¡Buenos días, queridos radio oyentes!. Hoy es 24 de Junio y lamentamos abrir este espacio informativo, con la misma noticia que lleva irrumpiendo en nuestros hogares en los últimos días. Las principales ciudades del país, están siendo sobrevoladas por cientos de naves alienígenas. El ejército y las fuerzas de seguridad, se encuentran en situación de máxima alerta, desde que se avistó la primera, la semana pasada. A pesar de los repetidos intentos de contacto con los extraterrestres, no se ha obtenido ninguna respuesta a día de hoy. Las autoridades aún no tienen claro, cuáles son las intenciones, de los, por ahora, pacíficos visitantes. Sin embargo, su estratégico posicionamiento alrededor de las urbes, hace temer lo peor. En previsión de un ataque inminente, se ha comenzado a evacuar a la población civil, del modo más ordenado posible por tierra, mar y aire.
- Está bien, apaga ya la maldita radio, masculló el capitán. Tenemos que sacar a toda esta gente de aquí cuanto antes. No me gusta pensar que sobre nuestras cabezas, tenemos cientos de marcianos dispuestos a liquidarnos.
- ¿Realmente cree que tienen malas intenciones?
- Vamos a ver, ¿desde cuándo sobrevuelas las ciudades de todo un país con naves extraplanetarias., no respondes a las llamadas de contacto en decenas de idiomas, en Morse y hasta en lenguaje encriptado, sólo para venir a decir "Hola qué tal"?
- Bueno, visto así, no tiene muy buena pinta.
- Lo dicho, basta de cháchara y levemos anclas. Quiero poner millas de por medio y sentir que la tripulación y las dos mil almas que tenemos a bordo, se quedan lejos de las garras de los alienígenas.
Comenzaron la maniobra de desatraque. En el alerón el capitán daba las instrucciones al primer oficial, y éste al timonel. En el muelle, el estibador dispuesto a desenganchar la estacha del noray. El barco comenzó a desplazarse, y pocos minutos después ya había unos cuantos metros de separación hasta el muelle. Todo transcurría según lo habitual, eran marinos experimentados. Habían realizado este mismo ejercicio día tras día desde que se subieran a un barco por primera vez. La ciudad se veía ahora como una línea en el horizonte. Sin embargo las naves sobre ella, podían distinguirse con perfecta claridad. Eran muy grandes, como un amasijo de hierros, de entre los cuáles centelleaban pequeñas luces de color rojo. Daban la impresión de tener equipos electrónicos avanzados. Bueno, lo que nosotros denominamos electrónica claro... a saber lo que es para ellos. De pronto un ruido ensordecedor hizo vibrar todo el barco. Se agolparon en ventanales y portillos y pudieron contemplar la desoladora imagen. Aquellos gigantescos objetos del espacio habían comenzado a disparar. Lanzaban enormes proyectiles que explotaban contra edificios, calles y plazas. El pánico se apoderó de todos a bordo. El desconcierto era general. ¡A toda máquina! bramó el capitán. ¡Salgamos de aquí!. Hasta bien entrada la noche divisaron el rojizo resplandor de las bombas destrozando lo que hasta hacía tan solo unas horas eran sus hogares. A bordo había familias enteras, que se abrazaban en silencio. Pero también los que se habían separado con la intención de reunirse pasados unos días. Los que lloraban con desconsuelo por la certeza de haber perdido, a todos a los que amaban en este mundo.
- Enciende la radio, solicitó el capitán con desolación.
- Ahora mismo.
El aparato de radio, sólo devolvía un carraspeante rugido. el oficial movía el dial con desesperación.
- ¡No consigo sintonizar nada!
- ¡Sigue intentándolo!, no es posible...
Tras más de una hora de insisitencia, de haber probado con los equipos de a bordo, con las radios portátiles de varios tripulantes e incluso de varios pasajeros, el capitán verbalizó, lo que todos estaban pensando.
- Estamos solos.
Aún terminaba de pronunciar la frase, cuando uno de los proyectiles alcanzó el buque. El único vestigio de esperanza de vida humana, acababa de ser convertido en una nube de humo y cenizas. De las naves comenzaron a descender miles de seres del espacio. Estaban invadiendo el planeta Tierra.
Aún terminaba de pronunciar la frase, cuando uno de los proyectiles alcanzó el buque. El único vestigio de esperanza de vida humana, acababa de ser convertido en una nube de humo y cenizas. De las naves comenzaron a descender miles de seres del espacio. Estaban invadiendo el planeta Tierra.
Foto: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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Buahhh Onintza como he disfrutado con esta historia, joer yo no se como puedes narrar asi de bien... a sido una pasada (se nota que me gusta la ciencia ficción?), animo encanto sigue asi por que no tienen desperdicio tus historias y comentarios plasmados en vuestro blog, seguro que muchos de los lectores de vuestra pagina habran disfrutado tanto como yo, un besote mu gordo y otro pa tu hermana Edurne, saludos.
ResponderEliminarRafa
Buahhh Onintza como he disfrutado con esta historia, joer yo no se como puedes narrar asi de bien... a sido una pasada (se nota que me gusta la ciencia ficción?), animo encanto sigue asi por que no tienen desperdicio tus historias y comentarios plasmados en vuestro blog, seguro que muchos de los lectores de vuestra pagina habran disfrutado tanto como yo, un besote mu gordo y otro pa tu hermana Edurne, saludos.
ResponderEliminarRafa
¡Hola Nexus!
ResponderEliminarDe vez en cuando, dejamos volar la imaginación.
Estupendo que te haya gustado. A seguir disfrutando del fin de semana