La Foto del día: 26-07-2011 "Los pájaros"

Edurne Iza, Los Pájaros

Han pasado casi 50 años del estreno de "Los pájaros" (1963), del gran Alfred Hitchcock  y aún se nos eriza el vello pensando en una manada de gaviotas o cuervos trastornados, que deciden atacarnos por sorpresa y sin piedad.
Es cierto, el cine de terror ha evolucionado de manera increíble en estas últimas décadas, y sin embargo, el miedo psicológico al caos y a todo aquello que escapa a nuestro control, sigue siendo una fuente inagotable de guiones cinematográficos. Hoy en día, podemos ver cintas con efectos casi imposibles, monstruos digitales que parece vayan a salir de la pantalla, sangre, del rojo y densidad para estremecer el corazón más resistente. Sin embargo, los espectadores seguimos siendo básicos y primitivos en cuanto a miedos se refiere. Movernos a ciegas por una habitación compartida con un psicópata asesino; entrar en casa, escuchar un ruido y preguntar ¿cariño?, sin obtener más repuesta que el crujir del parquet (menos mal, que luego siempre resulta ser el gato, el perro o la dilatación de la madera por el cambio de temperaturas); ver un armario entreabierto con una manga de camisa asomando; acostarse, taparse hasta las orejas y darse cuenta que no hemos revisado debajo de la cama; estar en la ducha y ver una sombra al otro lado de la cortina... Son tan sólo algunos de los muchos terrores que desarrollamos durante la niñez y nos acompañan en la edad adulta. ¡Por supuesto! títulos como "Los pájaros" o "Psicosis" que haciéndonos los valientes nos empeñamos en ver, no ayudan en absoluto.
No obstante, por encima de todos estos terrores, para mí, el más sobrecogedor, es el de los niños poseídos. Esos que te miran fijamente con cara de ángel y luego se les inyectan los ojos en sangre y gritan de forma estremecedora con voz de adulto maquiavélico. Por no hablar de los criminales con doble personalidad. Los que seducen a la chica con rosas y cava, para luego llamar a su "otro yo" y entrar en sangrienta acción. Eso sí, siempre se produce la metamorfosis, cuando están pasando un fin de semana romántico en una cabaña del bosque más recóndito de EEUU, dónde como es obvio, no han dicho a nadie que van. En tales circunstancias, no pueden faltar el canto nocturno de la lechuza, el lago de aguas oscuras y la caseta de herramientas, con hachas afiladas y demás aperos punzantes.
En fin, queridos seguidores de La Foto del día... Os dejo este regalito y espero que hoy, no durmáis solos en casa. http://www.youtube.com/watch?v=m8tv2-ODlyA  

Foto: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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