Siempre permanecerá en mi retina la primera impresión que me causaron las fotografías de Sebastiao Salgado.
Una mezcla de admiración ante la capacidad de extraer belleza de las situaciones más extremas a las que se enfrentan los seres humanos, pero al mismo tiempo, una profunda pesadumbre, al ver el testimonio viviente del desamparo, la miseria, la destrucción a la que se ven sometidos un número incalculable de individuos de nuestra especie, de manera impune.
Sus composiciones siempre son equilibradas, con un manejo de la luz que resalta miradas, poses y espacios.