natural, que la mayoría de los seres humanos habíamos perdido hacía demasiado tiempo.
Aquella mañana abrió el buzón que había colocado en el sendero de acceso a la entrada principal. Hacía varios días, que inmersa en sus estudios y análisis no recibía informaciones escritas del exterior. Efectivamente, al entornar la portezuela, vio varios sobres apilados en el interior del casillero. Facturas, facturas, facturas, propaganda de Telepizza... Son increíbles estos de Telepizza, llegan hasta el fin del mundo, pensó. Finalmente había un sobre diferente, con un membrete de algún organismo oficial. Tuvo un mal presentimiento. Comenzó a leer con avidez y al terminar la escueta carta, no pudo evitar clavar las rodillas en el suelo con gesto desconsolado. Le notificaban la expropiación de la finca, para ampliar la red de carreteras de la zona. Pasó varias horas allí, leyendo y releyendo aquel documento, sin poder dar crédito a su contenido. Buscó soluciones, pero nada venía a su mente. ¿Qué podía hacer?. Aquella misma tarde, contactó con asociaciones de protección del medio ambiente, de la naturaleza, de flora y fauna en peligro de extinción, ecologistas e incluso partidos políticos. Explicó su historia hasta el cansancio. Las respuestas vagas, difusas, poco coherentes. Agotada, se recostó un rato y no pudo evitar romper a llorar. Cuando la tensión hubo salido expulsada por sus lagrimales, se quedó dormida. Al despertar, decidió desconectar un rato del problema y ojear una revista que había comprado en su última excursión a la ciudad. Haciendo un gran esfuerzo por dejar su cerebro en blanco, llegó a un artículo sobre un conocidísimo actor de Hollywood y su gran compromiso en la lucha por la defensa de nuestro planeta. ¡Eso es! exclamó, ¡él es la respuesta!.
Invirtió todas las horas, minutos y segundos de los tres siguientes días en localizar el modo de contactar con quien presentía, sería su salvador. Finalmente después de reenviar por correo electrónico la respuesta del contacto de la respuesta de una de las personas de su equipo de marketing, logró su propósito. Mantuvieron una larga conversación telefónica, tras la cual acordaron verse en persona. No daba crédito a todo lo que estaba sucediendo.
Dos días después, recién aterrizado en el pequeño aeropuerto local, llamaba a su timbre el oscarizado personaje. Le resultó curioso, observar como "al natural" aquel apuesto hombre, repetía muchos de los gestos que ella tantas veces había visto a través de la pantalla. Es lógico, detrás del personaje hay un ser humano, pensó. La mirada profunda, la sonrisa pícara. Era mucho más guapo y próximo de lo que nunca hubiera imaginado. Sin embargo el mayor magnetismo y atracción, procedían del modo en que se había interesado por ella y el futuro de su pequeño mundo. Por momentos retiraba la mirada, para no parecer otra fan hipnotizada por sus encantos. Caminaron durante varias horas, deteniéndose en cada rincón, donde ella deseaba explicarle el origen de un cactus, el modo en que una charca había sido recuperada hasta generar unos fangos apropiados para el crecimiento de diminutas especies anfibias... Agotados, se sentaron en el porche a disfrutar de una taza de café humeante, mientras continuaban con la animada charla. Después de cenar, ella se quedó por primera vez sin palabras. Con la sensación de haber sacado todo cuanto tenía dentro de su alma y su corazón. Entonces simplemente se quedó mirándole fijamente con un desamparado gesto de socorro. El hombre se levantó y estrechando su mano con firmeza dijo: "mañana estará resuelto, he traído conmigo a mis asesores legales y tenemos una reunión a primera hora con las autoridades. Descanse, la necesito en plenas facultades. Ha hecho usted un trabajo magnífico".
No pegó ojo en toda la noche, pero al alba, estaba preparada para luchar, con uñas y dientes. La estrategia de los abogados, fue abrumadora. Habían estudiado las leyes locales con absoluto detalle, conocían los plazos de alegación, los vacíos legales, los atajos y vericuetos. Finalmente declararon mi propiedad, patrimonio de la naturaleza lo que le otorgaba una etiqueta de impermeabilidad contra una expropiación o ataque urbanístico de cualquier índole. La firma le supo a gloriosa victoria, de esas que se escriben en los libros de historia.
Han pasado algunos años, pero los habitantes de la zona, afirman que el apuesto artista visita la finca con frecuencia. Se aloja en la casa de piedra. Comparte la experiencia de una vida natural en compañía de su desde entonces amiga. Él nunca se casó y hay quien afirma que son amantes. A mí me encanta imaginarlos disfrutando de un amor atemporal al cobijo de la madre naturaleza.





Foto: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza




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2 comentarios:

  1. Qué bonitas...la foto y la historia...es george cloony??

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  2. ¡Hola Sandra! Lo bonito de esta historia es que os identifiqueis con la bióloga y decidáis quien es ese maravilloso personaje salvador. Habrá quien piense en Johnny Deep, en George Clooney, Brad Pit, Keanu Reeves... Los que me conocen bien se pueden imaginar quién es en mi mente... y hasta aquí puedo leer :-) Edurne, la foto es una auténtica preciosidad que realza la naturaleza del mejor modo posible.

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