Los científicos afirman que hace unos cinco mil millones de años, se produjo el colapso gravitatorio de nebulosa. La evolución de este fenómeno, originó la creación de glóbulos, que más tarde evolucionaron hasta convertirse en las estrellas que hoy forman el sistema solar. Por efecto de la rotación, estas estrellas iniciaron un proceso de enfriamiento y de condensación de polvo cósmico. Como consecuencia de esta transformación, nació el Sol y finalmente los planetas que forman del sistema solar y se disponen en órbitas estables alrededor del Sol. Así, hace unos cuatro mil quinientos millones de años nació la Tierra.
La Tierra es el mayor de los planetas interiores y gira con una órbita elíptica, que sólo se aleja en un 3% del círculo perfecto, alrededor del Sol. Se calcula, que la distancia al Sol es de 149,6 millones de kilómetros, que se ha tomado como definición de la Unidad Astronómica. Para recorrer una órbita completa, emplea 365,256 días, que traducido, implica una velocidad de rotación de 29,79 kilómetros cada segundo. Gira además sobre su propio eje, tardando un día entero, 24 horas, en recorrer una vuelta completa. Tiene un radio medio de 6.371 Km, convirtiéndose en el mayor de los planetas sólidos. Su forma no es perfectamente esférica, ya que su radio es ligeramente mayor en el Ecuador, con 6.378Km, que en los polos, con 6.356 Km. Posee una compleja biosfera, con una vasta hidrosfera, capitaneada por los océanos. Desarrolla una intensa actividad orogénica, dispone de un potente campo magnético y una atmósfera. A unos 384.000 Km se encuentra la Luna, como único satélite.
Para que la Tierra haya llegado a ser lo que conocemos hoy en día, fueron necesarios tres eones, subdivididos a su vez en eras, períodos, épocas y edades. Al eón arcaico que comprende desde 4.000 hasta 2.500 millones de años, se le atribuye el origen de la vida, con la formación de los mares primitivos y las moléculas orgánicas, cada vez más complejas. Durante el eón proterozoico, que abarca, desde 2.500 hasta 570 millones de años, surgen los organismos fotosintéticos, se multiplican las especies unicelulares y aparecen los primeros seres pluricelulares marinos. Finalmente en el eón fanerozoico, desde 570 millones de años hasta la actualidad, proliferan los cefalópodos, algas, peces de agua dulce, anfibios, grandes bosques, insectos, invertebrados, mamíferos, coníferas, dinosaurios, aves, plantas con flores, petróleo, primates, homínidos y hace "tan solo" 1,64 millones de años... Nace el Hombre.
De forma muy resumida, acabamos de comprobar, que a la naturaleza le llevó prácticamente cuatro mil quinientos millones de años, el convertir, los restos de la nebulosa en el complejo, majestuoso y perfecto engranaje, que hoy denominados planeta Tierra. Las especies han convivido en perfecto equilibrio y armonía, superando su propia evolución y situaciones extremas como las glaciaciones. Sin embargo, al ser humano, le están siendo suficientes 1,64 millones de años, para colocar al borde del colapso, la obra más compleja que ningún ingeniero, arquitecto, biólogo, químico, físico, astrónomo, filósofo, escritor, inventor, o lo que es peor, todos ellos trabajando al unísono, hubieran podido jamás imaginar. Estamos destruyendo nuestro hogar desde sus entrañas. Esquilmando sus recursos naturales, intoxicando mares, ríos y aire. Contagiando su tejido vital, con el peor de los virus, la codicia. Hemos teñido de gris, el maravilloso planeta azul.
Sin embargo, cuando todo parecía perdido, las voces de la cordura, parecen escucharse desde toda la geografía terrestre. Aunque algo tarde, comenzamos a comprender el significado de economía sostenible, de aprovechamiento de los recursos, reciclaje, energía verde. Pequeñas pinceladas de color y esperanza, vuelven a decorar el futuro de las generaciones venideras.
Desde aquí, el más firme convencimiento, de que la especie capaz de evolucionar, en menos de dos millones de años, desde el hombre de las cavernas, hasta la era de Internet, mostrará su inteligencia, al evitar que los últimos en llegar a este lugar llamado Tierra, sean los causantes de su desaparición.
Foto: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
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