La Foto del día: 04-09-2011 "El corazón del higo chumbo"

Edurne Iza, el corazón del higo chumboHay personas que son como higos chumbos. Intentan proteger el fruto dulce y delicado que habita en el fondo de su corazón, ocultándose bajo una coraza de pinchos. Temen mostrar al mundo su lado más amable y confunden cortesía, condescendencia y diálogo, con vulnerabilidad. Igual que sucede con la planta arbustiva, de la familia de las cactáceas, protagonista de nuestra imagen de hoy, es difícil descubrir su interior. A menudo, se encuentran aterrados, como chiquillos desamparados, incapaces de coexistir con sus congéneres. Temerosos de traslucir alguna debilidad. Son como sustancias químicas inestables, que pueden pasar de un estado volátil e inofensivo al más potente y destructivo estallido. En muchos casos, son poseedores de una sensibilidad especial, que sólo descubren algunos privilegiados. Aquellos, capaces de demostrarles que ninguna de sus espinas es lo suficientemente afilada como para ahuyentarles. Los que les evidencian honestidad, tesón, personalidad y sobretodo... Ningún miedo. Estos especímenes de la raza humana, pueden ser encontrados en cualquier continente. Mimetizados bajo distintos colores de piel. No es posible llegar a un buen entendimiento con ellos, sin antes haber sufrido, uno o varios encontronazos. Una vez superadas estas crisis, que constituyen la primera fase, es frecuente, atravesar un período de ajuste mutuo, durante el cual, el más mínimo malentendido puede desembocar en algún episodio dramático. Ardua es la tarea, denominada segunda fase, de obtener su confianza y respeto. No obstante, si hemos sido hábiles para recorrer con éxito las dos etapas anteriores, es más que probable, alcanzar una situación ideal. El sujeto, habrá aprendido a creer en nosotros. A respetarnos y ofrecernos la mejor de sus sonrisas y habrá descubierto, no con poca sorpresa, que los efectos secundarios de la relación, no son en absoluto, mortales y que por contra, les llenan de frescura y energía positiva. Una vez alcanzada la velocidad de crucero, los vínculos son duraderos, y por fin, tenemos ante nosotros, su maravilloso mundo interior. Lleno de creatividad, espiritualidad y muchas emociones que nos conmueven y pueden transportarnos con naturalidad de la risa al llanto. De la gloria al infierno. Podremos ver el mundo a través de sus ojos y descubriremos un universo lleno de luz, al que la inseguridad, los caracteres controvertidos o una maleta cargada de malas experiencias, pueden tornar oscuro de un momento al otro. En el fondo, todos tenemos algo de higo chumbo, así que desde aquí os animo, a liberaros de vuestras espinas y disfrutar de la vida, que al fin y al cabo... Son cuatro días.


Foto: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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