Mostrando entradas con la etiqueta foto. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta foto. Mostrar todas las entradas

La Foto de la semana 23-11-2014: "El limpiador de fuentes"

Su vida transcurría monótona. Se enfundaba sus pantalones de agua, se introducía en las fuentes de los parques de la ciudad y con los aparejos adecuados se encargaba de que los fondos de las fuentes estuvieran limpios y parecieran atractivos a los visitantes. Tenía un calendario, por distritos para limpiar en orden las fuentes públicas. En sus muchos años de oficio había encontrado prácticamente de todo sumergido en los fondos: relojes, anillos, colillas, basuras de todo tipo y por supuesto monedas. Era lunes y le tocaba el distrito sur de la ciudad. Una enorme fuente, casi estanque, de poca profundidad y larga extensión. Estaba bastante limpia en comparación al mes anterior, lo cual le permitía identificar de forma muy rápida los objetos a eliminar. Vislumbró un brillo a unos metros de donde se encontraba. Era una especie de lámina reflectante que navegaba semi hundida y proyectaba llamativos reflejos en su lento vaivén. La pescó con el bichero y la sacó del agua. Escuchó entonces un grito estremecedor, al tiempo que el brillante papel perdía sus colores y se arrugaba como si se retorciera de dolor. En un acto reflejo, sumergió de nuevo el bichero y pudo escuchar un susurro ahogado que decía "gracias". Confundido, realizó la misma operación tres veces más y tres veces se repitieron los alaridos de angustia y posteriormente los murmullos de agradecimiento. A punto de pensar que estaba perdiendo la cabeza, soltó el bichero y se acercó hasta el papel que brillaba ahora en todo su esplendor. Lo tomó en su mano con cuidado de no sacarlo del agua y se agachó hasta la superficie del agua para contemplarlo mejor. Era precioso. Una serie de líneas curvas que dibujaban graciosamente formas circulares. Dorada, plateada, cobriza... Y en el centro perfilada una boca. Observó durante unos segundos hasta que la boca se movió. 
- Hola limpiador de fuentes.
- Hola, respondió tímidamente mientras miraba a ambos lados para comprobar que no hubiera nadie cerca que pudiera pensar que había perdido la razón.
- Soy la voz de tus sueños imposibles
- No entiendo...
- Puedes contarme tus sueños y haré lo imposible por hacerlos realidad
- ¿Como una lámpara de Aladino?
- ¡Un respeto! Las comparaciones son odiosas
- Disculpa, no pretendía ofenderte
- Bueno, centrémonos. Puedes pedirme tres deseos: uno justo, uno que no sea para ti y otro imposible. Si los formulas adecuadamente, si no muestras avaricia ni egoísmo, haré realidad los tres. Tienes tres minutos, uno por deseo.
A estas alturas el limpiador de fuentes estaba tan concentrado en seleccionar correctamente sus deseos que se abstrajo por completo de su entorno.
- El deseo justo es tener un trabajo que me permita envejecer y morir con dignidad.
- Ummm muy interesante este deseo. Continúa.
- El deseo que no es para mí... Que se descubra la indiscutible cura contra el cáncer. 
- Me gusta este segundo deseo, dijo la enorme boca esbozando una sonrisa
- Y el imposible... que la gente en lugar de tirar basura y desperdicios a las fuentes, sólo lanzara palabras 
- ¿Palabras?
- Sí, de ese modo los limpiadores de fuentes sólo tendrían que recoger sentimientos: olvídame, perdón, te amo, soy libre, he terminado mis estudios... ¿No crees que sería precioso? En lugar de eso, recogen billetes de autobús y bolsas de patatas fritas.
- Está bien. Tus deseos me parecen justos. Déjame pensarlo.
La lámina se movió dulcemente en las aguas del estanque, brillaba con mayor intensidad que nunca los reflejos tenían al joven completamente maravillado. De pronto, la lámina cayó hasta lo más profundo del estanque y desapareció.
El joven se quedó perplejo mirando a su alrededor intentando comprender qué había sucedido. ¿Habría sido el calor de aquel día de Agosto?. Quizá debía tomarse en serio lo de beber más agua.
Confundido y por qué no decirlo, sí, decepcionado continuó trabajando. A la hora habitual recogió sus herramientas y se marchó a casa. Cenó frugalmente y rendido por una profunda y pesada sensación de somnolencia se fue a dormir pronto.
Amaneció en una cama que no reconocía, en un dormitorio que no recordaba y rodeado de sonidos que no le resultaban familiares. Se levantó de la cama y se percató de que a pesar de no reconocer nada de lo que le rodeaba, sus movimientos eran los de alguien habituado a ese entorno. Fue al baño y encontró a la primera la espuma de afeitar, el gel o la pasta de dientes. Supo bajar las escaleras, dirigirse a la cocina y preparar el café... Tomó las llaves de su flamante Mercedes y lo condujo sin dudas hasta el garaje del Hospital Central. Tomó el ascensor, saludó a Natalia, la secretaria de la planta de radiología cuando se cruzó con ella en el pasillo. Abrió la puerta de su despacho, colocó el maletín en su lugar habitual, encendió el ordenador, Mónica, su secretaria saludó amablemente al tiempo que le leía la agenda del día:
- Buenos días doctor Fuentes
- Buenos días Mónica
- Para hoy tenemos la presentación de la cura contra el cáncer a las once en el despacho presidencial, seguida de la rueda de prensa y el convite para políticos y personalidades del mundo de la ciencia. A las cinco de la tarde la inauguración de la fuente de las palabras.

Atónito escuchó las palabras de la joven secretaria tratando de ordenar sus ideas. Tener un trabajo que me permita envejecer y morir con dignidad, era un doctor de prestigio, el doctor Fuentes. Que se descubra la indiscutible cura contra el cáncer, él era el científico que había descubierto la solución a tan cruel enfermedad. Que la gente en lugar de tirar basura y desperdicios a las fuentes, sólo lanzara palabras, iba a inaugurar aquella misma tarde la Fuente de las Palabras.

- Gracias, masculló el hombre visualizando la lámina brillante que cambió su vida.
- De nada, contestó Mónica ajena a la realidad, ¿un café para empezar el día doctor?





Foto: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta foto libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la Semana 16-11-2014: "Te esperaré"

Una pequeña marca en la gruesa capa de nieve que cubría el banco del parque es todo cuanto quedó de él, amaneció congelado una mañana del mes de Febrero. Ella le pidió tiempo para resolver unos asuntos y el respondió "Te esperaré". Y esperó. Los meses del calendario cayeron como las hojas en otoño y él esperó. Cambiaron las modas, las tendencias políticas en el gobierno. El equipo más pobre del campeonato ganó la liga de fútbol y él, continuó esperando. No hubo enfermedad, crisis, noticia o inclemencia climática que hicieran que no acudiera a su cita en el banco del parque puntualmente cada tarde a las cinco. Ni un minuto más, ni uno menos. Siempre con la misma ilusión, con idéntico gusanillo en el estómago. Hoy es el día, se decía a sí mismo. Hoy volveré a ver su sonrisa franca e inocente. Y esperaba hasta que la noche lo empujaba a patadas hacia su casa. Bueno, no  importa, seguro que mañana aparece, repetía para sus adentros. Pero al día siguiente la historia se repetía una y otra y otra vez. La juventud abandonó su cuerpo, el color se disolvió en sus cabellos ya grises como el acero. Sin embargo, la confianza de volver a ver a su amada y la fe ciega en su promesa permanecían aferradas a su corazón con la misma intensidad que aquella mañana de Agosto en la que ella besó sus labios por última vez, fijó sus ojos en los del joven y se desvaneció entre la multitud que paseaba por los senderos arbolados. 
Valentina tenía una misión que realizar antes de poder ser feliz junto a su enamorado. Debía entregar unos documentos al jefe de la guardia nacional. Eran papeles de suma importancia que contenían los detalles del próximo movimiento de tropas que inclinaría el resultado de la guerra hacia uno u otro bando. Su cometido era tan secreto que nadie en su familia, amigos ni siquiera el amor de su vida conocían sus intenciones. Valentina fue descubierta unos minutos después de la entrega del sobre. Fue capturada y torturada durante días para obtener la información que ella había protegido con su vida. No pronunció palabra. Cuando sus captores se dieron por vencidos decidieron encerrarla en lo más profundo de una celda húmeda y oscura. Allí permaneció durante veintitrés días y sus correspondientes noches, sin apenas agua ni comida, sus heridas se infectaron y su cuerpo se fue debilitando hasta que la vida se escapó de entre sus huesos. Nunca supo que a la mañana del vigésimo cuarto día desde su cautiverio, gracias a su heroica acción, acabó la guerra. Habían ganado, pero Valentina murió unas horas antes. Durante sus veintitrés días de agonía, entre delirios y fiebres, sólo imaginaba regresar y cumplir con su promesa. Y así, visualizando el banco del parque expiró. Cincuenta y dos años después, tras haber pasado diecinueve mil ciento cuatro tardes sentado en aquel banco, su corazón dejó de latir pensando en Valentina. Él le dijo "Te esperaré"... Y esperó.



Foto: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta foto libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 02-11-2014: "La vida pasa por ser una pasa"


Efectivamente, la vida pasa por convertirse en una pasa. Hoy en día, hay quien vive profundamente obsesionado por la imagen. Lo cual, está muy bien, siempre que no se traspasen ciertas barreras. La verdad, resulta un tanto patético, pasear por ciertos locales frecuentados por gente de clase media alta y ver las verdaderas atrocidades, a las que someten sus cuerpos por parecer unos años más jóvenes. Rostros estirados, labios, pechos y nalgas de silicona. Con lo bonito que es envejecer con dignidad, se convierten en lamentables caricaturas de sí mismos. El estiramiento de la piel, para camuflar las arrugas, se denomina ritidectomía. He investigado un poco sobre este proceso y se me han puesto los pelos de punta ,al ver la imagen con la que Wikipedia explica el proceso, podéis echar un vistazo aquí http://es.wikipedia.org/wiki/Ritidectom%C3%ADa. Luego viene la recuperación. Los hematomas, molestias y malestares se prolongan durante tres a cuatro semanas. Lo más triste de todo, es que al final la naturaleza hace prevalecer su poder y quienes se han sometido a este tipo de cirugía, deben operarse, una y otra y otra vez más para mantener ese aspecto de jovenzuelos con movilidad limitada. Porque por mucho que alisen su piel, sus huesos y músculos envejecen, se entumecen y pierden flexibilidad. Pasados unos años, ya no queda más piel para estirar y los rostros comienzan a deformarse, a perder sus facciones originales y asimilar una imagen artificial y estereotipada. Por eso yo me quedo con aquella mítica frase de "La arruga es bella". Apoyo a los que reivindican su edad, por lo mucho que les ha costado llegar a ella, y defiendo que la vida pasa, por ser una pasa.


Foto: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta foto libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 26-10-2014: "¿Diferente o mejor?"

¿Es mejor ser diferente o siendo diferente se consigue ser mejor? gran pregunta que no deja de ser la esencia moral y el mensaje de una tradicional historia como la de El patito feo.
Los estereotipos sociales y culturales nos enseñan a ser los mejores. Ganar el partido de fútbol, sacar un diez en el examen, ser el primero en el concurso de preguntas y respuestas...Desde que adquirimos uso de razón se nos enseña a ser  los mejores en aquello a lo que nos vayamos a dedicar. Se imprime en nuestra piel como un tatuaje indeleble la competitividad y el espíritu ganador. Sin darnos cuenta, nos convertimos en un producto clónico. Niños que quieren ser los primeros, adultos que desean ganar más, ancianos solos y llenos de frustración por una vida perdida.
Al mismo tiempo, desde la más tierna infancia aprendemos a mirar de soslayo y con cierto recelo a los que son diferentes. A quienes se atreven a proponer ideas nuevas, innovadoras y que se salen de lo establecido. 
Pero no perdamos de vista que diferente no es más que una cuestión de tiempo. El iPhone era novedoso cuando Apple lo lanzó al mercado y ahora tras todas las copias asiáticas, no es más que un smartphone. Picasso, Dalí, Gaudí, Marcel Duchamp, Helmut Newton, Man Ray, Moholy-Nagy... Fueron rompedores y crearon escuela, pero ya no sorprenden como el primer día, aunque sigamos admirándolos.
Si ahora unimos ambos conceptos, descubriremos que quienes se atrevieron a burlar los estereotipos de su tiempo y a ser diferentes consiguieron ser reconocidos como los mejores en su disciplina. Sin embargo, no fueron los ganadores desde un principio, tuvieron que pasar calamidades, sufrir la desaprobación de la sociedad, vivir en la miseria, en algunos casos, para finalmente obtener el reconocimiento popular y general.
Así pues la pregunta final sería ¿prefieres ser un caballo ganador o un patito de plumas revueltas que algún día se convertirá en cisne?.
Llamadme romántica, pero yo... apuesto por ser diferente.


Fotografía: Edurne Iza 
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 19-10-2014: "Óxido, la sangre de los marinos"


Cuenta una vieja leyenda marinera, que un anciano capitán de barco, murió al timón de su pequeño mercante en una noche de tempestad. El hombre había navegado a lo largo y ancho de los siete mares desde que apenas podía mantenerse en pie. Había sido grumete, marmitón, cocinero y timonel antes de alzarse con el rango de capitán. Quienes le conocían aseguraban que había renunciado a disfrutar de un gran amor por el salado regusto de la mar. Contaban que hubo una muchacha dispuesta a esperarle al regreso de cada uno de sus viajes, a criar a sus hijos en el amor proyectado del padre ausente, a superar escasez, incertidumbre y soledad a cambio de disfrutar de robados momentos de felicidad cuando alguna marea trajera a su esposo a casa. Sin embargo, pese a todos los sacrificios que su amada estaba preparada para realizar, el por aquel entonces joven lobo de mar, prefirió unirse para siempre al vaivén de las olas, a la espuma que rompe contra los arrecifes, a la desesperación de la calma chicha y la angustia del temporal. Pasó su existencia a bordo de alguna embarcación. Al principio como tripulante, más tarde al mando de su propia nave. Sin apenas darse cuenta su corazón se fue secando... igual que la carne en salazón. La noche en que una ola gigantesca le arrebató el último soplo de aliento, su cuerpo inerte fue zarandeado y arrastrado hasta lo más profundo de los abismos. Su corazón se deshizo en millones de partículas microscópicas que fueron diseminadas por las corrientes marinas de un extremo al otro de nuestro planeta. Por eso los más ancianos afirman que los hierros se oxidan al contacto con el agua de mar, para recordarnos que está impregnada con la sangre de todos aquellos que le entregaron su vida. De todos los corazones que repartieron ínfimas gotas de su sangre entre sus aguas para generar más y más amantes de su inmensidad indomable.



Fotografía: Edurne Iza 
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 12-10-2014: "Él nunca lo haría"



Nos llenamos la boca de decir que el perro es el mejor amigo del hombre. Que los tratamos como a un miembro más de la familia. Afortunadamente así es en muchos casos, pero no en todos. Aún no he podido recuperarme del impacto del caso Excalibur. Parece imposible que en pleno siglo XXI, en Europa, rodeados de organizaciones de protección de los derechos de esto y de aquello, de innovación, tecnología, investigación... En una era en la que estamos a punto de encontrar planetas alternativos con atmósferas adecuadas para la vida humana, en la que se realizan desarrollos tecnológicos al límite de la ciencia ficción, la primera medida que se tome sea sacrificar a un perro que pudiera estar contaminado con un virus, del que no sabemos siquiera cómo reacciona en otros mamíferos. Quizá a las "autoridades" no se les ocurriera pensar en una cuarentena, en observar, estudiar, analizar, aprender incluso de cómo este virus que está acechando la seguridad de la raza humana se comporta. Por supuesto, era mucho más sencillo sacrificar al animal, sin siquiera plantearse segundas opciones. Tal y como han transcurrido los acontecimientos, más suena a un intento absolutamente desafortunado y poco inteligente de lavar la imagen de un comportamiento tercermundista y poco profesional de los políticos del país, en el tratamiento de esta amenaza llamada Ébola. 
¿Dónde quedan ahora las campañas de concienciación contra el abandono o el maltrato a los animales como la tan famosa "Él nunca lo haría"?. Ahora más que nunca, han tenido la oportunidad de mostrar al mundo su verdadera conciencia hacia los animales y lo han hecho. Del modo más triste y nefasto posible, pero ha quedado muy claro cuál es el camino que emprende un país en manos de incompetentes y descerebrados. Emprende el camino de poner en riesgo muchas vidas por negligencias encadenadas, el camino de la falta de respeto hacia el entorno, el medio ambiente y los seres con los que compartimos este planeta. El camino del autoritarismo, de la ignorancia, la mentira, la improvisación, la injusticia. En días como hoy... Me avergüenzo del ser humano, me avergüenzo de ser humana.
Fotografía: Edurne IzaTexto: Onintza Otamendi IzaPuedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.









La Foto de la semana 28-09-2014: "¿Nacionalista? Sí igual que tú"

La tierra, las raíces, la lengua... Desde que comenzamos a tener uso de razón, subimos uno a  uno los escalones de la vida y en función del entorno social y cultural en el que crecemos, adquirimos con mayor o menor fuerza unos u otros valores. Estudiamos historia y memorizamos los acontecimientos vividos y sufridos por otras generaciones como si de películas se tratara. Como si el hecho de comprender y analizar los errores que otros cometieron, fuera suficiente para evitar que nosotros volvamos a tropezar con las mismas piedras. 
Hay palabras, conceptos, que de tanto repetirlos han perdido su esencia y el significado más puro y profundo que emanan. Democracia, libertad de expresión, estado de derecho... Sin embargo, miramos a nuestro alrededor y esos derechos básicos y esenciales de que todo ser humano debería disfrutar por definición, se quebrantan con total impunidad. A la vista y oído del mundo entero se pretende no sólo ignorar si no aplastar, el deseo de todo un pueblo, de muchos pueblos.
Hubo una época en la que decir en voz alta "soy nacionalista" era casi como reconocer un pecado por el que uno debía ser castigado. Nacionalismo ha sido una de esas palabras manidas y distorsionadas por los intereses políticos de unos y otros. Durante un tiempo intenté ocultar que me sentía nacionalista, por aquello de no ser señalada con el dedo, de no ser observada como sospechosa. Sin embargo, necesité muy poco tiempo para mirar a mi alrededor y comprender que los que me despreciaban por nacionalista, henchían su pecho al ver ondear la bandera de su nación; dejaban resbalar una lágrima por su mejilla al escuchar el himno de su país y gritaban con todas las fuerzas que sus pulmones les permitían si su selección de fútbol marcaba en un campeonato internacional. Ese día llegué a la conclusión de que todos somos nacionalistas y de que los nacionalistas más radicales, son a menudo los que intentan tachar despectivamente de nacionalistas a los que en inferioridad de condiciones por los acontecimientos históricos de los que antes hablaba, perdieron su frontera o sus derechos políticos y viven condenados a esperar una nueva oportunidad en la historia. Una curva inesperada, o premeditada, en el camino, que escriba un capítulo más en los libros que estudiarán los niños del futuro. Por eso cuando alguien me pregunta si soy nacionalista, mi respuesta es contundente: Sí, igual que tú.
Estamos en pleno siglo XXI rodeados de alta tecnología, inimaginable hace dos o tres generaciones y sin embargo los hombres y mujeres de este planeta, siguen dando su vida en sentido literal, político, económico o cultural, por una bandera, por un idioma, por una frontera o por un derecho básico e inquebrantable como la libertad de expresar sus deseos y sentimientos.

No se puede evitar que los árboles echen raíces, ni mirar al mar sin sentir que te invade una satisfactoria sensación de liviana libertad. 



Fotografía: Edurne Iza en Sa Conca, Platja D´Aro, Catalunya.
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 07-09-2014: "¡Buen viaje!"

Pocas veces a lo largo del año nos damos cuenta de que el tiempo pasa tan rápido como cuando estamos de vacaciones. Los primeros días, tenemos la sensación de poder realizar cientos de actividades. Por fin podemos dedicarnos a la familia, amigos, a nuestras aficiones y actividades favoritas sin la presión del reloj marcando los minutos para ir al trabajo, sacar al perro, llevar los niños al colegio, la hora de cierre del supermercado... Pasada la primera semana, los minutos pasan de un modo distinto. Es como si cada sesenta segundos durara, en realidad, treinta. En pocos días se acelera esta dinámica hasta que el día antes de la vuelta a la normalidad nos parece que se esfumara en apenas unas horas. Y así, de este modo, ha amanecido el primer fin de semana de Septiembre donde "La Foto de la semana" inicia una nueva travesía. Esperamos que sea un viaje apasionante, lleno de historias, imágenes y minutos para compartir con todos vosotros. Hoy levamos anclas rumbo al horizonte de la imaginación. A todos los que decidáis acompañarnos... Bienvenidos y ¡Buen viaje!







 




Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.


La Foto de la semana 27-07-2014: "Salto a las vacaciones"






A estas alturas del mes de Julio, con el cansancio acumulado del largo año a nuestras espaldas, es tiempo de pensar en vacaciones, en descanso. A menudo nos resulta difícil desconectar del ritmo frenético de trabajo, estudios y obligaciones varias, por eso desde Fotografía Edurne Iza os recomendamos avanzar hacia esos días de asueto libres de cualquier presión, cerrar los ojos, respirar hondo y saltar en cuerpo, corazón y alma a disfrutar hasta el último segundo de las tan ansiadas y a su vez breves vacaciones.

¡Hasta el 7 de Septiembre!                                                                                                                                                                                                                                                                                                                

Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 20-07-2014: "Si soplas, vuelo"



Pablo paseaba por el prado en un día de primavera. Observaba las plantas, las flores, percibía el aroma de la naturaleza. De pronto escuchó una vocecita que decía con suavidad:

- Soy una flor delicada, atractiva y si soplas, vuelo. 

Pablo miró a su alrededor y comprobó que estaba completamente solo. Sin embargo, la voz repitió una y otra vez las mismas palabras. Desesperado, pues no sabía de dónde procedía el sonido, decidió sentarse sobre la hierba y analizar la situación. Entonces descubrió una flor blanca, de aspecto frágil y esponjoso que parecía formada por miles de diminutas fibras de algodón. Aún incrédulo se dirigió a ella con cautela:

- ¿Eres tú, hermosa flor, la que hablas?
- ¿Y quién si no?, respondió airada. Soy una flor delicada, atractiva y si soplas, vuelo.
- Entonces ¿Quieres que sople? ¿Quieres volar?
- ¿Quieres tú verme volar?
- ¿Si lo hago desaparecerás?
- Volar, es ser libre. Dejaré de estar a tu alcance, de tener la forma actual. Recuerda, la materia no desaparece, tan sólo se transforma.

Pablo dudó unos segundos. Luego llenó sus pulmones de aire y sopló. La hermosa flor se deshizo en miles de diminutas pelusillas blancas que flotaron en todas direcciones. El muchacho hubiera jurado que antes de alejarse tanto entre ellas que fuera imposible seguirlas con la mirada, dibujaron una sonrisa en el aire. Después cada hebra del color de la nieve emprendió un vuelo en solitario. Hacia un nuevo destino.

Pablo permaneció sentado con la vista perdida en el infinito repitiendo para sus adentros: si soplas vuelo; volar es ser libre; la materia no desaparece, tan sólo se transforma.



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 13-07-2014: "La Vendedora de Espárragos"

Una figura en la calle es todo cuanto ha quedado de la vendedora de espárragos, pero al menos, es un hermoso modo de mantenerla viva en el recuerdo de las generaciones que lejos quedan ya de lo que fuera su vida. Como su madre y la suya entes que ella, Mariela cultivaba sus tierras. Las cuidaba con esmero y obtenía suculentas cosechas de espárragos, que eran su especialidad. Cuando llegaba la temporada, los recolectaba, limpiaba, seleccionaba por tamaños y calidades y acudía a la plaza del pueblo para vender los frutos de su trabajo. Cuando tuvo la edad suficiente, la menor de sus hijas, Violeta, le acompañaba en todos sus quehaceres, sirviéndole al mismo tiempo de gran ayuda e inestimable compañía. Así pasaban los días, del campo a la plaza y de la plaza a casa. Las manos curtidas y los huesos doloridos, pero la satisfacción del trabajo realizado y los fondos suficientes para afrontar un nuevo invierno, alimentos, ropas, semillas y abono para la nueva cosecha y las reparaciones propias de una casa de campo. 
Sin embargo, aquel año fue diferente. La primavera fue lluviosa y más fría de lo normal. La cosecha fue escasa. Incansables acudían a su cita diaria para vender apenas unos puñados de espárragos. Era domingo, estaba nublado y el cielo amenazaba con partirse en dos y dejar caer toda su furia sobre la pequeña aldea. Ajenas a las adversidades climatológicas, prepararon su mesa y colocaron ordenadamente los productos por talla y categoría, como hacían siempre. Las nubes se tornaron negras y la luz desapareció del cielo en apenas unos segundos. Sólo tuvieron tiempo de mirarse la una a la otra con gesto interrogante. Una imprevisible ola de frío cubrió la plaza dejando todo congelado a su paso. Cuando unas horas después los rayos del sol se atrevieron a asomar de nuevo, todo cuanto había quedado eran dos estatuas de hielo y unos cuantos espárragos congelados sobre la mesa, exactamente en el mismo lugar donde hoy descansa la figura de La Vendedora de Espárragos.


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 06-07-2014: "Las torres del amor"

Cuenta la leyenda que hace tantos amaneceres como granos de arena en una playa, dos hombres nacieron a la misma hora en dos extremos opuestos de la ciudad. Uno creció en la opulencia, disfrutó de la mejor educación, aprendió música, pintura y diferentes idiomas que le permitieron viajar y conocer el mundo. El otro, humilde de nacimiento comenzó a trabajar en el primer instante en que pudo mantenerse en pie por sí solo. Al principio llevando y trayendo materiales a la carpintería de su padre, barriendo el serrín y los restos del trabajo. Conforme su cuerpo creció y se convirtió en un fornido joven, también sus tareas fueron tornándose recias y pesadas. 
Las vidas de ambos hombres nunca debían haberse cruzado. A pesar de que sus hogares distaban apenas unos cientos de metros, sus mundos eran por completo opuestos. Sin embargo, el destino es caprichoso y el amor aún lo es más. Y fueron ambos, amor y destino quienes dieron un giro inesperado a sus vidas. Uno conoció a Ermelinda en un solo de piano en el Palacio del Norte. El otro, al hacerle entrega de una caja de música de madera de ébano encargada por el padre de la muchacha para agasajarla en su vigésimo cumpleaños. Ambos quedaron prendidos de su belleza. Uno de sus modales elegantes y sus gestos angelicales. El otro, de la pureza de su mirada. De unos ojos melancólicos que vivían encerrados en la jaula de la opulencia. 
El primero, invitaba a la joven cada semana a palacio. El segundo comenzó a recibir sus visitas inesperadas en la carpintería. Primero fue un espejo,  luego un armario, más tarde una cómoda... Siempre encontraba Ermelinda un buen motivo para sumergirse en la magia del aroma de la madera, las virutas que revoloteaban por el taller, las herramientas chirriantes desafiando la robustez de los materiales. Cuando la muchacha recibió la propuesta de matrimonio durante un concierto a cuatro manos, la rechazó y declaró su amor por el joven carpintero, para horror y estupefacción de todos los presentes.
Cuando el honor, la hombría y el amor se mezclan en un arrebato de orgullo, la única salida posible es un duelo a  muerte. Cuando el frío de la Parca acecha, no hay ricos ni pobres. Sólo queda el valor de defender aquello por lo que se está dispuesto a morir. 
Amanecer de verano, una loma a las afueras de la ciudad, dos espadas de filos relucientes. Ropas cubiertas de trabajo a un lado, al otro, puños blancos de bordados delicados. Cuenta atrás, pasos, silencio, corazones agitados, giro de talones. El rechinar del metal luchando uno contra el otro, duró apenas unos segundos. Se escuchó un grito ahogado entre la multitud y dos cuerpos inertes y ensangrentados cayeron sobre la hierba verde y fresca que quedó teñida de rojo en apenas unos segundos. La técnica igualó a la fuerza y sólo hubo vencidos.
Ermelinda vivió sola. Tocando el piano día y noche y adorando su pequeña caja de ébano. Cuando heredó la fortuna de su padre, invirtió hasta el último céntimo en construir dos torres idénticas que representaban a aquellos dos jóvenes de corazón puro que el destinó arrebató de su vida. Cuando ambas torres estuvieron terminadas, Ermelinda trenzó una cuerda con finas fibras de madera e hilos de seda. Ató sus dos extremos, uno a cada torre y comenzó a caminar haciendo equilibrios de un lado al otro. Cuando llegó al punto central entre ambas torres, realizó una elaborada reverencia hacia una de ellas, lanzó una mirada llena de amor hacia la otra y se dejó caer al vacío. 



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 22-06-2014: "La Torre de los Deseos Olvidados"

Desde la pequeña ventana que iluminaba la estancia podía ver un paisaje hermoso. Pasaba horas ensimismado fantaseando sobre lo que haría si pudiera recorrer los prados, caminar entre los árboles y perderse por los bosques. Había memorizado cada centímetro de  aquella vista, como si de un cuadro se tratara. Lo había visto de un verde resplandeciente en primavera, vestido de cálidos ocres en otoño y engalanado con el manto de la nieve en los meses de invierno. 
Pero Daniel nunca podría tumbarse sobre la hierba ni apreciar el aroma de los árboles en una cálida tarde de Agosto. No podría remover la tierra con sus dedos ni disfrutar de la indescriptible sensación de libertad que provoca la brisa removiendo los cabellos. Daniel permanecía prisionero en la Torre de los Deseos Olvidados y esa era la mayor maldición que podía recaer sobre cualquier ser. Humano o divino. 
Cuenta la leyenda que cuando alguien que nos ama profundamente desea que se cumpla para nosotros algo con tanta intensidad que daría su vida a cambio de que sucediera, en realidad nos está condenando a vivir encerrados en la Torre de los Deseos Olvidados. Eso es lo que involuntariamente consiguió Manuela, la madre del joven, desde el mismo día en que éste nació. Manuela era una hermosa campesina enamorada de un pobre granjero. Con humildad y paciencia vivían su amor fruto del cual nació Daniel. El dueño de las tierras que trabajaban, un viejo tan rico como nauseabundo, se encaprichó de la belleza de la joven y ante sus constantes rechazos, vio como solución a sus anhelos asesinar al esposo suponiendo que la joven viuda con el bebé en sus brazos, sola y desamparada caería rendida a sus pies. Sin embargo, Manuela, prefirió huir al bosque con su retoño y sobrevivir allí junto a los osos y las ardillas, antes que ceder a las presiones del viejo desalmado y asesino de su amor. Los veranos sucedieron a las primaveras y éstas llegaron para iluminar los inviernos que a su vez habían congelado los otoños. El pequeño tenía ya siete años y la joven madre vivía angustiada por el futuro de su vástago. Proyectó en él su vida entera. Sus sueños de venganza, de justicia, de una vida mejor, eran los únicos temas de conversación entre ambos. Era una obsesión enfermiza que mantenía al mismo tiempo a Manuela con vida, pero aislada de la realidad. Sumida tan sólo en el oscuro deseo que que su hijo consiguiera todo aquello que la vida y la maldad de algunas personas les habían negado a su esposo y ella. Tan grande era su fijación, que sin quererlo, sin pensarlo, sin ser consciente de en qué momento sucedió, condenó a su hijo a vivir en la Torre de los Deseos Olvidados, que es donde quedan encerrados para toda la eternidad aquellos seres que alienados por los sueños ajenos, viven sus vidas a través de otros ojos, acumulan experiencias que no son las suyas, se frustran por desgracias ajenas y saborean venganzas que ni tan siquiera saben a satisfacción. Y es que Manuela, como tantos otros, olvidó en su lucha por la supervivencia, que dos personas bajo las mismas circunstancias, en el mismo punto del espacio y el tiempo, buscan soluciones diferentes a un mismo problema. Y presa del amor emponzoñado por el amargo regusto de la venganza, destruyó a quien se había convertido en su razón para existir confinándolo a vivir eternamente mirando el futuro tal y como ella lo había dibujado, como si de un cuadro al óleo se tratara.



Fotografía: Edurne Iza Panorámica de Heidelberg, Alemania
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 01-06-2014: "El errante caminante"

Descalzo, con pobres y raídos ropajes, una vieja capa y un sombrero por toda protección, caminaba errante Bartolomé. Era un hombre joven, curtido por el sufrimiento, de cuerpo musculoso y huesos fortalecidos por la dureza de una vida plagada de escollos. Agricultor de profesión, cultivaba sus tierras de sol a sol con la esperanza de conseguir algún día una vida mejor: una esposa, hijos, un hogar que defender y en el que refugiarse. Una mañana lluviosa los tesoreros del rey irrumpieron en casa de Bartolomé. Le mostraron unos documentos que no consiguió comprender y asaltaron su cabeza con palabras que nunca había escuchado. Tras unos minutos lo sacaron a patadas de su cabaña y le dijeron que se marchara, todo aquello por lo que había luchado era ahora propiedad del soberano. ¡Lárgate cucaracha!, fue lo último que escuchó mientras caía rodando por la ladera. Aquella noche durmió en el bosque. Protegido por los árboles y arrullado por el suave canto de las aves nocturnas. Por la mañana se sentía algo menos desgraciado. Pensó que aún era joven y fuerte y podía continuar peleando por su futuro. Decidió pasar el día descansando y recuperando fuerzas y comenzar al día siguiente la aventura de su nueva vida. No se daría por vencido. En busca de bayas y frutos silvestres caminó sin rumbo durante horas. Se adentró en una zona del bosque totalmente desconocida para él. Los árboles eran altos y frondosos y apenas dejaban pasar la luz del sol. Intentó regresar pero ya anochecía y no consiguió encontrar el camino de vuelta. Se sentía observado, algo le inquietaba pero no podía explicar el qué. Decidió borrar aquellos oscuros pensamientos y descansar en una hendidura de la roca que le protegería del frío. Bartolomé desconocía que había llegado al territorio del señor de los sueños. Un ser despiadado que robaba los sueños de cuantos se atrevieran a acercarse a su reino. Durante la noche colocó sus manos de uñas negras y afiladas a ambos lados de la cabeza de Bartolomé y mientras él dormía, ajeno a su destino, robó todas las bellas imágenes que le mantenían con vida. Le arrebató la casa, la esposa, los hijos, el perro, se apropió del único y más preciado bien del campesino. Le robó sus sueños. Al amanecer, Bartolomé despertó vacío. No sabía que le había sucedido durante esa fatídica noche, pero sentía en lo más hondo de su ser, que ya no tenía una razón para luchar, no tenía sueños, dentro de su alma, la nada. Así el hombre pasó el resto de su existencia errando por los caminos sin rumbo ni destino. Hoy, en cada plaza de cada pueblo y ciudad podemos ver una estatua que simboliza al errante caminante, para que cada hombre, mujer y niño recuerde que no importa cuan dura sea nuestra vida y empinado nuestro camino, todo irá bien mientras mantengamos a salvo nuestros sueños.




Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 11-05-2014: "No hay problema que no solucione... Maya"

Toda una generación creció al ritmo de la pegadiza canción y atrapada por el encanto de las aventuras de la traviesa abeja Maya y su inseparable amigo Willy. Durante años fueron nuestros compañeros de juegos y aún hoy se repone la serie en televisión y los DVD causan furor entre los hijos de quienes entonces disfrutábamos con tan dulce personaje. Sin embargo, el promedio de vida de una abeja obrera es de cuarenta y cinco días y en el caso de los zánganos, de tres meses. Estos períodos de vida varían en función de la época de más o menos actividad de las abejas. En tiempos de recolecta y dado el elevado número de vuelos que realizan las obreras en busca de polen, sus alas se deterioran a gran velocidad y su esperanza de vida ronda los quince días. En el momento en que las abejas pican, pierden su aguijón, que al tener forma de anzuelo queda prisionero en su víctima y sin su aguijón, mueren a los pocos minutos. Ahora que se un poco más sobre la azarosa vida de tan trabajadores insectos veo si cabe con mejores ojos los entrañables dibujos animados, sin embargo me alegro infinitamente de no haber sabido de la dureza de la vida de las abejas hasta muchos años después. Sinceramente nuestra infancia ya quedó suficientemente marcada con perder a la madre de Bambi, a David el gnomo y con las lloreras provocadas por Heidi, Marco, El Patito Feo, Oliver Twist... 



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella. 

La Foto de la semana 04-05-2014: "Ser madre. La historia de un sacrificio invisible"



Las nieves hacía semanas que habían desaparecido. Los árboles habían renacido y las diferentes tonalidades de verde invadían bosques y praderas. En el castillo todo estaba a punto para la gran celebración. Primavera era una princesa hermosa y dulce que preparaba su boda con el príncipe Horizonte. Ambos jóvenes se querían desde niños y todo el que les conocía sabía que su destino era estar juntos. El padre de Primavera había fallecido hacía algunos años y la mayor ilusión de la muchacha era que su madre, Prado, estuviera a su lado en el gran día. La ceremonia comenzaría en unas horas y el castillo rebosaba alegría y optimismo. Horizonte debía llegar en unos minutos y sería recibido por la madre de la novia para acompañarlo hasta la sala de celebraciones. Prado comenzó a inquietarse cuando el joven príncipe se retrasaba de la hora acordada. Estaba inquieta, como si presintiera que una nube gris estaba a punto de ensombrecer la felicidad de sus vidas. El reloj movía sus agujas más rápido de lo que Prado hubiera deseado cuando irrumpió en su alcoba una mujer vestida de negro, con un sombrero de ala ancha que le cubría medio rostro y una mirada opaca e impenetrable como la guarida de una fiera. 
La misteriosa visitante resultó ser Vacío, la bruja de las tinieblas. Era la bruja más temida del reino, conocida por destruir los instantes felices en la existencia de las gentes que ajenas a su maldad sólo se preocupaban de vivir. Pronto, Prado comprendió que el retraso de Horizonte no podía estar si no relacionado con alguna argucia de la bruja y sacando fuerza a pesar del terror que invadía su alma le preguntó:
- ¿Qué le has hecho? ¿Dónde está Horizonte?
Con una carcajada escalofriante la bruja se frotó las manos dejando ver unas uñas largas, retorcidas y ennegrecidas por la suciedad, para explicar con despiadada parsimonia que el príncipe había tenido un desafortunado accidente cuando se aproximaba a caballo al castillo.
Prado desesperada se abalanzó sobre la bruja al tiempo que gritaba ¡Desgraciada! ¿Qué le has hecho?.
Vacío disfrutaba observando la angustia de Prado que viendo arruinado el que suponía debía ser el día más feliz de la vida de su hija se desmoronó en un llanto profundo y silencioso. Entonces la bruja susurró con malignidad 
- Aún no está todo perdido
- ¿Qué insinúas? ¿Hay algún modo de salvar a Horizonte?
- En realidad... Si
- Dímelo, haré lo que sea
- ¿Lo que sea?. En ese caso, puedo salvar al estúpido jovenzuelo y hacer que llegue a tiempo a la boda con su amada, siempre y cuando tú te conviertas en mi sirvienta. Vivirás en mi cueva, cocinarás y limpiarás para mí eternamente. Pero como en realidad no soy tan cruel como puede parecer, te concederé una gracia. Desde una pared de roca mágica podrás observar la felicidad de tu hija. Podrás verla sin ser vista. Tendrás el privilegio de ver cómo te odia para luego borrarte de su vida sin más.
- Pero si no aparezco en la ceremonia Primavera se morirá de dolor... No puedo hacerle eso.
- Tranquila, está todo pensado. Escribirás una carta de despedida en la que le convencerás de que hay motivos ocultos que te obligan a abandonar el castillo. Sufrirá... sí, pero te olvidará pronto y será feliz. ¿No es eso lo que quieres?. Tic-tac, tic-tac... los minutos pasan...
- Está bien. Acepto.
Prado se sacrificó para que Horizonte viviera y llegara a tiempo a la boda. Escribió la carta y sin que la bruja pudiera percatarse pidió a su ama que vistiera uno de sus trajes para que confundida entre la multitud de invitados, Primavera creyera ver a su madre disfrutando con ella de un día tan feliz. De ese modo, no suspendería la boda y encontraría la carta una vez que la bruja le hubiera arrastrado a su mundo de oscuridad y penuria.

Tal y como Vacío vaticinó, Primavera fue feliz y Prado con los ojos secos de tanto llorar, pudo observar, prisionera detrás de la pared mágica, cada día de la vida de su pequeña. Fue un sacrificio invisible, como la mayoría de los que hacen las madres por sus hijos. Sin embargo, Vacío se equivocó en algo que se convirtió en la razón de vivir para Prado. Desde su encierro, pudo comprobar cómo su hija lejos de olvidarle, guardaba en un arcón de madera fotos y juguetes de infancia, cómo recordaba a su madre con amor infinito y como a su primera hija le llamó Prado en honor a quien le diera la vida y la defendiera con la suya propia.

Dedicado a todas las madres, que hacen sacrificios invisibles y se vuelven invisibles por amor a sus hijos.



Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 27-04-2017: "¿Quién dijo pudor?"

Atónita y ojiplática me quedé al encontrar el inodoro de la imagen en plena vía pública. Hasta hace poco mirábamos con gesto acusador a quienes sin poder aguantar las necesidades fisiológicas bajaban sus cremalleras y descargaban lastre apuntando hacia algún árbol. Pues peor se pone la cosa, o mejor, según se mire. Parece ser que en breve encontraremos al vecino del quinto o a la del tercero, con las verguenzas al aire y aliviando necesidades mayores en el parque del pueblo. Mal lo que se dice mal no me parece. Al fin y al cabo es natural, al estar al aire libre se evita la concentración de malos olores y total, si los perros lo hacen ¿por qué no los humanos?. Pero ya puestos creo que les ha faltado un poco de detalle y han perdido una oportunidad única de hacer negocio. Me falta una máquina dispensadora de revistas y periódicos y otra de papel higiénico ¿quién va a resistirse a echar una ojeada a las noticias del día en un momento tan especial y relajante?. Reconozcámoslo, es un clásico. También les falta una cubierta en caso de lluvia. Qué pasa ¿qué solo podremos defecar en la calle cuando haga sol?. Si esta imagen se hubiera tomado en el centro o el norte de Europa, el inodoro tendría protección contra la lluvia, un sistema de limpieza tras cada usuario, hasta pantallas interactivas para seleccionar audio y vídeo durante "el acto" incluyendo un dispositivo para soltar los cincuenta céntimos de turno de cada visitante. Es lo malo de este país, todo lo hacemos a medias. Hasta para cagar la cagamos. 


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 20-04-2014: "Feoh"


Fe y Feoh son los nombres de la runa (nórdico antiguo inglés antiguo feoh) que representa el sonido f en los alfabetos rúnicos futhark joven y futhorc respectivamente. Significa "riqueza (móvil)", y tiene la misma raíz que la palabra inglesa fee que originalmente significaba "oveja" o "ganado", al igual que los términos del: neerlandés Veealemán Viehlatín pecum y sánscrito pashu.
Esta runa ya aparece en el futhark antiguo y aunque su nombre en protonórdico no ha quedado registrado se ha reconstruido lingüísticamente como fehu, con los significados originales de "dinero, ganado, riqueza".
La letra equivalente en el alfabeto gótico, se llama faihu. La gran similitud que hay entre todos los poemas rúnicos y el nombre de la misma letra en el alfabeto gótico, es infrecuente y da al nombre reconstruido para el futhark antiguo un alto grado de fiabilidad.
La forma de la runa está probablemente basada en la v etrusca, F, que es como la griega digamma Ϝ y la latina F y en última instancia la letra fenicia waw w.


Fuentes: http://es.wikipedia.org/wiki/Fehu
Fotografía: Edurne Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.

La Foto de la semana 13-04-2014: "Amapola roja, el soldado caído"



En algún momento de la Segunda Guerra Mundial, la amapola roja, que crece de manera espontánea en primavera entremezclada con cultivos de cereales, se convirtió en símbolo de los soldados caídos. Quizá por su fragilidad o por su color, que asemeja el de la sangre derramada. Lo cierto es que es una flor inspiradora de sentimientos. Salpica los campos con intensidad y fragilidad a partes iguales. Sin embargo lo más fascinante, casi sacado de un cuento de hadas es que... una vez cortada muere casi en el acto. Por eso, debe disfrutarse en su hábitat, en plena naturaleza, toda su magia y belleza se desvanecen en el momento en que su tallo se corta. 
El ser humano tiende a capturar todo aquello que encuentra bello, para poder disfrutarlo y observarlo. Encierra animales exóticos en jaulas para su exhibición pública y sólo hay que mirarles a los ojos para saber que están muriendo lentamente. Recorta las alas de majestuosas aves para poder observarlas cautivas en diminutas jaulas... Y aún les exige que deleiten sus oídos con armoniosos cantos. Sin embargo la amapola, tan delicada e indefensa como parece, ha encontrado su defensa perfecta contra el ser humano... sólo puede ser disfrutada en vida, arraigada a la tierra. Es rebelde e indómita. Así que hoy no puedo más que reivindicar que todos deberíamos ser un poco amapola.


Fotografía: Edurne Iza
Texto: Onintza Otamendi Iza
Puedes descargarte esta fotografía libremente. La única restricción es su venta y/o el uso lucrativo de la misma. No olvides que toda obra pertenece a su autor, haz un buen uso de ella.