Mostrando entradas con la etiqueta árbol. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta árbol. Mostrar todas las entradas

La Foto de la semana 15-12-2013: "Paseo solitario"

En las últimas semanas estoy disfrutando con una serie de televisión que me habían recomendado muchas veces y que sin embargo, no había encontrado el momento de ver. Se trata de Los Soprano. Mafia de los siglos XX-XXI al más puro estilo clásico italiano. Es magistral cómo juegan con los sentimientos del público haciendo al espectador tomar aprecio a un personaje que en realidad tiene todos los ingredientes para ser despreciable. Pero que nos muestra en cada capítulo esa ética especial del clásico gánster que a pesar de matar, descuartizar y lo que se tercie, tiene su corazoncito que se cuida muy bien de mostrar en público para no perder su estatus de hombre duro e implacable.
Sin duda, una de las genialidades de la serie es su banda sonora. Las piezas musicales escogidas para cada episodio son magníficas y nos recuerdan clásicos del cine y melodías que nunca pasarán de moda. Os recomiendo visitar este link para haceros una mejor idea http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:M%C3%BAsica_de_Los_Soprano.
En esta mañana de domingo invernal, soleada pero fría como el hielo, he decidido salir a dar un paseo. Mientras pensaba en esto y en aquello me he topado con un árbol casi infinito, trepando en solitario hacia las nubes. Me he parado a observarlo. Fuerte y orgulloso, pero infinitamente solo. Sin apenas darme cuenta he pensado en aquellos cowboys que recorrían el desierto con la única compañía de su caballo y un rifle para protegerse. Sin pretenderlo he vuelto a pensar en mi amigo Tony Soprano y en el capítulo de la cuarta temporada titulado Pie O My que culmina con el clásico de Dean Martin que llevo canturreando las dos últimas horas y que os dejo a continuación. Espero que os transporte, al menos por un par de minutos, al centro de vuestros propios pensamientos. Este, Oeste, Norte o Sur, allá donde sólo cada uno de nosotros tiene permitido el acceso.



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 13-10-2013: "El árbol y yo"


El cielo amenazaba con derramar más lluvia sobre la ya caída los días anteriores. Paseaba despacio, con el paso lento del que arrastra una carga pesada. Los expertos dicen que tan sólo utilizamos un diez por ciento de nuestro cerebro y por el contrario, el mío, parecía rebosar información, como un disco duro a punto de explotar.   
Una alarma sonaba en mi interior, demasiadas batallas libradas en el mismo campo, balas perdidas, brazos cortados, piernas amputadas, luces rojas, sirenas… ¡Peligro!. Sin embargo, todos a mi alrededor sonreían con dulzura y me prodigaban esas odiosas miradas benevolentes, dando por hecho que los fuertes siempre ganan. Que yo era fuerte y por tanto nada suponía un problema para mí, para acto seguido pasar a hablarme de sus vidas miserables y cargadas de vicisitudes que por su debilidad como seres humanos no conseguían gestionar. “Si yo fuera tan fuerte como tu…” terminaban diciendo. Si supieran cuánto había llegado a aborrecer esa frase. Un tremendo improperio estaba a punto de salir por mi boca cuando reparé en un árbol  justo delante de mí. En realidad eran dos árboles. El real y su reflejo en una balsa de agua.

Tan cotidiana visión me hizo reflexionar. El primero, alto, erguido, robusto, preparado para soportar cualquier inclemencia, retando impasible a cielo y mar. El segundo, tan frágil como cualquier proyección de uno mismo, dispuesto a romperse por unas gotas de lluvia o un paso despistado en mitad del charco. No sé cuánto tiempo permanecí absorto en mis propios pensamientos. Mirando el árbol, el charco y el mar. Luego el charco, el mar y el árbol. En realidad, me estaba viendo a mí mismo… Y mi reflejo.

El cielo se abrió por la mitad bajo el filo de un rayo y en pocos segundos comenzó a descargar millones de furiosas gotas de agua. El charco se convirtió en un amasijo de diminutas explosiones acuosas y entonces comprendí que estábamos solos. El árbol y yo. 




Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza

Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.