En los círculos arquitectónicos, Barcelona es conocida como la capital del modernismo. Uno de los máximos representantes de este estilo, Antonio Gaudí, nos dejó su legado en forma de joyas de piedra, azulejo y fantasía, salpicadas por toda la ciudad. El Parque Güell, La Pedrera y La Casa Batlló, son los más conocidos. Sin embargo, no sólo Gaudí, también LLuís Domenech i Muntaner o Puig i Cadafalch, nos han regalado maravillosas construcciones como la Casa Lleo Moreras, el Palau de la Música Catalana o la Casa Amatller.
Es agradable observar cómo la ciudad ha evolucionado con los tiempos. Prueba de ello son algunos de los edificios del distrito tecnológico, también conocido como 22@, donde podemos encontrar la Torre Agbar, diseñada por el francés Jean Nouvel y que destaca por su curiosa forma redondeada y la majestuosa iluminación con la que deleita cada noche a locales y visitantes. Esta zona de Barcelona, que hoy alberga los edificios más modernos e innovadores, era hasta el año 2.000 un área industrial que estaba quedando semi abandonada, por tener fábricas con tecnología obsoleta, solares vacíos y empresas cerradas o poco productivas. Fue entonces cuando el ayuntamiento de Barcelona, decidió aprobar un ordenamiento urbanístico que permitió recalificar el suelo de la zona, cambiando la denominación industrial tradicional 22a, por la que hoy conocemos como 22@. Esta evolución, ha permitido incrementar la edificación, aumentar los espacios verdes y zonas públicas e incluso las áreas destinadas a vivienda social. El requisito imprescindible es sustituir la antigua actividad industrial por oficinas, servicios para empresas y se impulsen las nuevas tecnologías y el conocimiento.
El resultado ha sido espectacular. Poco a poco los propietarios han reemplazado las viejas naves industriales del siglo XIX y principios del XX, por gigantescos representantes del diseño actual. Así el cuadrante del levante sur de la ciudad se encuentra plagado de hoteles, centros de investigación, empresas tecnológicas, parques y zonas de ocio urbano y viviendas sociales, con el azul del mar Mediterráneo como telón de fondo.
El proyecto continúa evolucionando y según los últimos datos del Ayuntamiento de la ciudad, publicados en Diciembre de 2011, el setenta por ciento del techo de áreas industriales de la zona, ha sido o está siendo renovado.
Es importante destacar que este plan también contempla una política de recuperación del patrimonio, que incluye una lista de cerca de cien elementos distribuidos por los casi treinta y siete kilómetros que ocupa el distrito y que han sido catalogados como símbolos representativos de su pasado industrial. Algunos de ellos, como la Escocesa, Can Gili Nou, Palo Alto, la Frigo, Ca l.Illa y la Fábrica Waldés, han sido propuestos como bienes culturales de interés local o Can Ricart, que gozará de la máxima protección por ser considerado bien cultural de interés nacional.
Os animamos a visitar el distrito tecnológico de la ciudad de Barcelona, donde podréis disfrutar de contrastes arquitectónicos como los que muestra nuestra foto de hoy. Un reto al diseño y la geometría y un placer para los sentidos.
Para más información, os recomendamos esta página del Ayuntamiento de la ciudad http://www.22barcelona.com/content/blogcategory/37/123/lang,es/
Foto: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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