La Foto del día: 10-06-2011 "Hyena y las Tierras de la Luz"

Edurne Iza, Hyena y las Tierras de la Luz
Dejamos atrás las Tierras Oscuras. Tras semanas caminando, sin apenas comer y racionando las gotas de agua. Se abrió ante nosotros un paisaje, con colorido de cuento de hadas. Habíamos sido desterrados de nuestro propio país, por el líder de los seres de la penumbra. Una criatura, a mitad de camino entre hombre y hiena. Con afilados colmillos y sonrisa desgarradora. Con astucia desmedida y maldad sobrenatural. Nómadas durante décadas, llegaron a las fértiles Tierras de la Luz. Así se llamaba, el lugar que nos vio nacer, donde crecimos fuertes y sanos, y en el que por desgracia, asistimos impotentes a la llegada de las hordas de Hyena, su despiadado rey. Éramos gente de paz. Campesinos y ganaderos, que hicimos frente, con corazón pero sin armas, al más sanguinario ejército que jamás hubiera existido. Los pocos que sobrevivimos, sólo pudimos huir. Cargar con lo indispensable, intentar acarrear con heridos, familiares y amigos y emprender un éxodo lleno de dolor e incerteza. Los más débiles quedaron en el camino. Ancianos, bebés, mutilados... Enterramos sus restos en algún lugar en medio de la noche, para no ser descubiertos. Éramos la imagen de la desolación, de la derrota y el desconsuelo. Ahora nuestro sufrimiento parecía llegar a su fin. Se alzaba ante nuestros ojos un panorama indescriptible. Piedras de colores, recubiertas de musgo de un verde intenso. Un lago amplio, tranquilo, con una capa de misteriosa neblina cubriendo su superficie. Al fondo, en lo alto de una colina se divisaba una fortificación. Decidimos enviar una avanzadilla con los dos hombres más jóvenes y fuertes, para inspeccionar el terreno. Al llegar junto a la entrada de la pétrea estructura, escuchamos un poderoso rugido que salía del interior.
- ¡¿Quién anda ahí?!, retumbaron las paredes.
- Venimos de las Tierras de la Luz, escapando de Hyena. Estamos agotados, tenemos hambre y sed.
- Pasad, viajeros.
Hicimos un gesto al resto del grupo que se acercó confiado. Una vez en el interior, conocimos a Lyon, rey de aquellos parajes y enemigo natural de Hyena. Comimos, bebimos y descansamos, no sin antes explicar a Lyon nuestras tristes peripecias. Había anochecido. Un rugido estremeció el brillo de la luna, reflejado en las aguas del lago.
- Hyena destruyó mi hogar, asesinó a mi familia. He vivido todos estos años, preparándome para la venganza. Ha llegado el día. Vosotros me ayudaréis. Llegaremos hasta él y vengaremos a  cuantos han caído en sus fauces.
- ¡Pero sólo somos campesinos!
- Tenéis manos, músculos y cerebro. Tenéis un corazón lleno de tristeza y odio. Con un poco de ayuda, seréis guerreros muy pronto.
Ese día comenzó a urdirse la venganza contra Hyena, pero eso ya... será otra historia.


Foto: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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