Pintar es un verdadero arte. Cuando era niña, había una academia de pintura cerca de casa y cuando pasaba por delante al venir del cole, las puertas estaban abiertas y llegaba hasta la calle el característico olor a pigmentos y disolvente. Veía a los alumnos con sus batas emborronadas de mil colores. A veces me quedaba unos minutos en la puerta, mirando hacia el interior y me maravillaba la agilidad con que sus dedos impregnados de tintes eran capaces de mover el pincel. Otras, me cruzaba con ellos por el barrio, cargados con caballetes, carpetas y bastidores. Me hubiera encantado ser pintora y poder plasmar sobre un lienzo, toda la belleza que nos rodea. Durante un tiempo, incluso lo intenté. Me inscribí en la academia, pero puedo confirmaros que pocos meses después, mi profesora y yo llegamos a la conclusión de que no era lo mío. Sin embargo, al hacerme mayor, descubrí que hay muchas maneras de pintar. Yo escogí la mía, pinto con palabras. Mi hermana Edurne desde siempre, escogió pintar con luz. Y en sus obras, capta con la cámara brillos y reflejos, imprimiéndoles suavidad y magnetismo. Ahora gracias a aquella academia, que despertó mi vocación, pintamos juntas. Aquí os dejamos Barcelona, Maremagnum.
Texto: Onintza Otamendi Iza
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Pero que pedazo de artistas!
ResponderEliminarMe encantan tus fotos Edurne, y que decir de tus textos Onintza...
Seguid sorprendiéndonos cada día!
Vicky
Joer que bonita es esta, en blanco y negro le da un toque especial Edurne... es muy bonita.
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