Llevo toda la noche sin dormir, con los gritos, bailes, música y confeti. No se exactamente en qué consiste, pero los humanos le llaman carnaval. Es curioso, se esconden tras vestidos de colores y máscaras que cubren sus rostros y es como si eso, les permitiera hacer en público todo lo que habitualmente "no queda bien": saltar, reir, beber, y sobretodo perder ese doloroso sentido del ridículo, que tanto les coarta a veces. La verdad, que para mí, es una de las peores noches del año, junto con el 31 de Diciembre y las tardes de partido.
El resto de los días, la gente me hace fotos, a las familias les encanta, que los niños tengan una instantánea junto a mi largo cuello. Es un trabajo agotador, pero me gusta que miles de personas me lleven con ellos en sus recuerdos y me hagan viajar a los confines más remotos.
Lo malo, es que siempre estoy ahí. No tengo horarios, ni vacaciones, ni me retiro a casa a descansar. Y claro, miradme hoy. Después de pasar toda la noche de fiesta, cubierto con su máscara, el angelito no tenía mejor lugar donde abandonarse a los brazos de morfeo. Lo malo, es que me está aprisionando las patas traseras. No se qué hacer para que se despierte. ¡Socorro!, ¡Qué alguien ayude a esta pobre jirafa!.
Foto: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta foto libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.
"Angelito" por no decir otra cosa jajajaj
ResponderEliminarQué preciosidad la máscara... me hace recordar Venecia y su maravilloso carnaval.
ResponderEliminar